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El cuido, una responsabilidad compartida por sector público y privado

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Ochenta porciento de los hogares costarricenses que tienen niños menores de 4 años asumen, de alguna forma, el 100% del cuidado de estas personas. Y en muchos casos esto significa que las mujeres, madres o abuelas, asumen esta labor.

Así lo indicó una infografía del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC) que compartió como parte de la celebración del Día del Niño en setiembre del 2022, donde buscaba mostrar “la situación de nuestra niñez”. En ella, se presentan datos interesantes, como que cuando se trata de acceso a la educación y el cuido, sólo el 19,5% de los niños y niñas entre 0 y 4 años asisten a algún tipo de centro de cuido y desarrollo infantil, a diferencia de un 97,8% de los niños y niñas entre 5 y 6 años, y un 99,6% de aquellos entre 7 y 12 años.

Según los resultados de la Encuesta Nacional de Hogares de julio del 2022, “el indicador ‘Fuera de la fuerza de trabajo por obligaciones familiares’ es el que presenta la mayor incidencia de su grupo, afecta al 23,2 % de los hogares en pobreza por IPM [índice de Pobreza Multidimensional].

“En la mayoría de los casos se refiere a hogares donde hay al menos una mujer que, queriendo trabajar, no puede hacerlo porque debe dedicarse a ciertas obligaciones familiares como, por ejemplo, el cuido de personas”, lee el informe.

“El cuido es la piedra angular de la reactivación económica”, dice Pamela Castillo, de la Secretaría Técnica de la Iniciativa de Paridad de Género Costa Rica (IPG). Hizo este comentario en una entrevista en el 2021 para El Colectivo 506. Una nueva conversación con Pamela en el 2022 trajo a la luz tres programas que, desde la óptica del IPG, continúan atendiendo esta necesidad: opciones de cuido de personas dependientes menores de cuatro años que permitan que las mujeres, y las familias, puedan salir a trabajar o estudiar y mejorar así su condición socioeconómica.

La Red Nacional de Cuido y Desarrollo Infantil

La Red de Cuido y Desarrollo Infantil (REDCUDI) que existe en Costa Rica se ha vuelto un programa de referencia a nivel regional. Estructurada y fortalecida en una ley del 2014 parte del trabajo de la administración de Laura Chinchilla, la red busca asegurar no sólo que las familias puedan acceder a servicios de cuido de primera infancia, sino que el servicios sea de calidad.

“Generalmente se pensaba: red de cuido, igual, pobreza”, explica Itzel Granados de la Secretaría Técnica Red Nacional de Cuido y Desarrollo Infantil. “Pero la ley es más amplia porque lo que nos dice es que cualquier persona, pública, privada o mixta, que en este país brinde servicios de cuidado y desarrollo infantil es parte de la red. Desde todas las instituciones públicas nuestro trabajo es apoyarles para que puedan brindar un servicio de calidad a sus niñas y sus niños”.

A nivel estatal, en el 2021 se ofreció alguna alternativa de cuido a más de 67.000 niños y niñas en alguna de las formas de atención bajo los programas del IMAS, PANI y CEN-CINAI. Un corte a setiembre del 2022, más de 58.000 niños y niñas han recibido la atención este año. Sin embargo, esta población corresponde a familias que se encuentran bajo la línea de pobreza, que es la población que puede subsidiar el estado, o que por estudios realizados por entidades como el PANI, indican que las familias necesitan del apoyo estatal por diferentes razones. Por ejemplo, uno de estas razones puede ser que cerca de esa familia sólo existen ofertas de cuido estatal.

Los datos muestran que desde el 2015 la cobertura de opciones de cuido ofrecida por el estado a población vulnerable ha aumentado en un 50%. Itzel explica que el IMAS, PANI y CEN-CINAI, que son las unidades ejecutoras del programa, han logrado este aumento a pesar de no aumentar sus recursos disponibles desde el 2014.

“Hemos podido estirar la cobija y cubrir a la mayor cantidad de niñas y niños”, dice Itzel.

Según datos suministrados por la Secretaría Técnica de la REDCUDI, a Octubre del 2022 existen 1327 centros de cuidado y desarrollo infantil que reciben esta población subsidiada. Estos centros son de diferentes modalidades: desde las Casas de la Alegría que atienden población migrante que trabaja en la recolección de café en la zona sur y la zona de Los Santos, hasta Cecudi Municipal, CEN CINAI, Hogares comunitarios, y centros de cuido privados que reciben población subsidiada por el IMAS.

