En un país con destacadas desigualdades educativas—diferencias que se han exacerbado con la pandemia, cuando la falta de conectividad de más de 400,000 estudiantes prácticamente detuvieron su educación—los centros educativos privados, que representan un 10% de los estudiantes del país, juegan un papel interesante. Obviamente los centros privados están luchando por sobrevivir económicamente en una crisis donde muchas familias han perdido sus ingresos, pero ¿cómo será el papel de esos centros en la recuperación nacional de los meses perdidos de nuestros estudiantes, especialmente en el sector de educación pública?
Sin duda, Del Mar Academy y su co-fundadora Jessica Sheffield son referentes en el tema de la conexión entre centros privados y públicos. Del Mar, ubicada en la comunidad costera de Nosara, se auto-define como “un laboratorio vivo” para la iniciativa Movimiento Guardianes. Ese proyecto sin fines de lucro brinda herramientas y recursos educativos ambientales de forma gratuita para docentes y estudiantes latinoamericanos, con más de 100 lecciones ahora siendo utilizadas alrededor del continente.
Como la Directora Ejecutiva del Movimiento, Jessica supervisa además actividades como talleres y campañas para estudiantes. Movimiento Guardianes ahora también lidera un movimiento de Escuelas Regenerativas, empezando por siete centros educativos públicos y privados en la zona de Nosara que están buscando implementar estrategias para ser carbono-neutrales, aplicar principios de la economía circular, y buscar un impacto positivo en la comunidad. Mediante Guardianes y otros proyectos, Del Mar se conoce por emprender alianzas e iniciativas con escuelas y colegios públicos en su zona y alrededor del país.
Nos conectamos con Jessica para conversar sobre estos esfuerzos, la pandemia, y el papel de la educación privada en un país muy desigual. Nos inspiró a empezar un esfuerzo conjunto por identificar y contar, en El Colectivo 506, otros esfuerzos de centros educativos privados para fortalecer la educación pública.
Aquí, excerptos de nuestra conversación.
¿Me puede contar sobre su experiencia con Del Mar Academy y cómo eso ha afectado su forma de ver el papel que pueden jugar las escuelas privadas en nuestro país?
Desde que Del Mar Academy nació, una de las ideas para mí muy importante como una de las fundadoras, fue que nosotros nunca fuéramos una isla en el sentido de que todo se quedara dentro de Del Mar. ¿Cómo podríamos impactar la comunidad, y cómo la comunidad nos podría impactar a nosotros?
Durante los primeros años de la escuela, nosotros iniciamos con el programa de Bandera Azul Ecológica, que es algo en que todas las escuelas del país pueden participar. Empezamos a involucrar a las escuelitas de la zona. Algunas estaban participando, otras no. Les aportamos e hicimos reuniones con todas las escuelitas para bandera azul… Siempre ha habido como esa semillita de que lo que nosotros hacemos, podamos compartirlo con otras instituciones, sobretodo [las vecinas] inmediatas. Eso ha abierto puertas hasta que ahora tengamos una plataforma con material educativo que lo están usando maestras de todo Latinoamérica.
Yo siempre veo a Del Mar como un laboratorio de innovación, porque las escuelas privadas podemos tener un poco de flexibilidad.
Otra cosa que nosotros hemos visto es que las escuelas privadas tienen (…) algunos recursos que tal vez no tengan las escuelas públicas: un campus con un área verde muy grande, los materiales Montessori. Entonces nosotros también hemos tenido muchos programas donde traemos a los niños de las escuelas públicas a hacer ciencias, para que puedan usar los microscopios.
Ahora tenemos niños de tercer grado [en las escuelas públicas] que, debido a la pandemia y las huelgas [del 2018] casi no saben leer ni escribir, entonces creamos un programa de fortalecimiento de la lectoescritura y educación ambiental que se hace después de la escuela; tenemos unos materiales preciosos para lectoescritura. Entonces hemos podido lograr ser ese puente de llevar iniciativas, de traer niños y de conectar la comunidad.
Las escuelas privadas, como cualquier otro negocio o iniciativa, tienen muchísimo que hacer – pero mientras la intención esté ahí, creo que eso es lo más importante. Queremos empezar a hacer puentes, sobre todo con los centros educativos que son vecinos inmediatos. ¿Qué se puede hacer como colaboración con los maestros, con las instalaciones? Muchas veces los maestros no pueden porque tienen sus días planeados, pero puede ser después de clases, cuando ya las instalaciones están desocupadas.
¿Usted siente que estos esfuerzos traen un beneficio a sus propios docentes y sus estudiantes? ¿Cómo ha sido la retroalimentación?
Algunos docentes han abierto una serie de programas extracurriculares para la comunidad, después de clases. Entonces muchos de nuestros docentes exploran sus pasiones ahí.
