Para que Costa Rica sea bilingüe en el 2040, algo que más educadores deberían intentar es desarrollar la confianza de los estudiantes incluso antes de que se enseñe una sola palabra de inglés.
En mis 4.5 años como maestra de inglés en la Escuela Primaria San José de Pinilla, en un pequeño pueblo con el mismo nombre en Santa Cruz, Guanacaste, he hecho de la confianza de mis alumnos mi principal prioridad. He llegado a creer que fomentarles su autoconfianza es más importante que la exposición a la tecnología más actualizada, libros de primera clase y los planes de estudio más sofisticados.
Si no construimos la confianza de nuestros estudiantes, créanme: todos los recursos, ayudas tecnológicas y laboratorios se convierten en nada más que bloqueos para su aprendizaje y la adquisición de idiomas extranjeros.
Siempre comienzo el año asegurando a mis alumnos que no se permite ningún tipo de bullying en mi salón de clases. Esto incluye burlarse de los demás cuando pronuncian mal una palabra o hacen un ejercicio de manera incorrecta. Si alguien lo hace, le hago saber que esta es una clase en la que se permiten errores, porque los errores conducen al aprendizaje. De esta manera, los otros estudiantes notan que los defenderé. Como dijo Douglas Brown, «todos los estudiantes de un segundo idioma deben ser tratados con cuidado afectivo, tierno y amoroso».
Cuando enseño comandos, proporciono dibujos junto con ellos y les doy tiempo a los estudiantes para practicar. Si un estudiante olvida el comando, o lo dice en español, lo repito en inglés, con amabilidad pero con firmeza, para que el estudiante pueda repetirlo. Esto crea un estímulo dentro del estudiante para aprender el comando; el recordatorio cálido y afectuoso crea la idea de que el comando se puede aprender, sin trauma. Demasiados profesores se acostumbran a decir en voz alta: «¡En inglés, por favor!» Esto avergüenza y humilla al estudiante.
Cuando los estudiantes dan respuestas verbales, no los interrumpo si cometen un error. Soy consciente del hecho de que, como observa Douglas Brown, demasiados comentarios negativos pueden «llevar a los alumnos a cerrar sus intentos de comunicación». En cambio, sigo la corriente, dejo que el estudiante termine y luego pronuncio las respuestas correctamente. Rápidamente, los estudiantes se corrigen a sí mismos. Esto también contribuye a evitar el acoso de sus compañeros.
En una charla TED del 2013, Rita Pierson planteó la pregunta: “¿Cómo voy a llevar a este grupo, en nueve meses, desde donde están hasta donde deben estar? ¿Cómo elevo la autoestima de un niño y su rendimiento académico al mismo tiempo?” Lo que comencé a hacer en las tareas y exámenes siempre fue escribir primero los comentarios negativos y luego los positivos.
Brindar confianza a los estudiantes antes de aprender inglés fortalecerá sus habilidades para tener éxito; su conciencia sobre las necesidades de los demás; su deseo de aprender; y su resiliencia cuando algo sale mal. Pero esto requiere que nosotros, como docentes, de que nos aseguremos de que el inglés sea una clase en la que los estudiantes se sientan cómodos.
La pasión y el placer deben mostrarse en nuestras aulas y nuestras escuelas, comenzando por los mismos maestros.