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sábado, noviembre 23, 2024

¿Qué significa ser Ngöbe?

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Carolina Quesada Cordero
Carolina Quesada Cordero
Carolina Quesada Cordero es Doctora en Antropología Social, de The University of Sydney, especializada en salud, particularmente salud sexual y reproductiva. Ejerce como docente de antropología en la Universidad de Costa Rica. Ella ha trabajado con la comunidad indígena Ngöbe en Costa Rica por seis años. Carolina Quesada Cordero holds a Doctorate in Social Anthropology from the University of Sydney, and specializes in health, particularly sexual and reproductive health. She is a professor of anthropology at the University of Costa Rica and has worked with the Ngöbe indigenous community in Costa Rica for six years.

Ser Ngöbe es una experiencia diversa y cambiante. 

La condición principal para que una persona se llame Ngöbe es que sus padre y madre se identifiquen como Ngöbes. Otras condiciones que enriquecen esta identidad, pero que no la determinan, pueden ser hablar el idioma Ngöbe, vivir en un territorio indígena Ngöbe y portar la vestimenta indígena para las mujeres y alguno de sus diseños en la camisa para los hombres. 

La vestimenta tradiciona Ngöbe es un elemento muy importante en la identidad de este grupo indígena. Monica Quesada Cordero/El Colectivo 506/National Geographic Society Covid-19 Emergency Fund

Pero la experiencia de ser Ngöbe debe entenderse como diversa y atravesada por una gran variedad de factores culturales, sociales, económicos y políticos. 

Mi conocimiento de la experiencia Ngöbe contemporánea a lo interno de uno de sus territorios es producto de un trabajo etnográfico realizado durante el 2015 y 2016 en una comunidad indígena Ngöbe de un cantón fronterizo en el sur de Costa Rica. Viví en territorio indígena por 9 meses para conocer las realidades de esta población e interactuar con las diferentes comunidades en el diario vivir. Ahí logré conversar con hombres y mujeres de la comunidad que constantemente comentaban sobre lo que significa ser Ngöbe, cómo se ha transformado esta experiencia a lo largo de los años y qué perspectivas tienen a futuro. 

Un vistazo a la población indígena costarricense

Para entender los factores que atraviesan la experiencia indígena en el país, es necesario  conocer algunos datos que son comunes a los ocho grupos étnicos que habitan Costa Rica

La población indígena compone el 2,4% de la población total del país, de acuerdo con el censo del 2011 del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC). Aunque este es un porcentaje pequeño comparado con otros países de la región—como Guatemala y México—, es una población diversa y con presencia a lo largo del país. 

Al norte se ubican los Chorotegas y Malekus. En la región central los Huetares. En el Pacífico y Atlántico sur los Bribris y Cabécares. En el Pacífico sur están los Borucas, Térrabas y Ngöbes. Esta distribución geográfica también determina la influencia cultural que estos grupos tuvieron durante el periodo prehispánico. Siendo los grupos indígenas Borucas, Térrabas, Bribris, Cabécares y Ngöbes de influencia lingüística Chibcha al igual que otros grupos indígenas ubicados al sur de la región Centroamericana y norte de Sur América.

Los 8 grupos étnicos se distribuyen en 24 territorios indígenas; de estos, solo existen dos cuya tenencia de la tierra está 100% en manos de la población indígena. Esta condición ha sido señalada como una de las mayores dificultades enfrentadas por la población indígena, tanto por expertos como por las mismas personas indígenas. En algunos territorios ha habido enfrentamientos con no-indígenas que han resultado en la muerte de líderes indígenas como Sergio Rojas, indígena Bribri asesinado el 18 de marzo del 2019

Los Ngöbe en Costa Rica

La población Ngöbe se ubica en cuatro cantones, tres de los cuales son fronterizos, y es la población indígena de Costa Rica más cercana a la frontera con Panamá del lado pacífico. De acuerdo con la información arqueológica y los relatos históricos de la época colonial, la población Ngöbe tuvo como zona de acción la región norte de Panamá y sur de Costa Rica. Esta población se movilizó e interactuó con poblaciones tanto en la costa Pacífica como Atlántica. Incluso durante algunas décadas después de la formación de la república de Costa Rica, estas poblaciones se movilizaron libremente a través de la frontera, dado que este fue un territorio con poca presencia estatal y por lo tanto que permitía el tránsito libre de estas poblaciones. Por lo tanto, aunque la población indígena Ngöbe se encuentre actualmente dividida por la frontera entre Costa Rica y Panamá, esta división no fue formalizada hasta el siglo XX.

La población indígena Ngöbe de Costa Rica vive en cinco territorios indígenas (Conte Burica, Abrojo Montezuma, Altos de San Antonio, La Casona y Alto Laguna), y no está exenta del problema de tierras antes mencionado. Otras condiciones de inequidad que enfrenta la población son, las condiciones de la infraestructura vial o inexistencia de esta, la falta de acueductos con agua potable, la limitada disponibilidad de electricidad, señal de teléfono y conexión a internet. Las comunidades indígenas Ngöbes que viven dentro de los territorios indígenas enfrentan variados niveles de aislamiento y en algunos casos múltiples peligros a la hora de trasladarse—por ejemplo ríos con caudal fuerte, animales salvajes como culebras venenosas, y otros.

