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sábado, abril 27, 2024

Mi profe: loco por el teatro

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Emma Jane
Emma Jane
Emma Jane es una Escritora y Periodista Jóven para El Colectivo 506. Tiene 10 años y le fascinan los unicornios y su perro, Tomatito. // Emma Jane is a Young Writer and Kid Reporter for El Colectivo 506. She is 10 years old and loves unicorns and her dog, Tomatees.

Un día, yo me senté con mi querido profe. Se llama Fernando Thiel, pero todos le decimos Profe Loco. Él es profesor de teatro en el Instituto Educativo Moderno (IEM), que, según el profesor, es la única escuela de Costa Rica donde el teatro está incluído en el programa de estudios.

Recientemente, fui a ver su obra “Y ahora ¿a qué jugamos?” en el Teatro Espressivo, Momentum Pinares, Curridabat. Yo le quería preguntar sobre algunas cosas que vi en su obra.

Es un escritor famoso en el país que hace obras interactivas para niños y niñas de todas las edades. Además de profesor, es psicólogo, dramaturgo, productor y actor. Yo he visto varias obras y me divertí mucho. También hace muchas cosas con títeres, y sus obras de títeres siempre son muy interesantes, las cuales se pueden ver en el Teatro del Bolsillo, San Pedro.

Hablamos de sus obras, sus moralejas, y de dónde saca sus ideas.

Yo sé que muchas veces, usted pone moralejas a sus obras.

Otros dicen que a veces es lo que llaman un consejo—y eso no. Yo no doy consejos. Lo que hago es ayudar a los niños y a las niñas a pensar, a que reflexionen. A entender que no es negro o blanco, sino que es grises. Quiere decir que lo que es que cada uno saque sus propias conclusiones. Entonces no es algo moral, sino más bien doy ideas para que la gente saque sus propias conclusiones.

Pero ¿qué viene primero? Normalmente está pensando, “Los niños deben saber esto,” o está pensando en un montón de personajes ahí arriba en la cabeza?

Sobre los personajes, todo eso lo saco—¿sabe de quién? De ustedes mismos. De los niños y las niñas en las clases de teatro. Ellos me van dando ideas. Muchas de las cosas que vos ves en las obras de teatro son ideas que me van dando los niños. Yo me divierto mucho, juego y me río con lo que ustedes hacen.

Excepto los hombres, que siempre han pensado en fútbol últimamente.

Tenés razón. Y no solo los hombres, las mujeres también. Últimamente toda la cultura se ha centrado nada más que en el fútbol y en los videojuegos. Por eso es que nació esta idea de hacer la obra “Y ahora ¿a qué jugamos?” Ese niño que está encerrado en en la cochera [en la obra] es porque yo he visto en los barrios muchos niños encerrado en la cochera, y una vez una niña lloraba y me decía, “Mi mamá se fue, y se fue la luz, y me quedé encerrada.” 

Y entonces eso me dio pie a escribir eso. Y [el personaje de] Federico se llama Federico porque así se llama mi hermano menor que falleció, y le puse nombre Paula
es mi hija menor—y está Sofía, que es la otra hija mayor. Todo tiene una relación histórica.

¿Por qué empezó en el teatro?

Empecé en el teatro porque mi familia era un poco loca.

También mi familia.

Mi abuelo era sastre… pero también mi abuelo tocaba el violín, cantaba, y actuaba con el hermano, que también contaba chistes en los pueblos. Tenía una tía también que era de canto. Eran todos austriacos alemanes; ellos eran inmigrantes [a Argentina]. Mi papá empezó a hacer marionetas, además de ser abogado y ser docente, y mi tío tenía un teatro que se llamaba Teatro de Arte. Viajó por todo el mundo y dirigió muchas obras, hizo cine.

Cuando yo tenía siete años, mi papá sacó sus marionetas. Había unas de chiquititas que él hizo y me las pasó. Y ahí me contagió…. Me encantan las travesuras [de las marionetas. En una obra con marionetas que hicimos para ustedes], el carro cuando tira humo—¿qué era?

Creo que era talco.

¡Claro! Yo soplo talco y parece que tirara humo. Me encanta hacer esas travesuras. Es juego de niño. Yo a los siete años empecé a hacer teatro y jugar, y sigo jugando, aunque tenga 59 años.

…Entonces, me picó el gusanito e iba mucho al teatro. Me ponían siempre a actuar en la escuela. ¿Y sabes una cosa? Me ponía tan nervioso que me agarraba diarrea. ¡Tenía
que salir corriendo antes de la obra! Todavía, aún hoy me pongo nervioso.

Igual que yo. Hoy, tuve que hacer una presentación en mi clase.

¿Y le dio nervios?

Sí. Cuando tenía que leer una historia en frente de la clase.

Yo trato de que ustedes no se pongan nerviosos por eso en clases de teatro. Les dejo libertad de que ustedes creen sus propios personajes, que creen su propio texto. ¿Por qué? Porque si yo les doy un texto está escrito por adultos, a veces ponemos palabras que no entienden los niños y las niñas. En cambio, los niños y las niñas ponen su propio texto.

[Dice el psicólogo Lev] Vygotsky… que cada uno tiene su saber, y uno lo que tiene que hacer es aprovechar ese saber de ustedes y llevarlo a más. Eso es lo que hice con la obra. Yo tomo el saber de ustedes y lo llevo más allá.

Eso lo explica. Es que yo recuerdo una vez yo fui una obra de adultos, pero ahí yo no entendía nada porque decían palabras muy sofisticadas.

Claro. ¿Cómo enseñas a los niños a amar a los árboles? Diciéndoles que lo abracen, que nos pongamos a uno el oído, y que digamos que nos cuentan los árboles y vieran las cosas que inventan los niños, las cosas que escuchan los niños de los árboles. Uno puede decir, “No mate a los animales”, pero si uno está con los animales, acaricia los animales, le da de comer, lo cuida, es ahí donde uno empieza a querer a los animales o a la naturaleza, porque muchas veces los adultos damos consejos pero no llegamos a nada.

Por eso los libros de consejos no funcionan. Si no, todo el mundo estaría feliz y andaría bien… Uno tiene que aprender a amar las cosas primero para poderlas cuidar.

¿Hay algo que no le pregunté que quería decir?

Lo que quiero decir es que sigo siendo niño. Me gusta divertirme, aunque soy adulto. Me nutro de ustedes, los niños y las niñas. Muchos preguntan, “¿Por qué todavía sigues dando clases de teatro?” y todo es porque ustedes me dan vida. Me dan energía. Yo creo que no me voy a pensionar, porque voy a seguir divirtiéndome y cargándome de la energía que ustedes me dan.

Y me encanta que me hayas entrevistado, porque muy pocos niños y niñas me entrevistan. Siempre son periodistas o personas adultas que me preguntan, pero muy pocas veces me preguntan los niños o las niñas cosas de mi vida.

Pero eso tiene sentido, porque no nos hemos graduado ni nada así.

¿Pero sabe una cosa? Usted se graduó de la vida. Está llena de vida y de alegría. No hay escuela para eso.

Nuestras iniciativas de Escritores y Periodistas Jóvenes ayudan a los jóvenes a mejorar sus capacidades de escribir y su conocimiento del inglés, mientras que aumentan su confianza y aprenden sobre el poder del periodismo de soluciones para generar cambios positivos. Si le interesan actividades de periodismo para su aula o centro educativo, escríbanos: [email protected]

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