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Los diputados de Costa Rica, parte 2: Entrar a los vestidores

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La segunda parte de una serie de cuatro partes, «La alineación», que analiza a los jugadores que dominarán el campo de juego legislativo de Costa Rica entre 2022 y 2026: los 57 miembros de la Asamblea Legislativa. Como medio de comunicación comprometido con el periodismo de y sobre las regiones rurales del país, estamos analizando cómo se elige a los legisladores de las áreas rurales y qué logran desde sus curules. Lee la primera parte aquí. 

“La vez que fuimos a Telire de Talamanca, nos fuimos [de San José] a las 4 am. Llegamos al centro de Bribri a las 7:30 de la mañana”, dice Yonder Salas al recordar un viaje que luego continuó con media hora en helicóptero donado por una Asociación de Desarrollo local. Sin el helicóptero, para llegar a la comunidad que estaba visitando tendrían que caminar de tres a cuatro días. “Cuando vos llegás allá, ellos te cuentan: ‘cuando tuvimos que ir [oficinas públicas como] al IMAS, cuando tuvimos que ir a CONAPAM, cuando tuvimos que ir a la municipalidad, tuvimos que bajar cuatro días, y volver a subir cuatro días’”. 

“Uno dice, qué duro, ¿verdad? Esa es la Costa Rica que casi nadie conoce… Para ellos llegar hasta allí abajo por decirle un ejemplo, al IMAS [el Instituto Mixto de Ayuda Social] y que el IMAS le diga no le podemos atender porque no hay citas, entonces es allí donde usted dice, hay un trato desigual… Gente todavía más vulnerable y no se les está dando el trato adecuado”.

Ese día en Telire, en una de varias mesas redondas, los líderes indígenas explicaron que una clínica local que se estaba construyendo con fondos estatales estaba trayendo mano de obra de fuera de la región; la comunidad estaba ansiosa por que esto cambiara, porque el proyecto podría ayudar a generar empleo para las familias indígenas. Ese fue uno de los mensajes que Yonder y su jefa llevaron a San José después de la gira, comunicándolo a las entidades gubernamentales involucradas en la construcción.

¿Cómo llegaron Yonder y la legisladora Marulin Azofeifa a visitar Talamanca ese día? 

¿Cómo encaja esta labor de mensajero y defensor de las comunidades rurales en el trabajo de los legisladores costarricenses y sus equipos? 

Y, en un país donde los canales de comunicación entre las comunidades rurales y la Asamblea Legislativa fueron administrados durante décadas por dos grandes partidos, ¿cómo hacen los partidos pequeños para reclutar y elevar a los residentes rurales a uno de los cargos más altos del país?

Yonder Salas y la diputada Marulin Azofeifa en una reunión de la Comisión de Infraestructura en la Asamblea Legislativa, setiembre 2021. Cortesía Marulin Azofeifa / El Colectivo 506

Una serie de eventos extraordinarios

Nuestra exploración, durante todo el mes de marzo, de las formas en que los residentes rurales de todos los partidos de Costa Rica —nuevos y viejos, grandes y pequeños— llegan a la Asamblea Legislativa, muestra que prácticamente todas las historias electorales son enmarañadas y dramáticas. Los partidos pequeños no son únicos en este sentido. Aún así, la historia de Yonder nos permite ver cómo la época multipartidista, relativamente nueva de Costa Rica, ha cambiado el paisaje de manera drástica.

El diputado electo Yonder Salas en el año 1997 (derecho) en la fiesta de cumpleaños de su hermana menor, de blanco, acompañado por algunos primos en Barrio Nájera, Guápiles, Limón. Cortesía Yonder Salas / El Colectivo 506

A principios de 2018, Yonder era auxiliar de quirófano en el Hospital de Guápiles, el mismo hospital donde nació 28 años antes. Previamente, este gerente de proyectos e ingeniero industrial había trabajado en seguridad en plantaciones de banano y piña en la zona. Su amiga y futura jefa, Marulin Azofeifa, trabajaba justo al otro lado de la calle en la sucursal del Banco Popular en Guápiles, como asistente administrativa en el departamento de crédito. 

