“En resumen, la población estudiantil costarricense se cree algo que no son: buenos lectores”.
Así lee el informe del Estado de la Educación 2021, en su capítulo 3 “Fortalecimiento de la competencia lectora”, donde analiza los resultados de las pruebas impartidas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Estas pruebas son parte del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la OCDE (o PISA por sus siglas en inglés), que además de presentar resultados que demuestran una deficiencia en las capacidades lectoras de los estudiantes costarricenses, dice que éstos mismos estudiantes se consideran buenos lectores.
Para el Estado de la Educación esta contradicción que expresan los estudiantes “puede sugerir la presencia de un problema importante: una actitud de autocomplacencia con sus pobres competencias”.
Al final, ¿por qué importa todo esto? ¿Debemos preocuparnos? ¿Es realmente importante que nuestras niñas, niños y jóvenes tengan competencias lectoras avanzadas? Es decir, que puedan “comprender textos extensos y deducir cuál es la información relevante del texto, de elaborar razonamientos causales o de otro tipo basándose en una compresión profunda de textos extensos, y de evaluar la neutralidad y el sesgo a partir de señales explícitas, relacionadas tanto con el contenido como con la fuente de la información”, según explica el mismo informe.
El Colectivo 506 dedicará las próximas dos meses a responder estas preguntas, pero queremos adelantar que consideramos sí importa, porque estas capacidades son las que permitirán que nuestros futuros adultos puedan hacerle frente a la desinformación y la información falsa o “fake news” que tanto atenta contra nuestra democracia. También les permitirá ser capaces de desarrollarse en altos niveles de las ciencias, las tecnologías, las ingenierías, las artes, las matemáticas. Esta capacidad puede convertirles en aquellas personas que pueden cuestionar, debatir y conciliar, no sólo a través de la comprensión de textos escritos, sino de otras fuentes significantes como un mapa o un gráfico, y así puedan buscar progreso, innovación y cambio.
Al final, saber leer, y leer para aprender es la base de nuestra economía, nuestra salud, nuestra democracia.
Las problemáticas que los resultados de estas pruebas han visibilizado desde el 2012 no son noticia, y en su momento han hecho sonar las alarmas de emergencia sobre las competencias de las y los alumnos de nuestro país, sobre nuestro sistema educativo. Pero el espíritu de El Colectivo 506 no es de sonar alarmas, sino de crear conversación y de visibilizar soluciones.
Durante abril y mayo del 2023 vamos a conversar con docentes, con estudiantes, con investigadores, con emprendedores. Vamos a recordar cuál es el problema y por qué es importante. Además, vamos a buscar aquellas personas que están haciendo algo para cambiar esta realidad. Estos incluyen aquellos que han cambiado qué leen nuestros niños y jóvenes—como es el caso de la editorial La Jirafa y Yo, patrocinadora de una de las crónicas de nuestra edición—y aquellos que están cambiando cómo aprenden a leer los costarricenses.
¿Es usted una de esas personas? ¿Conoce a alguno de estos agentes de cambio? O ¿tiene la misma preocupación que tenemos en El Colectivo 506 y quiere saber más?
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¡Vamos a leer!
