Adaptado del discurso de Mónica Quesada, co-fundadora de El Colectivo 506, el 23 de noviembre en el evento TEDxLlorente Women 2023.
¿Cuál de las siguientes declaraciones le describe mejor?
Tengo una relación saludable con las noticias, y me gusta leerlas.
Sí veo, escucho, o leo noticias, pero sólo de vez en cuando. Evito muchos temas.
Consumo noticias, pero sólo de ciertas fuentes. Evito muchas otras.
Evito las noticias a más no poder, porque me deprime, o me parece que sólo hacen daño.
Si se ubica en esas últimas categoría—las de evitar ciertos temas, fuentes, o las noticias como un todo—no está solo. Para nada. En un estudio del instituto Reuters del 2023 el 36% de las personas entrevistadas a nivel global dicen evitar activamente las noticias. Y lo hacen evitando ciertas fuentes, ciertos temas o simplemente limitando el tiempo que le dedican a las noticias.
En el caso de Costa Rica, un estudio del 2023 del Programa de Libertad de Expresión y Derecho a la Información (PROLEDI), y el Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP), ambos de la Universidad de Costa Rica, dice que el 45.86% de las personas entrevistadas han evitado las noticias recientemente.
Las razones por las que los costarricenses evitan las noticias son muy variadas, pero muchas de las personas encuestadas indicaron que es porque les afecta su salud mental y las encuentran negativas. Esas dos casillas suman un 26,7%.
Yo, personalmente, he tenido una relación bastante irregular con las noticias. De hecho, de las declaraciones al inicio de esta columna, yo habría respondido que “sí” a todas, dependiendo del día y de la fase de mi vida.
A los 24 años tuve mi primer trabajo como fotoperiodista, y desde entonces he ejercido esa profesión siempre con una sensación de que tenía que salir de una mala relación. Sí, como cuando una tiene ese novio que una sabe que no.
Este gráfico más o menos describe esa relación. Parece una montaña rusa.
Pero hace tres años, a mis 40, finalmente logré esa reconciliación y cambio profundo con mi amorío con las noticias, cuando fundé un medio de comunicación con mi amiga y colega Katherine Stanley, a quien cariñosamente llamo mi “work wife”.
Katherine y yo nos unimos a un movimiento que simplemente reconcilia lo que ya sabemos se necesita de las noticias, con lo que necesitamos para contrarrestar el impacto que tiene en nuestra salud mental y en la negatividad que normalmente inspiran.
Ese movimiento se llama Periodismo de Soluciones. La idea es de un grupo de periodistas de los Estados Unidos que fundaron una organización que se llama Solutions Journalism Network, y que busca empujar a los periodistas y medios de comunicación a tomar un paso más allá cuando hacen su—importantísimo—trabajo.
¿Cuál es ese paso? Es el que sigue una vez que se ha hecho la denuncia, y es el de encontrar las respuestas que se están implementando, en algún lugar, para atender el problema denunciado. Es decir, el periodismo de soluciones es investigación rigurosa de respuestas a los problemas que nos preocupan, para demostrar que aunque el problema existe, se puede hacer algo para atenderlo.
¿Y por qué esto es importante? Bueno, porque nos da esperanza. Si, esperanza.
Quiero aclarar que el periodismo de soluciones no sólo presenta la respuesta como una forma de atacar el problema, sino que también presenta esa respuesta con todas sus limitaciones y dificultades. La verdad es que ese cuento de la “pomada canaria” o “la pócima mágica”, todos sabemos que no es real, y el periodismo de soluciones lo visibiliza.
Desde el 1ro de enero del 2021, cuando empecé a practicar el periodismo de soluciones, lo hemos aplicado a temas de educación, protección del medio ambiente, economía y emprendedurismo, salud, deportes, equidad de género, bienestar animal, y salud mental. Además, he tenido el placer de buscar y revisar reportajes de periodismo de soluciones en todo Latinoamérica.
