Un día de Año Nuevo, hace unos años, me sentaba en el pollito de nuestro pequeño jardín con mis padres y algunas amigas. Comimos uvas, una para cada mes del año nuevo, haciendo deseos silenciosos para cada mes con cada uva, de acuerdo con una tradición española. Fue la primera vez que lo hice; soy más de agendas y planes concretos que deseos, a menos que me enfrente a un pastel de cumpleaños o la Fontana de Trevi. Pero mastiqué mis uvas y envié mis deseos al universo.
Todo eso nos llevó a una discusión sobre la felicidad. Una de las personas allí presentes, una amiga que había vivido en Costa Rica durante algunos años pero que se había vuelto a los Estados Unidos, planteó una pregunta interesante: ¿Qué es exactamente lo que hace que la vida en Costa Rica sea mucho más relajada que la vida en nuestro país, los Estados Unidos? «Cuando vivía aquí, no me pasaba el día tumbada en la playa», señaló. “Tenía un trabajo exigente y trabajaba jornadas largas, al igual que hago en Estados Unidos. Mis ingresos relativos eran bastante similares, al igual que mis obligaciones sociales y familiares. Esta ciudad es más ruidosa y está más concurrida que mi ciudad en casa. ¿Entonces qué es? ¿Qué tiene Costa Rica que hace la vida más tranquila?»
Pensé en esto durante mucho tiempo. Lo pienso de nuevo cada vez que sale un nuevo estudio que dice que Costa Rica es el país más feliz del mundo, o el segundo más feliz, o el 93.2% feliz, o lo que sea. Es un honor que muchas personas que conozco reciben con cierto desconcierto mientras luchan contra el tráfico, esperan en largas filas, o se abren camino entre océanos de basura en una caminata matutina. Como mi amiga, yo también he trabajado como un burro en este país, incluyendo incontables días de 14 horas bajo luces fluorescentes. He visto aspectos de Costa Rica que son poco halagadores, exasperantes y francamente exasperantes. Pero hay un enfoque sereno de la vida que parece bastante misterioso y que creo que se ha ido infiltrándose a mis huesos a lo largo de los años.
¿Qué ponen en el agua?
He llegado a una conclusión que es completamente anticlimática, como la mayoría de los secretos de la vida. Creo que los costarricenses, o muchos de ellos al menos, tienen una vida más pacífica simplemente porque dan prioridad a eso. Le dan más importancia al bienestar y la tranquilidad que otras sociedades. No puedo decirte cuántas veces a lo largo de los años he dicho alguna versión de esto: “Ay, Dios mío, estoy a veinte minutos y el lugar cierra a las 3 p.m. y está lloviendo a cántaros y mi está roto y si no entregues la cosa hoy, mi vida se acabó, puedes prestarme tu paraguas, oh, no importa, solo me mojaré «. Y mi colega costarricense, conocido, esposo u otro miembro de la familia ha dicho alguna versión de: “O, puedes sentarte por un minuto y tomarte un cafecito, esperar a que la lluvia baje y respirar profundamente unas cuantas veces, y echemos un vistazo a ese zapato».
Es como si toda la población, hombres y mujeres, viniera con un instinto maternal incorporado. Cálmate, querida. Vamos a resolver esto.
Pero, ¿qué pasa si no llevo la cosa al lugar y la fecha límite se vence y no puedo arreglar mi zapato? Bueno, entonces hagamos un macgyver.
Así es: MacGyver, el ícono de la televisión que podría desarmar una bomba con (inserte ingredientes aleatorios aquí, como un tubo de Pringles y una tira de cera facial Nair). Él es muy querido en Costa Rica y se ha convertido en parte del lenguaje diario. ¿Atrapado en el trafico? Hagamos un macgyver y iremos al revés por esta calle de un solo sentido. Vaya … ¿la calle de un solo sentido no estaba desocupada, sino que la usaba un gran e intransigente camión de 18 ruedas? Hagamos un macgyver, también conocido como un giro en U rápido en la acera y a través de parte del garaje de alguien. ¿Algo, cualquier cosa en realidad, está mal en su automóvil o en su casa o en su vida? Hay un macgyver por hacer.
Una vez estaba en el Tren Urbano cuando se detuvo en una parada inesperada: alguien se había estacionado justo al otro lado de las vías. Ahora, nunca he estacionado al otro lado de las vías del tren en una ciudad importante de Estados Unidos, pero supongo que no terminaría bien. O el tren pasaría por encima de él, o te arrestarían y te impondrían una multa para venir al reino, o ambas cosas. Pero esto era Costa Rica, y aquí estaba el automóvil, y un tren demasiado lento y torpe para pulverizarlo, y mucha gente esperando llegar a casa, y sin una solución aparente a la vista.
Entonces subió la llamada: Hagamos un macgyver. Una docena de tipos se bajaron del tren y empezaron a hacer rebotar el vagón arriba y abajo, arriba y abajo, hasta que rebotó tan alegremente que pudieron engatusarlo de las vías, mientras una multitud feliz se reunía para mirar. Cinco minutos más tarde, el coche se movió, el tren avanzó pesadamente y todo estaba bien. Esto nunca se me habría ocurrido. Me rei en voz alta.
Creo que la razón por la que los extranjeros consideramos que la vida en Costa Rica es más sana y tranquila que en otros lugares es porque estamos rodeados por la creencia de que la mayoría de las cosas no vale la pena enfadarse o perderse el café de la tarde. Cuando tu jefe, tus compañeros de trabajo y todos los que te rodean te animan a que te lo tomes con calma, tu actitud puritana comienza a perder su severidad. Me puedo imaginar a los muchos costarricenses increíblemente de alto rendimiento que conozco diciendo: “¡Ahhhh, pero esta indiferencia es también lo que nos impide lograr tantas cosas como nación! ¡Esta aceptación de la mediocridad y la procrastinación ha frenado a nuestra sociedad de muchas maneras! » Lo cual también es correcto, y solo demuestra que, tanto para una nación como para un individuo, las peores cualidades son a menudo las mejores y las mejores son también las peores.
No soy realmente una persona tipo MacGyver. Siempre me ha gustado enero por sus agradables y limpios agendas en blanco, sus resoluciones de Año Nuevo y sus listas. Me gusta planificar y organizar. ¿Pero sabes que? Mis resoluciones generalmente quedan inconclusas. ¿Mis deseos de uva? Cada uno de ellos se hizo realidad ese año.
Entonces, ¿quién sabe? Quizás toda la presión y la perfección de enero no sean tan útiles, al final. Quizás incluso se interponga en nuestro camino. Quizás el secreto de la felicidad en 2021 sea menos listas y más uvas. Menos planes para hacernos más delgados, más ricos y mejores, cuando lo que más necesitamos es un alma alegre, llena de atajos felices, llenos de ingenio.
Una versión original de esta nota se publicó en The Tico Times. Se publica aquí con permiso del editor.