Te voy a dar un ejemplo: algo que nos pasa en Nosara es que el río se inunda todos los años. Entonces un profesor nuestro, que da matemáticas y también es biólogo, decidió hacer con sus estudiantes un programa para medir cómo sube y baja el río con las inundaciones. Entonces él usó un problema que teníamos en la comunidad, como una oportunidad para que los estudiantes pudieran hacer esas mediciones… Los maestros tienen una agenda bastante llena, pero donde se empieza a ver cómo se podrían hacer esos lazos con la comunidad, las mismas personas salen con sus ideas de cómo se pueden unir esos lazos con las escuelas públicas de la zona.
¿Han compartido estas experiencias con otras escuelas privadas del país? ¿Cuál ha sido la retroalimentación? ¿Qué tan común son estos esfuerzos?
La Asociación de Centros Educativos Privados (ACEP) une a la mayoría de los centros privados del país. Durante la pandemia todos estaban pasando una situación muy difícil, se hicieron varias reuniones de Zoom para ver cómo los centros privados se unían para tener esa conversación con el MEP, no como centros individuales, sino como un conglomerado. Creo que nos unimos mucho durante la pandemia porque todos estábamos en una situación bastante difícil en el día a día… Pero de hecho, nunca hemos tenido esa conversación en ACEP, donde se podría compartir esta idea de hacer puentes, y ver si y cómo otras organizaciones de otras instituciones lo hacen de diferentes maneras.
Lo planteaste como una pregunta, pero creo que es una excelente oportunidad que se le podría presentar a ACEP. Sería muy lindo poder compartir la experiencia, porque puede resultar que en varias instituciones quieran hacerlo también, o que ya lo están haciendo.
¿Cuál sería su consejo para otras escuelas y colegios que quieren abrir un poco sus puertas? Por ejemplo, si lo leyera una directora de un colegio privado o escuela privada aquí en San José, y dice, ‘Muy buenas ideas, pero a nivel de seguridad y todo lo que tengo encima, no sé cómo haría todo eso’.
Yo diría, empezar a ayudar a su vecino más cercano antes de ayudar a otros. Y también [medir] la disposición y disponibilidad del director o directora de la otra institución y la apertura que tenga para esa colaboración. Y también, empezar pequeño, con un grupo de cinco niños. [Si su colaboración] como institución es no sé, el inglés, entonces enseñamos inglés a ese niño de la zona y empezamos con cinco niños para probar.
Mi hija estaba antes en un centros privado en Costa Rica, y eso es algo con la cual luché mucho porque siento que van contra mis principios. ¿Qué diría usted a padres que tienen a sus hijos en centros privados pero están preguntándose, ‘¿Está bien lo que estoy haciendo? Estoy contribuyendo a la desigualdad del país.’
Eso es algo que me pasó a mí cuando yo me vine a vivir a Nosara hace 15 años. Empecé un programa de educación ambiental en una escuelita pública, y vi las condiciones que habían en esa escuela en particular: vi a un niño persiguiendo a la directora con una escoba, por ejemplo. Le dije a mi esposo que cuando tuviera a mi hijo, me iba a tener que devolver a San José. Fue allí cuando inició la idea de Del Mar Academy. Quedé embarazada, y yo quería darle la oportunidad de la educación que me dieron mis papás.
Mi corazón siempre estaba en el sistema público, pero yo si quería darle lo mejor a mi hijo, entonces fue cuando lo propusimos. Creamos Del Mar siempre viendo cómo seguíamos fortaleciendo las escuelas de la zona. El sistema público necesita de muchísimas cosas para mejorar y esto va a ser algo de generaciones. No es algo que se arregla de la noche a la mañana.
Tal vez es cuestión de empezar esa conversación en su centro privado, preguntar a la directora o director. Esa persona es educadora: seguramente está pensando en eso.
Yo siempre digo, plantar una semilla. Tal vez está en su día a día y nunca había pensado en eso.
Por el desarrollo económico rápido que ha tenido Costa Rica, hay muchos papás que sus hijos están en la escuela privada y son primera generación. Los papás fueron a un público, entonces como usted, tienen el corazón en ese otro sistema.
Sí, y es que también las condiciones de las escuelas públicas cambian tanto de lugar en lugar. No es lo mismo las escuelas urbanas que las escuelas rurales. Hay diferencias entre escuelas públicas y privadas, y entre escuelas públicas y públicas. Si se gasta casi el 8 por ciento del Producto Interno Bruto en la educación pública del país y tenemos muchas carencias todavía o muchas cosas por resolver…. eso va a ser un proceso. Y el Ministerio [de Educación Pública] no puede resolverlo todo ellos mismos.
Con la crisis que estamos viendo, si ha habido un momento cuando todos tenemos que unirnos…
Sí. A mi me quedó esa espinita de lograr, a través de ACEP, una reunión de cómo los centros privados podemos ser esos agentes de cambio de las comunidades en las que estamos inmersos. Sería súper interesante.
Puede aprender más sobre Movimiento Guardianes y apoyar a la iniciativa en la página de Amigos of Costa Rica aquí.
¿Usted es director/a, docente, padre o madre de familia de un centro educativo privado? ¿Le gustaría unirse a esta conversación y compartir cómo su centro está buscando fortalecer la educación pública en Costa Rica? Comuníquese con nosotros: [email protected].