Peter Gorinsky, una autoridad mundialmente respetada en la pesca con mosca en los trópicos, quien además presentó a innumerables amigos, familiares y clientes las maravillas de la naturaleza en América Central y del Sur, murió en San José, Costa Rica a la edad de 80 años.
El hijo de Caesar Gorinsky, ganadero polaco y Nellie Melville miembro de la tribu Atorad, nació a lo largo del río Berbice en el remoto interior de Guyana el 6 de diciembre de 1941. Su abuelo materno fue HPC Melville, un renombrado pionero guyanés.
De niño, Gorinsky desarrolló un amor insaciable por la naturaleza y la cercanía con los animales, domesticando todo tipo de criaturas amazónicas mientras vagaba descalzo por el rancho fronterizo de su familia. Estudió gemología y tallado en piedra lapidaria en Idar Oberstein en Alemania; una colección de exquisitas orquídeas que talló en piedras semipreciosas son parte de su legado, fruto de su conocimiento y pasión por las orquídeas. En un viaje de exploración en Guyana, Gorinsky descubrió una orquídea amazónica que lleva su nombre: Phragmipedium gorinskyii.
Eventualmente se instaló en Costa Rica a principios de la década de 1970 para perseguir sus pasiones. Era multilingüe, enseñó a pescar con mosca, acumuló una gran colección de orquídeas, prefiriendo las especies en miniatura más raras, incursionó en la pintura al óleo y mantuvo colmenas de varios tipos de abejas nativas y melíferas.
Sus hazañas pioneras en la pesca en las Américas fueron celebradas por cineastas y publicadas en periódicos y revistas, incluidos The New York Times, Esquire y Sports Illustrated, entre muchos otros.
Su tenacidad, espíritu generoso e ingenio, nacidos de una infancia en la frontera sudamericana, no conocían límites. Un amigo observó una vez a Gorinsky, entonces de 70 años, sujetar una boa constrictor de 10 pies con un solo golpe de su bastón de madera. Sobrevivió a mordeduras de serpientes, accidentes de botes y autos y múltiples ataques al corazón, el optimismo siempre estuvo de su lado.
Gorinsky era un narrador legendario y encantador, con un brillo en sus ojos mientras entretejía fábulas y hechos para cautivar a su audiencia. Su entusiasmo, buen humor y conocimiento infinito, aunque arcano, inspiraron el flujo constante de visitantes a su modesta casa en la cima de una colina en Escazú, con vista a la capital costarricense de San José y a los volcanes que cercaban el valle en el otro extremo. Su loro, Barbara, saludó a los invitados. El flujo y reflujo de amigos y familiares en su casa «Inshallah» marcó su vida.
Un maestro natural, siempre estaba ansioso por compartir. En 2015, Gorinsky cofundó la Asociación Costarricense de Pescadores con Mosca, CRAFF, para introducir a otros a su amado deporte y conservar los recursos que tanto disfrutaba. Su ‘lugar especial’ era a lo largo de las orillas del río Savegre, en San Gerardo de Dota, Costa Rica, donde las truchas arcoíris nadaban bajo raros quetzales, un ave que miraba con asombro mientras lanzaba su mosca con la gracia distintiva.
Deja atrás a su hermana Marta Ware (Jeff), los hermanos Luke (Cheryl) y Marc (Caroline), el medio hermano Caesar (Marie-Louise), varias sobrinas y sobrinos: mantuvo a las familias de muchos de sus ayudantes, así como a sus hijo adoptivo Carlos Chavarria, de Escazú, quien ahora es un guía consumado de pesca con mosca.
El Colectivo 506 agradece al periodista Dave Sherwood, amigo de Peter y su familia, por facilitar esta información.