Para el 24 de febrero de 2022, el día en que entrevisto a Yonder por Zoom, tanto su vida como la de Marulin han cambiado radicalmente. Ella está terminando un período como legisladora de la provincia de Limón, y él está sentado en el edificio de la Asamblea Legislativa en San José, apretando la entrevista antes de su jornada laboral como asesor legislativo de Marulin, que comienza a las 9 am. 

El 1 de mayo, Yonder, ahora de 32 años, asumirá un nuevo rol en el mismo edificio: como legislador por la provincia de Limón y el Partido Nueva República, encabezado por el legislador electo y excandidato presidencial Fabricio Alvarado. 

La puerta giratoria entre ser asesor legislativo y sentarse en una curul se usa frecuentemente en Costa Rica. Debido a que el sistema de elecciones legislativas del país permite que los partidos diseñen sus propios sistemas para seleccionar a sus candidatos legislativos—sistemas que, tradicionalmente, otorgaba a los candidatos presidenciales y otros miembros de la élite partidaria, incluidos los legisladores salientes, enorme influencia—un asistente legislativo que haya realizado un buen trabajo para el partido bien podría entrar en la papeleta en una próxima legislatura. Y debido a que se permite la reelección legislativa, pero de manera no consecutiva, no hay nada que impida que un legislador brinde su apoyo a un asistente y, a veces, pase a formar parte de las filas de los asesores de ese nuevo legislador para el próximo período.

Yonder Salas durante un evento de campaña del Partido Nueva República en Siquirres, Limón. Cortesía Yonder Salas / El Colectivo 506

Si Yonder fuera miembro del Partido de Liberación Nacional (PLN) o del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), él, al igual que la legisladora Marulin, probablemente se habrían preparando para estos roles a lo largo de muchos años: ondeando banderas del partido como niño, participando en la Juventud de los partidos, o incluso asistiendo a cursos a través del Instituto Rodrigo Facio del PLN o de los programas de formación del PUSC. Pero en la Costa Rica de hoy, con un PLN y un PUSC mucho más débiles, y múltiples partidos compitiendo por la presidencia y la legislatura, el camino hacia la asamblea puede ser mucho más corto y menos formal. 

¿Significa esto que las comunidades rurales tienen más acceso a la Asamblea a través de nuevos partidos?

Si y no.

¿Cómo seleccionan a sus candidatos los partidos pequeños?

Fabricio Alvarado y sus partidos, ahora Nueva República (PNR) y hasta el 2018 Restauración Nacional, son conocidos por sus posiciones sociales sumamente conservadoras y su apoyo vehemente en las zonas rurales. Fabricio sorprendió a muchos en Costa Rica en 2018, tanto con su paso a la segunda vuelta presidencial como con la impactante victoria de 14 legisladores. 

El Frente Amplio es lo opuesto al PNR en casi todas las formas imaginables. No es un partido nuevo: fue fundado en 2002 por el varias veces diputado José Merino, aunque hoy su cara más visible es el legislador y excandidato presidencial José María Villalta. No es un partido rural: fue fundado en San José, donde todavía hoy está en gran parte su base electoral, particularmente en áreas con poblaciones estudiantiles activas. Y con el colapso del Partido Acción Ciudadana (PAC), que salió cojeando de las elecciones de febrero sin un solo diputado después de dos mandatos presidenciales consecutivos, se puede decir que el Frente Amplio es el abanderado más visible y establecido de la política socialmente progresista en la Asamblea.

La entonces candidata a diputación Priscilla Vindas (centro) con diputado y el entonces candidato presidencial José María Villalta, en un evento de campaña del Frente Amplio en la ciudad de Alajuela. Cortesía Frente Amplio / El Colectivo 506

Sin embargo, ambos partidos muestran que el crecimiento y la diversidad de partidos más pequeños durante el siglo XXI en Costa Rica presenta ventajas y desventajas en lo que respecta a la transparencia del proceso de la elección legislativa. 