Las vivencias y anhelos de esta población no son homogéneas, y particularmente alrededor de algunos temas hay diversidad de opiniones y visiones sobre lo que es y lo que debería ser la cultura Ngöbe. Alrededor de algunos temas incluso existe confrontación. Esto es aún más complejo cuando pensamos en las diferencias entre territorios indígenas, y más aún si consideramos que la población Ngöbe habita espacios a lo interno del país que están fuera de estos territorios (en la zona sur atlántica de Costa Rica, por ejemplo) y que este grupo étnico tiene amplia presencia en Panamá. 

Deysi Jiménez Santo (izq) y Felicia Jiménes (der) trabajan como Asesoras Culturales en la frontera Costa Rica Panamá traduciendo para la población migrante Ngöbe-Buglé. Ambas son costarricenses.

 Monica Quesada Cordero/El Colectivo 506/National Geographic Society Covid-19 Emergency Fund

Algunas vivencias de la cultura Ngöbe

A pesar de estas dificultades, la vida a lo interno de los territorios permite el desarrollo de una gran variedad de actividades que caracterizan a este grupo étnico. Durante las conversaciones con personas de esta comunidad, algunas mujeres mayores recordaron sus infancias con una mezcla de sentimientos. Por un lado, su infancia estuvo caracterizada por una relación estrecha con la naturaleza que les rodeaba y poco contacto con las vivencias no-indígenas que se desarrollaban a escasos 8 kilómetros de distancia. Por el otro, estas mujeres también reconocen las dificultades a las que se enfrentaron por su condición de género y aprecian los beneficios que traen el mejor acceso a la educación y a los servicios de salud, sobre todo aquellos que les permiten planificar sus maternidades.

De sus infancias estas mujeres recuerdan la vida en casas construidas de acuerdo con sus conocimientos culturales, las cuales ofrecían amplio espacio para familias extensas. Estas casas tenían un espacio para cocinar compuesto de tres rocas en el piso. Las familias eran autosuficientes ya que cultivaban plátanos, bananos, cacao, maíz, arroz y frijoles, y cazaban y pescaban en las zonas aledañas. La chicha—bebida tradicional fermentada—estaba presente a diario y se endulzaba con bananos maduros. El cacao se consumía de manera tradicional acompañado por historias características de la cultura Ngöbe. El arroz se pilaba de manera manual y las cosechas de arroz, frijoles, frijol de palo y maíz se aprovechaban en las diferentes etapas de la producción, ya fuera que el grano estuviera “tierno” o verde o que estuviera maduro o seco. 

La cotidianidad de la población Ngöbe de hoy

La comunidad indígena Ngöbe con la que conviví se caracteriza por distribuirse en sectores del territorio según la relación familiar. En cada sector las casas están dispersas, a unos 100 o 200 metros de distancia entre una y otra. La mayoría de estos sectores han construido acueductos artesanales para proveer las casas con agua de la naciente más cercana. Esto facilita las tareas del hogar y evita el transporte de agua en galones desde el río. A pesar de haber desarrollado una serie de estrategias para evitar el viaje al río, esta población sigue teniendo una relación especial con este espacio. Por lo tanto, el río sigue siendo un lugar donde se desarrollan una gran variedad de actividades, entre ellas es un espacio de entretenimiento para toda la comunidad, es también un lugar de pesca y de reunión. Esta característica ejemplifica la estrecha vinculación entre comunidad y naturaleza y sus manifestaciones en la vida diaria. 

Actualmente la población conserva algunas de las prácticas de cultivo y preparación culinaria tradicionales. No obstante, la siembra está determinada por el acceso a semilla y a tierra para sembrar. En algunos casos, debido a las condiciones climáticas impredecibles causadas por el calentamiento global, la población pierde una buena parte de la cosecha y con ella la semilla para el próximo año. Este es el caso de la siembra de frijoles, la cual es de gran importancia ya que no solo provee granos para el autoconsumo, sino que les permite a las poblaciones vender parte de la cosecha para comprar otros productos de importancia. 

Esta práctica de incorporar productos comprados se presenta desde hace varias décadas, siendo la adquisición de aceite, azúcar y sal uno de los recuerdos que relatan algunas mujeres mayores de la comunidad. Ellas mismas señalan, no obstante, que actualmente se depende mucho de los productos comprados en la ciudad, lo que ha generado mayor dependencia de la economía monetaria por parte de esta población. 

Actualmente, además de los productos antes mencionados, se adquiere arroz, café—que ha venido a sustituir al cacao—y productos enlatados como productos de consumo diario. En algunos casos se adquieren huevos, pollo y embutidos. También hay quienes adquieren el maíz para alimentar gallinas que proveen los huevos y en ocasiones especiales se aprovecha también la carne del animal.