Nuestra última edición, liderada por Katherine, fue sobre la salud mental de las personas que viven con el VIH—ya saben, la enfermedad que solemos llamar SIDA. Durante esa investigación, llegué a darme cuenta que las personas portadoras del Virus de Inmunodeficiencia Humana que deciden dejar su tratamiento y poner en juego sus vidas y las personas que evitan las noticias tienen mucho en común. Lo sé, es una afirmación muy extraña y además controversial, pero permítame explicar mi punto.
La investigación realizada por Katherine demostró que una persona que vive con el VIH que está mal informada suele pensar que: tiene SIDA; que se va a morir, y que por tener VIH no se puede volver a amar, tener intimidad, formar una familia, o pensar en el futuro, ni mucho menos construir un futuro. Básicamente, piensa que está condenada a morir, y decide evitar su realidad, ignorar el tratamiento, y “sentarse a esperar la muerte”.
¿Empiezan a ver las similitudes? En el 2022, el Reuters Institute Digital News Report dijo lo siguiente sobre por qué las personas evitan las noticias: El 16% de las personas dicen que no hay nada que puedan hacer con la información. El 36 % dice que “las noticias tienen un efecto negativo en su estado de ánimo”.
Yo creo que al final tenemos una mala relación con las noticias—porque recuerden, ¡yo la he tenido!—porque pensamos que no hay nada que hacer y estamos condenados a la catástrofe. Y pues “ojos que no ven, corazón que no siente”.
Volvamos a la cobertura que hicimos sobre la salud mental de las personas que viven con VIH. Resulta que algo tan simple como tener la información correcta y el soporte adecuado puede ayudarles a entender que su enfermedad tiene demasiados estigmas que son eso, mala fama, causada por una desinformación generalizada. Que si se compromete a tomar el medicamento no se morirá de VIH avanzado.Y que con el virus a niveles tan bajos en la sangre para llamarlos indetectables, la persona no puede contagiar a nadie… pueden vivir una vida normal.
Ahora apliquemos esta fórmula al periodismo y nuestra relación con las noticias.
Los y las periodistas tienen la mala fama de que sólo cuentan malas noticias. Y bueno, esas malas noticias hay que contarlas, pero cuando se practica el periodismo de soluciones no se quedan ahí, y eso nos permite mejorar la relación con la audiencia.
Además, al no quedarse ahí, los y las periodistas tendremos la oportunidad de fomentar un cambio en la forma en que discutimos de los problemas que nos afectan, pasando de una discusión fatalista y casi “cabreada”, a una que muestra caminos posibles y fomenta discusiones propositivas.
A partir de esas discusiones, las audiencias, las personas comunicadoras y las actoras en la noticia, empezamos a imaginar y a actuar para lograr un cambio.
¿No les gustaría tener esa relación con las noticias?
¿No les parece que esta manera de estar actualizados, informados, involucrados con los problemas que nos rodean es mucho más placentera?
¿No les parece que mantenernos actualizadas de esta forma nos hace pensar en que podemos construir un presente y un futuro mejor? ¡Que hay esperanza!
¿No les da ganas de ir a buscar esos medios de comunicación y apoyarlos, fomentarlos?
Hoy les invito a que busquen este tipo de noticias, y que cuando encuentren esos medios que los están haciendo les apoyen, porque de esa manera podemos trabajar juntos y juntas para cambiar la manera en que conversamos sobre los problemas que afectan a Costa Rica.
Queramos o no, ser personas informadas es indispensable para tener una vida saludable, física y mentalmente, en nuestro cuerpo y en nuestras comunidades y nuestro país. Entonces, no podemos darle la espalda a las noticias, al igual que una persona con VIH no puede dejar botado su tratamiento.
Necesitamos de los medios de comunicación. Esos “perros guardianes” que vigilan que las cosas se están haciendo bien son muy importantes. Pero también necesitamos esperanza, y el periodismo de soluciones hace todo eso, dejándonos informadas e inspiradas a imaginar, pero sobre todo a trabajar por algo mejor.
