Una tiene pelo blanco y corto; la otra tiene el pelo blanco y largo. A veces en un moño.
Una viste chaqueta, pantalón y botas; la otra lleva un vestido y un delantal.
Una es sacerdote; la otra es cocinera.
Una tiene perros lindos y suaves; la otra tiene tortugas que comen, nadan y escapan.
Una hace galletas para perros con ajo, melaza y tocineta. ¡Yo me robo la masa! La otra hace delicioso arroz y frijoles.
Desde la puerta principal de la casa de Grandma, puedo ver casas, gente agradable, el océano, y el frío. Su vecina me regaló un pequeño unicornio. Juego con sus perros y brinco por la calle y voy a ver a Nerida, la estatua de la sirena. Desde la puerta principal de la casa de Mima, puedo ver niños en bicicleta, flores en su jardín; el hámster de mi primo está enterrado en el patio trasero. Juego en el jardín. Aquí es donde mi papá creció. Cuando mi padre era joven, plantó algunos de los árboles que van a lo largo del camino. Ahora son grandes.
Grandma habla inglés. Mima habla español. Cuando hablan, no pueden entenderse. Tengo que ser la traductora oficial. Es lindo, porque me encanta poder contarles los chistes que se perdieron.
En mi familia, yo soy la goma.
Texto de Emma Jane, contado a su madre. Inspirado en la destacada labor de abuela de Anne, de Eastport, Maine, y Cecilia, de Curridabat, Costa Rica. Nuestra columna semanal de Media Naranja cuenta breves historias de amor con un toque costarricense. Durante nuestra edición de enero, nos estamos enfocando en el amor por los abuelos. Le gustaría contarnos su historia, o participar en el grupo de docentes y padres de familia que nos está ayudando a incluir más voces de jóvenes en nuestra revista digital? ¡Escríbanos ([email protected]) o únase a nuestro chat de WhatsApp, Educación 506!