Ahora bien, la Ley 9941 “Reactivación y Reforzamiento de la Red Nacional de Cuido y Desarrollo Infantil” de marzo del 2021 establece nuevas opciones de financiamiento para la red que permitirían aumentar la cobertura de estas ofertas de cuido públicas. Estos nuevos recursos corresponden a superávit—dineros presupuestados que no se utilizaron, de diferentes instituciones. Sin embargo, aún se está estudiando si estos superávits están libres para ser utilizados y además, cuáles serían las implicaciones fiscales que deben aplicarse a los mismos.

“Esto es algo que se está trabajando fuertemente al más alto nivel”, agrega Itzel. “Nos ocupa mucho como red en este momento. Esperaría que cuando se haya terminado de realizar las valoraciones internas y jerárquicas, se puedan anunciar al país cómo se podrían invertir estos recursos”.

En cuanto a la oferta y cobertura en el sector privado, la información es menos precisa.

“Nos falta el gran universo de personas y familias que pagan por sus servicios de manera privada y que también reciben servicios de calidad con toda la garantía estatal”, explica Itzel.

Uno de los proyectos actuales, realizado por la Secretaría Técnica de la REDCUDI en alianza con UNICEF, es la creación de un sistema único de recopilación de información sobre la población infantil que se atiende en todo el país, ya sea de manera pública o privada.

En este sistema se espera poder registrar no sólo cantidad de niños y niñas atendidas, sino también información sobre la condición de estas personas, a través de procesos de tamizaje que ya deben de realizarse en los centros. Sin embargo, como explica Itzel, ahora estos procesos se “llevan a pie”, y dentro de cada centro.

“Este sistema nos va a permitir al Estado generar datos estadísticos generales de cuántos niños y niñas acceden al servicio de forma privada”, dice Itzel.

“Se espera que esto sea un ganar ganar. Que para las alternativas les agilice el trabajo, y por fin podríamos, como país, generar datos de cuántas personas acceden a los servicios de manera privada para que nos permitan dimensionar de una manera más cercana cuál es la demanda insatisfecha y ese tipo de datos para tomar decisiones es clave. Por ejemplo, poder identificar si nos hace falta generar más centros, más subsidios”.

Además, parte de los procesos que se están llevando a cabo dentro de la REDCUDI—tanto en la oferta pública, privada y mixta—es la capacitación que permita estandarizar la calidad de cuido que debe ofrecerse.

Parte de este trabajo fue un diagnóstico nacional de la calidad del cuido realizado en 312 diferentes alternativas de atención en el 2021, distribuidas en las siete provincias de Costa Rica. Estas alternativas atendían a 15283 niños y niñas, bajo la tutela de 814 profesionales. El diagnóstico reveló conclusiones en cinco áreas relacionadas con la prestación de un servicio de calidad—como salud y nutrición, pedagogía, infraestructura y seguridad—pero con las cuales se busca crear más capacitación para todos los centros de cuido. El informe también recomendó fortalecer un modelo de estandarización de los servicios que diferentes ofertas públicas y privadas puedan acceder de manera voluntaria para demostrar en qué nivel están dentro del estándar, y que se convierta en una herramienta para las familias al momento de elegir el lugar de cuido para sus niños y niñas.

“Nos permitiría como estado decirles, ‘¡Bien hecho!’”, explica Itzel. “Esperamos que ese sea un incentivo que podemos darle del Estado a los centros, como una Bandera Azul pensando en cuido y desarrollo infantil”.

Para Itzel, la riqueza de la REDCUDI es que justamente busca fortalecer este concepto de que el acceso a los servicios de cuido de calidad para la primera infancia, ya sea pública o privada, es un trabajo que debe hacerse en conjunto.

“El estado solito no puede”, dice. “Buscamos empujar en conjunto para que las niñas y los niños estén bien pero para que las personas podamos trabajar, estudiar. Que no se nos sigan recargando las tareas domésticas, las tareas de cuidado en nuestros hombros sino que realmente podamos tener un apoyo del estado, de la sociedad civil, de la empresa privada y que por ende podamos desarrollarnos en el ámbito personal y laboralmente”.

Programa Gane Gane Gane

Otro de los principales programas para mejorar el acceso a cuido es se llama “Gane Gane Gane: Corresponsabilidad público-privada para mejorar la calidad de los servicios de Desarrollo Infantil Temprano y la inserción laboral femenina.”

