¿Qué hace usted antes de iniciar un proyecto nuevo? Puede ser algo relativamente sencillo como la tarea de su hijo o hija de la escuela, o la reorganización de un armario en su casa, o si es periodista puede ser el principio de su trabajo de reporteo.
Es muy probable que en cualquiera de esos escenarios no empiece por practicar una “lluvia de ideas” para el trabajo de la escuela, o crear un “prototipado de baja fidelidad” de la organización del armario, o hacer una estrella del “mindmapping” para definir su fuentes para el reportaje. A pesar de tener una maestría en el diseño del lenguaje audiovisual y multimedia, no fue hasta recientemente que entendí que aplicar estas técnicas que ya conocía a mi trabajo como periodista puede ahorrarme muchos problemas o errores en el camino.
La semana pasada, en la Mediatón organizada por el medio de comunicación salvadoreño Alharaca, me dí cuenta de cómo las y los—y les, como incluyen en Alharaca— periodistas deberíamos aplicar estas técnicas mucho más a nuestros trabajos de reporteo, y de manera más relajada.
Quizás el proceso más común en una sala de redacción es la famosa lluvia de ideas—honestamente prefiero el término en inglés, brainstorming, o tormenta del cerebro, porque el objetivo es que dejemos salir el caos en nuestra cabeza, sin tapujos. En las salas de redacción y los espacios de producción periodística más formales donde he participado, estas lluvias de ideas son rígidas y en algunos casos hay mucha crítica. En El Colectivo 506 a Katherine y a mí nos enorgullece saber que cuando nos sentamos a “pelotear” ideas, dejamos que fluyan libremente, y desde las emociones muchas veces. Hemos visto cómo eso nos ha permitido crear reportajes frescos y más cercanos a lo que nuestra audiencia necesita.
Pero fue en esta experiencia de la Mediatón que pude presenciar de primera mano qué tan impactante puede ser incorporar procesos creativos libres, pero a la vez contra reloj, a nuestra labor periodística.
¿Qué aprendí de les mentores de la Mediatón 2024 de Alharaca?
La Mediatón nace en el 2024 desde Alharaca, un medio independiente, feminista y nativo digital fundado en 2018, cuando “la equipa”—como a ellas les gusta referirse sobre si mismas—decide ofrecer un “laboratorio de innovación en narrativas centrado en la temática de ‘Voces Comunitarias’”, a un grupo de 30 comunicadoras y comunicadores salvadoreños. Me invitaron para compartir un taller de periodismo de soluciones durante la actividad, que ocurrió el 22, 23, 24 y 25 de agosto en Antiguo Cuscatlán, San Salvador, pero el trabajo no termina ahí, ya que la Mediatón está estructurado en tres fases: formación, producción de piezas periodísticas y difusión de los productos resultantes.
Fue allí que Jimena Aguilar, Directora Ejecutiva de Alharaca, me enseñó algo valioso. Jimena fue la mentora principal del evento, y como buena líder me enseñó que cuando se trata de encontrar ideas innovadoras, pero sobre todo de mayor impacto para nuestras audiencias, debemos acercarnos a los procesos con la libertad expresiva de una niña, la urgencia de un deadline y la claridad de lo que queremos conseguir. En muchos de sus ejercicios de desarrollo de proyectos, la consigna fue “cantidad es más importante que calidad”. Fue así como florecieron ideas increíbles sobre productos periodísticos que quizás estaban opacados por el miedo al desconocimiento.
Un ejemplo muy impactante fue como uno de los grupos de trabajo terminó ideando un producto que habla sobre el precio que está pagando la niñez salvadoreña por la seguridad que se atañe al Régimen de Excepción implementado por el gobierno salvadoreño, quien ha desmantelado hogares y dejado a la niñez sola y desprotegida. La idea inicial no se pudo corroborar, pero de ella salió la reflexión de cómo en El Salvador la niñez ha tenido que pagar este precio por muchas razones que no le corresponden.
Mijail Miranda Zapata, director editorial y estratégico del proyecto comunicacional y periodístico boliviano Muy Waso—que se describe como “feminista, creativo, colaborativo, rebelde, independiente, autogestionado”—me recordó que no podemos dejarnos tomar por el “rush” de producir video sin antes pasar por los procesos más básicos de producción. Al final, esos procesos se resumen en sentarse, una sola, con papel y lápiz (o teclado y pantalla) a reflexionar y escribir. También me recordó que cuando hacemos productos audiovisuales, no es por nada que la palabra audio viene primero. Después de todo, el primer sentido, desde el vientre materno, con el que interactuamos los seres humanos con el mundo es la escucha.
Con este ejercicio entendimos en un gran papelógrafo la clara visión que un grupo de participantes quiere traer a las pantallas, una respuesta al problema de la vivienda en San Salvador, y que parece debería ser conocida y quizás replicada en muchos lugares del mundo.