La principal actividad remunerada en la que participa la población Ngöbe masculina hoy en día es el trabajo agrícola. Por lo general trabajan en fincas cercanas en labores de limpieza, siembra y recolección de cosechas, así como apoyando con el ganado. Otra actividad estacional importante es la recolección de café en la zona de Coto Brus y en la zona de Los Santos. Esta actividad es llevada a cabo tanto por hombres como mujeres, y en muchos casos migran temporalmente en familia, de forma similar a como lo hace la población indígena Ngöbe de Panamá. 

Adicionalmente, más y más indígenas ngöbes se incorporan al trabajo en instituciones públicas, como las escuelas y colegios del Ministerio de Educación que están ubicadas en sus propios territorios, y otras instituciones públicas que han empezado a emplear a la población indígena Ngöbe que obtiene título universitario. Otras labores son el trabajo doméstico y en el sector de servicios. 

Hombres y mujeres Ngöbe acostumbran utilizar las chacaras, unas bolsas que pueden llevar hasta un niño pequeño cómodamente. Monica Quesada Cordero/El Colectivo 506/National Geographic Society Covid-19 Emergency Fund

La familia y los Ngöbe

Cuando se inicia una nueva familia, la residencia ha sido tradicionalmente patrilocal: esto significa que la mujer se moviliza de la casa de sus padres a la de los padres de su pareja. Esto ha venido cambiando, al menos en el caso de la comunidad donde viví. Allí, más y más mujeres jóvenes permanecen en la casa de sus madres. Esta práctica de permanencia de las hijas en la casa de la madre o en sectores cercanos ha sido fomentada por organizaciones indígenas locales, quienes al gestionar la construcción de viviendas de ayuda social han motivado a las jóvenes mujeres a ubicarse en terrenos cercanos a sus familiares para asegurar que las viviendas siguen en manos de las jóvenes ante una eventual separación. 

Hoy en día los hombres y las mujeres Ngöbes hacen mayor uso de la planificación familiar, pero esto no disminuye el deseo de tener hijos en algún momento de sus vidas. 

Particularmente para las mujeres Ngöbe, la maternidad es una experiencia de gran importancia que las coloca en una posición social superior, que repercute en la toma de decisiones a nivel personal y la participación activa a nivel político a lo interno de su comunidad. 

Los niños y las niñas Ngöbe ocupan un lugar muy significativo en la comunidad. Esto tiene que ver, entre otras muchas razones, con su rol futuro de conservar y defender el territorio y las prácticas culturales. Por lo tanto, en el contexto Ngöbe el cuido de la niñez es una tarea relevante que por lo general es asignada a sus madres. En la comunidad que observé, esta tarea también puede ser encomendada a otra mujer, por lo general una que sea pariente de la madre por la línea materna. 

A partir de mi experiencia en la comunidad Ngöbe, considero que la niñez es respetada como el momento de explorar, experimentar y aprender libremente; en pocas ocasiones se les castiga. Una vez que son adolescentes, estos niños y niñas adquieren responsabilidades asociadas a las tareas del hogar y su deber como parte de la comunidad.

Los cambios en la cultura Ngöbe 

Las causas de las transformaciones a nivel cultural, social, económico y político que ha venido experimentado esta población son muchas y complejas. Algunas de ellas pueden ser: mayor acceso a educación a nivel no solo escolar, sino también colegial y universitario; un gran impacto de programas de capacitación en derechos a mujeres indígenas líderes, quienes como resultado han optado por apoyar, y en algunos casos motivar, a sus hijas a separarse de sus compañeros cuando estas viven violencia doméstica. Así mismo, los programas de asistencia social, que regularmente priorizan la atención a mujeres, han motivado a muchas de ellas a separarse de sus parejas cuando la contribución económica al hogar es precaria. 

Algunos hombres y mujeres Ngöbes han venido retrasando el inicio de la formación de pareja y la reproducción. En la mayoría de los casos esto se debe al deseo de obtener una educación universitaria y de desarrollarse profesionalmente. 

Durante el tiempo que conviví con la comunidad indígena Ngöbe tuve muchas conversaciones con mujeres, adolescentes y adultas que expresaban su deseo por acceder a experiencias que históricamente han estado fuera de las oportunidades de esta comunidad. Estas experiencias incluyen la ya mencionada educación secundaria y universitaria, pero también el acceso a otros mundos a través de la tecnología e incluso a través de viajes. Este deseo evidencia los alcances de la globalización y su impacto en contextos culturalmente diversos. 

Estos anhelos no son ajenos a otras poblaciones indígenas y no-indígena de Costa Rica. Lo que sí pareciera diferenciar a esta población Ngöbe (y posiblemente también a otras poblaciones indígenas del país) es su deseo de lograr estas experiencias sin perder su conexión con el territorio y con su cultura. Estos dos vínculos se ven materializados en el territorio, el uso del idioma, el rescate de la medicina tradicional, la confección y uso del vestido tradicional, y la recuperación de prácticas culinarias tradicionales. La población indígena Ngöbe realiza estas y otras actividades a diario, tanto dentro como fuera de su territorio. Estas actividades no son solo prácticas culturales asociadas a su identidad Ngöbe, sino también actos políticos para proteger su patrimonio en medio de fuerzas sociales, económicas y políticas que desestiman este estilo de vida.

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