Este proyecto busca evaluar los efectos de un esquema de financiamiento privado, donde existe un sistema de co-pago empresa-empleado del cuido de niños y niñas menores de 4 años, según explica Marcela Rivera, Coordinadora de Incidencia de la Alianza Empresarial para el Desarrollo (AED).

Este proyecto de innovación, también conocido como Gane tr3s, lo está desarrollando el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la AED y la Fundación DEHVI desde junio del 2020. Finalizará en junio del 2023. Ocho empresas han establecido sistemas específicos de co-pago de servicios de cuido para primera infancia con sus empleadas.

En el 2021 con estos esquemas de co-pago las empresas invirtieron más de $95 mil y beneficiaron a 46 niños y niñas. Para el 2022 el programa se ha duplicado, beneficiando a 100 niños y unas 90 familias.

Marcela explica que el objetivo de este proyecto piloto de innovación es “construir estos estudios de casos que nos permitan construir argumentos documentados, con indicadores como la disminución de la rotación, la productividad, las ausencias, tardías y otros, para posicionar el rol de las empresas en el tema de la corresponsabilidad empresarial de los cuidados de la primera infancia”.

Una vez que las experiencias de estas ocho empresas generen conclusiones sobre el impacto que tiene a nivel empresarial, las organizaciones que lideran Gane tr3s buscan compartir estos casos de negocio con otros empresas para fomentar este tipo de programas.

“Las empresas empiezan a comprender que esto del cuido también les compete a ellos y que va más allá de una responsabilidad social empresarial”, dice Marcela. “Empiezan a verlo como un tema de negocio, y una estrategia para atraer talento y retenerlo, principalmente de mujeres que son las que más dejan los empleos por temas de cuido”.

Las empresas que forman parte de Gane tr3s son BAC Credomatic, Boston Scientific, Alimentos Prosalud, Grupo Empresarial de Este (GEESA), Empresas Berthier EBI de Costa Rica S.A, Pozuelo, Abbot, Edwards Lifesciences.

Los sistemas de co-pago que han implementado estas empresas son muy variados. Van desde una cobertura del 100% del costo del cuido por parte de la empresa, hasta una repartición del 54% por parte de la empresa, 24% por parte del empleado, y 22% por parte de la asociación solidarista. El 100% de los centros de cuido que están recibiendo esta población son privados.

Marcela agrega que el análisis de la situación económica de sus personal ha llevado a las empresas a ir un paso más allá, incluyendo capacitaciones en educación financiera, tutorías para concluir el bachillerato de secundaria, y videos cortos sobre el Desarrollo Infantil Temprano. Además, han realizado campañas de recaudación de fondos a lo interno de las empresas para apoyar a las personas colaboradoras, o extender el beneficio para acceder a opciones de cuidado infantil a las comunidades, principalmente para jefas de hogar.

Estos procesos, en especial la valoración socioeconómica de las familias, se realiza de la mano con la Fundación DEHVI.

“Hay datos de un economista que nos indica que por cada dólar invertido en primera infancia hay un retorno entre $7 y $17”, dice Marcela. “Hay que darle a conocer [a las empresas] que invertir ahora en primera infancia es invertir en el futuro. Ellos son los nuevos colaboradores y líderes de las empresas. Invertir en cuido de calidad es importante para todas las personas”.

Hasta el momento, las mediciones de impacto del proyecto son positivas.

“Hay una [empresa] en especial que nos dice que se dieron cuenta que las salidas de las mujeres era por cuestiones de cuido. Han logrado empezar a disminuir la rotación del personal principalmente femenino”, dice Marcela. “Hay [otra] que nos comentaba que es algo que ellos van a comenzar a incluir como parte de sus beneficios de empresa. Porque trabajan con muchas operarias, para las mujeres es un beneficio y un plus para la rotación”.

Marcela comenta que las principales limitaciones que ha encontrado este proyecto hasta ahora vienen de la parte empresarial y de las mismas familias.

“Las empresas aún perciben el cuidado de los niños y las niñas como un asunto privado”, dice Marcela. Por otro lado, ella dice que sigue existiendo la percepción en las familias que “los niños y las niñas están mejor cuidados en casa”.

Sin embargo, cuando las empresas y las familias participan de estos programas, la percepción cambia.

Además, Marcela compartió con El Colectivo 506 una cita de una beneficiaria que recopiló la Fundación DEHVI: “Me siento muy feliz de haber sido escogida. Antes del programa pasaba muy poco tiempo con mi hija porque tenía que dejarla con mis papás para que la cuidaran mientras trabajaba”.

