Esta semana estalló la polémica en Costa Rica cuando La Nación informó que el Instituto Costarricense de Turismo (ICT), con aprobación del Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU), publicó, meses antes, lineamientos turísticos recomendando que las mujeres que visitan Costa Rica tomen medidas para evitar la violencia. Esas medidas incluían “mantener el control” cuando toman alcohol, no enviar mensajes amistosos que puedan malinterpretarse, y vestirse como locales para evitar llamar la atención. Ante la desaprobación pública generalizada, el ICT retiró la guía de su sitio web y el gobierno anunció que se le ocurriría algo mejor.
Aquí, una propuesta de punto de partida para ese segundo borrador.
Estimada Viajera,
Bienvenida a Costa Rica. Nos alegra que esté aquí. No sabe cuánto nos alegra. O tal vez sí: ha sido una pandemia larga, para todos.
Como sabrá, acaba de ingresar a un país mundialmente famoso por su belleza. También son reconocidos los logros de nuestro pueblo en conservación, salud, educación y, por supuesto, la promoción de la paz. Es posible que se esté embarcando en un viaje que dará forma y enriquecerá su visión del mundo, o incluso afectará el curso de su vida. Como mínimo, está a punto de tener la oportunidad de relajarse, desconectarse y maravillarse.
Como cualquier país, Costa Rica también tiene sus propios problemas, desde dolores de cabeza hasta pesadillas. Una de las nuestras es la violencia contra la mujer. El acoso sexual, las agresiones y otros delitos contra las mujeres en nuestro país tienen sus raíces en una cultura de machismo y sexismo que perjudica a todos, mujeres y hombres—incluidos, en ocasiones, las turistas. Muchas personas en todos los niveles de nuestra sociedad, incluido nuestro gobierno, organizaciones y comunidades, están trabajando arduamente para abordar este grave problema y hacer de Costa Rica un lugar mejor y más seguro para todos.
El nuestro no es el único país del mundo con este problema. Sin embargo, nos esforzamos por poner este tema en lo más alto de las listas de otra manera: queremos diferenciarnos por ser uno de los países que más está trabajando para eliminarlo. No queremos ser un país que oculte este problema, un vergonzoso secreto a voces que sigue creciendo en la oscuridad. Más bien, queremos ponerlo bajo el foco de atención para que podamos comenzar a reducirlo.
Le pedimos una cosa para que nos ayude en este esfuerzo. Es solo una solicitud, pero es una solicitud grande, porque no es fácil: durante su visita, levante la voz. Si lo maltratan o lo hacen sentir insegura, infórmelo de inmediato aquí. [Autoridades, inserten los números de teléfono de emergencia de un equipo dedicado, eficiente y multilingüe, capacitado y equipado para manejar los informes de los y las viajeras, generando así datos y conectándolos con servicios de emergencia, médicos, legales u otros, según sea necesario. Sí hay dinero para esto: se trata de una inversión que va a tener un impacto más significativo que cualquier campaña de relaciones públicas o folleto. Por supuesto, debe acompañarse de muchos esfuerzos para facilitar que cualquier persona en Costa Rica, no solo los viajeros, denuncie los delitos o expresiones de odio, la discriminación, el acoso y las agresiones].
¿Qué queremos decir con “usted”? ¿Con quién estamos hablando aquí? Cualquier visitante, de cualquier género, de cualquier raza, de cualquier orientación sexual. Entendemos que la violencia contra la mujer es un componente y un síntoma de una enfermedad compleja y multifacética. En el fondo, se trata de desprecio por las personas que son diferentes a nosotros, y ese desprecio también puede manifestarse en forma de racismo, homofobia o cualquier otra forma de discriminación. Desde delitos hasta comentarios casuales, los actos de odio hacia cualquier grupo de personas brotan de un pozo común.
¿Se abordarán sus informes con una eficiencia despiadada y con toda la fuerza de un sistema de justicia que se concentra con precisión en acabar con la opresión? Bueno, no podemos decirle eso, no si estás leyendo esto en 2022. Pero ese es nuestro objetivo. Necesitamos llegar a un punto en el que cualquier persona en nuestro país, de cualquier nivel económico o condición social, de cualquier género o raza, se sienta empoderada y cómoda para denunciar cualquier tipo de maltrato, y sepa que sus denuncias resultarán en acción y mejora. Las y los viajeros, que ejercen un poder considerable en países como Costa Rica, pueden desempeñar un papel muy importante en ese proceso.
Llegar allí llevará tiempo y cometeremos errores. Ya hemos cometido algunos. Algunos grandes. A veces caemos en la vieja trampa de decirles a las mujeres viajeras que no salgan por la noche y que no tomen demasiado, que no sonrían demasiado, que no se vean demasiado guapas. A veces olvidamos que nuestro trabajo como sociedad es proteger sus derechos para hacer todas esas cosas (aunque, por supuesto, alentamos a todos los viajeros, independientemente de quiénes sean, a escuchar su intuición y las recomendaciones de seguridad de sus proveedores de viajes y miembros de la comunidad). A veces olvidamos que los viajeros, en particular las mujeres, no son emergencias potenciales para contener, sino aliadas poderosas para generar datos, denunciar irregularidades, y efectuar cambios.
A menudo, los turistas no denuncian el acoso o incluso la agresión cuando están en otro país porque sienten que no pertenecen. Escúchenos por favor: usted está en Costa Rica. Usted pertenece. Usted nos importa mucho, y su seguridad es primordial.
Esto es todo lo que necesita saber.