Desiré Yépez, productora de Radio Ambulante, una serie de podcast dedicados a contar historias desde Latinoamérica, me reafirmó que, sin importar cuál es el objetivo crudo detrás de un reportaje, son las historias humanas las que importan. Esos personajes, que aunque escuchemos de su experiencia particular, siguen siendo un reflejo de cada una. Es debido a ese pequeño espacio de coincidencia que nos importamos unos a otras y que podemos imaginar, en conjunto, mundos más justos.
Fue bajo la guía de Desiré que varias participantes encontraron una yuxtaposición entre sus preocupaciones alrededor de la biología del sexo femenino y pensaron en cómo podría servir a todas las personas que viven con un sexo femenino (mujeres, niñas, adolescentes, hombres trans, madres, mujeres que no pueden o quieren gestar), sin importar su género o las dificultades que enfrentan.
Lucas Fauno Gutiérrez, quien viajó desde Buenos Aires, Argentina, trabaja con la Agencia Presentes, y ha dedicado su vida como periodista a promover coberturas más inclusivas y con perspectiva de género. “Tenemos que trabajar con el fracaso y no en contra”, repitió Lucas varias veces, y esta frase se ha quedado conmigo. Él nos recordó que no se trata de “darle voz” a alguien, sino reconocer que las personas siempre han tenido su propia voz. Esta voz ha sido ignorada, desplazada, entonces no se trata de proveer, sino de incluir.
Lucas inspiró a muchas personas en la Mediatón, al punto de que uno de los grupos, que decidió trabajar una propuesta que crearía la memoria histórica de mujeres trans en El Salvador, decidió que los espacios innovadores que se presentaron—audio, video y caricatura—no eran los apropiados para incluir a esa voz con todos sus colores. Por ello, prototiparon un sitio web multimedia que algún día contará la historia de estas mujeres a partir de lo que ellas mismas consideran importantes.
Y por último tenemos a Kareninja, “lesbiana, comiquera y tatuadora de la Ciudad de México”, según lee la biografía compartida. Ella publica sus comics en muchos medios, como en Alharaca, y vino a la Mediatón a demostrar que cada persona tiene la capacidad de dibujar. Al final el proceso más importante no es el acto mismo de dibujar, sino de muy libremente, encontrar aquello que queremos decir y descubrir cómo se relaciona con las y los demás. Aunque bueno, ¡de fijo dibujar bien ayuda! Sino vean su trabajo y sabrán porqué.
Kareninja subió la barra bien alto. Su inspiración fue tal que algunos de los participantes de la Mediatón ya pusieron en práctica lo que aprendieron, comunicando por lo que luchan.
¿Qué aprendí de les participantes de la Mediatón 2024 de Alharaca?
Es raro ver un evento en el que todas las personas que participan “se apuntan” por igual, es decir, que demuestran una disposición honesta y entusiasta a participar. Esto se logró en la Mediatón, aunque el evento fue mucho más que eso.
En retrospectiva, el encuentro podría considerarse innecesario al conocer la cantidad de talento acumulado que participó. Pero la humildad—demostrada por el respeto y admiración por la otra persona, por las ganas de aprender, por las ganas de avanzar en equipo—hizo que la acumulación de talento se multiplicara y nos diéramos cuenta que realmente podemos ser mucho más que la suma de las partes.
El compromiso y la ilusión con la que trabajaron estas 30 personas salvadoreñas durante cuatro días y medio se materializó en ocho propuestas periodísticas que buscan presentar a El Salvador de una manera diferente, no sólo porque quieran presentarla a través del periodismo de soluciones—que es lo que yo les llevé a la mesa—sino porque quieren crear productos periodísticos que se salen de lo tradicional, de la norma, pero no abandonan la rigurosidad y compromiso con la información que tiene el periodismo.
Llegué al espacio y tiempo de la Mediatón con absoluta disposición a aprender, y con la esperanza de que podría aportarles algo a su vida profesional y, por qué no, personal. Y salí de ahí convencida de que no era la única y que es en esas condiciones donde podemos potenciar la innovación y darle vida al periodismo.
¿Qué pasará en el 2025 con la Mediatón?
Jimena, Bego, Nelly, mi persona y muchas otras detrás de la experiencia de la Mediatón 2024 hicimos un pacto sellado con baile, abrazos y alegrías. ¡Queremos hacer la Mediatón 2025 en Costa Rica, organizada por Alharaca y El Colectivo 506! y de esta forma extender los aprendizajes, pero sobre todo las redes de apoyo, a toda nuestra bella región centroamericana.
Es un deseo que emerge de una experiencia exitosa y con gran impacto, por el cuál vamos a trabajar. ¿Se nos une?
Hacemos aquí un llamado a todas las personas y organizaciones que entienden y apoyan el papel del periodismo en la permanencia de nuestra democracia—y por ende la garantía de los derechos humanos y la justicia—a contactarnos para empezar a planear. No cierre sus presupuestos del 2025 sin conversar con nosotras. Escríbanos a [email protected] y de inmediato estaremos, Alharaca y El Colectivo 506, conversando con usted.