La documentación del impacto del proyecto que realiza la Fundación DEHVI también muestra la ganancia de la niñez. Según comentarios de los padres y madres recopilados, los niños del programa son “más independiente, más desenvuelta”. Además, “se desenvuelve más con los niños y con otras personas, dice palabras en inglés, los números ya se los sabe, ha aprendido bastante”, “ha aprendido mucho en lo académico, ya está aprendiendo a escribir, sumar y restar”.

“Son programas caros pero las empresas tienen la disponibilidad,” dice Marcela. “Lo están asumiendo muy concienzudamente, donde además de ver que hay necesidad de cuido también ven necesidad en el enfoque femenino del proyecto. El sector empresarial cada vez más se da cuenta que el tema del cuido infantil es una responsabilidad del sector empresarial”.

Sin embargo, para Marcela el proyecto necesita de una “tercera pata”.

“Si tenemos un subsidio adicional [del Estado] podríamos ampliar la cobertura y brindar el beneficio a más de sus colaboradores”, indica.

Subsidios del estado para el cuido: el caso del INA

Como ya lo mencionamos, el componente estatal de REDCUDI incluye los centros de cuido del CEN-CINAI, municipales, del PANI, hogares comunitarios y proyectos como las Casas de la Alegría. Todos estos servicios son subsidiados por el estado y entregados a familias en condición de pobreza o con situaciones especiales evaluadas por el PANI que concluye que se les debe ofrecer el servicio.

Otra realidad de subsidio estatal para el cuido es programas como los que ofrece el Instituto Nacional del Aprendizaje (INA) para sus estudiantes. Este tipo de apoyo económico no sólo incluye a personas que tengan a cargo otras personas dependientes en primera infancia, sino también a las que tengan a cargo personas adultas mayores y personas con discapacidad dependientes.

“Aquí lo que se busca son estrategias para mantener a las personas en las aulas”, dice Rocío Arce Cerdas, Subgerente Técnica del INA, quien explica que el reglamento de ayudas económicas del INA ya establece claramente este apoyo económico como uno a considerar por las personas que hacen los estudios socioeconómicos de los estudiantes.

“Yo considero que tener este beneficio del cuido de personas dependientes permite [al estudiante] terminar su proceso de formalización”, agrega. “Y tener por lo menos ese ingreso que le permite pagar para que le cuiden el niño o que le cuiden la mamá, el papá o una persona con discapacidad. Es un gran beneficio para las personas”.

En el año 2021, el INA otorgó este beneficio a 55 personas, lo que representó para la institución una inversión de ₡28 millones de colones. Para agosto del 2022 se habían apoyado a 54 mujeres y tres hombres con una inversión total de ₡33 millones. Rocío aclara que el apoyo económico que se entrega sólo se puede utilizar para pagar servicios o personas certificadas, de manera que no sólo se asegure la permanencia del estudiante en la institución, sino también el bienestar de la persona dependiente.

“La persona pueda estar segura que como estudiante le garantiza contar con un apoyo, formarse y que a la persona [dependiente] se le pueda cuidar en mejores condiciones”, dice Rocío.

Para acceder al beneficio, al igual que con todos los otros apoyos o becas que ofrece la institución, las personas estudiantes del INA pueden solicitar un estudio socioeconómico a los equipos de bienestar estudiantil de cualquiera de los centros de formación. Siguiendo el reglamento de becas, estos equipos decidirán si la persona puede recibir el apoyo y además determinará, según las tablas de apoyos económicos establecidas el INA, cuánto recibirán los beneficiarios.

“Es un rubro muy importante que ha definido la institución y que le permite a las personas contar con un beneficio adicional. Con esto pueden decir, ‘Tengo la oportunidad de entrar en el INA y…de no desertar en el caso de que tenga una situación [de cuido de dependientes]’”, dice Rocío.

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Mónica Quesada Cordero
Mónica Quesada Corderohttp://www.mqcphoto.com
Mónica (Co-Fundadora, Editora Gráfica) es una galardonada fotoperiodista con 15 años de experiencia en el desarrollo de proyectos fotográficos en el área editorial, retrato, vida silvestre, comida y arquitectura. Además, cuenta con experiencia en escritura y redacción y una maestría en Producción Audiovisual y Multimedia. Mónica (Co-Founder, Graphic Editor) is an award-winning photojournalist with 15 years of experience developing photographic projects in the editorial, portrait, wildlife, food and architecture areas. In addition, she has experience in writing and a master's degree in Audiovisual and Multimedia Production.

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