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Hay miles de mujeres que admiro. Admito que a muchas, aún sin conocerlas, me dejan una impresión fuerte. Pero hay una sola mujer que transformó mi vida profundamente. Mi hija, Lara.
La idea de compartir en este espacio un homenaje a ella, ha sido un reto, porque difícilmente le haré justicia en palabras o imágenes. Habiendo dejado este aviso, quisiera dejar impreso en el tiempo, en internet y en esta publicación, un:
“Gracias hija por venir a abrir tantos caminos, todos tan hermosos. Ahora sé que el tiempo no es precisamente lineal, y que la vida continúa. Te admiro hija en todas tus fases de luna y reconozco cómo te enfrentas a los días con tu luz de sol”.
Con amor, má.
Durante el mes de febrero, en el marco de nuestra edición “Mujer no número”, estaremos publicando las reflexiones de varias fotógrafas sobre las mujeres que más admiran.