Ya sea en el sistema bipartidista o el sistema multipartidista actual, el proceso de elección legislativa proporcional de Costa Rica pone a los líderes del partido a cargo de determinar quién entra en la papeleta legislativa. Dado que cada partido diseña sus propios procesos internos, los procesos de un gran partido pueden ser naturalmente más formales e inflexibles, lo que dificulta el avance de los nuevos talentos. Sin embargo, el PLN y el PUSC desarrollaron una sólida infraestructura a nivel distrital, cantonal y provincial para que los candidatos legislativos—al menos aquellos que no fueron elegidos personalmente por el candidato presidencial—tengan que abrirse camino a través de una serie de elecciones.

Mientras tanto, debido a que los partidos más pequeños no tienen los recursos financieros para igualar la complejidad de las estructuras regionales de los partidos más grandes, el fundador o el liderazgo actual naturalmente tiene una influencia significativa sobre los valores que rigen la selección de legisladores, incluso si usa esa influencia para mejorar la accesibilidad. Cuando se le preguntó cómo el Frente Amplio elige a los candidatos, la legisladora electa Priscilla Vindas, que aparece en nuestro reportaje de la semana pasada, describe un proceso conversacional diseñado para ayudar a los miembros del partido a comprender los valores y prioridades de una persona antes de que se lleven a cabo las votaciones a nivel provincial. José María Villalta hace eco de sus comentarios cuando le preguntan por las prioridades del Frente Amplio. 

“Damos menos importancia a la distribución territorial… porque consideramos que deben ser diputados nacionales,” dice. “El trabajo que han hecho, el trabajo que han realizado en las luchas. No al cantón de donde ella proviene”. 

La entonces candidata a diputada Priscilla Vindas en un evento de campaña en San Carlos. Cortesía Frente Amplio / El Colectivo 506

Por razones obvias, el fundador de un partido, o la cara más reconocible de un partido más pequeño, tiende a tener mucha influencia en la forma en que los legisladores hacen su trabajo una vez que están en el cargo, incluso si esa figura no está físicamente presente en la asamblea. Tanto Priscilla como el también legislador electo Ariel Robles de Pérez Zeledón, San José, señalan a José María, el único legislador del Frente Amplio durante el período 2018-2022, como un importante modelo a seguir mientras se preparan para su ingreso a la asamblea. (Su partido ha aumentado su presencia de uno a seis legisladores para 2022-2026).

Yonder brinda un ejemplo similar cuando se le pregunta si el extenso trabajo de campo que Marulin Azofeifa y su personal han realizado durante su mandato es parte de una filosofía del partido. En su respuesta, va directo al enfoque personal de Fabricio Alvarado. 

“Siempre don Fabricio lo decía: ‘Si yo llegara a ser Presidente de la República, nuestros ministros y nuestros funcionarios van a estar en la calle. No van a estar sentados en una oficina’”, dice Yonder. “Ese fue el compromiso. Tal es así que cuando yo quedé como diputado, la gente me llamaba y me decía, ‘Espero que ustedes se acuerden de aquellas palabras que ustedes decían, que ustedes iban a llegar a las comunidades’».

Yonder Salas y el entonces candidato presidencial Fabricio Alvarado durante un evento de campaña en Limón. Cortesía Yonder Salas / El Colectivo 506

Zonas rurales y control político

Por supuesto, una fracción legislativa pequeña ofrece menos representatividad rural, como reconoce de inmediato José María Villalta. 

“He tenido que atender problemas de las siete provincias, y eso me ha obligado a concentrarme en los temas más importantes y temas de alcance nacional”, dice sobre su gestión como el único diputado FA durante el periodo 2018-2022. “Eso obviamente deja en algún segundo plano [los temas] más regionales o incluso cantonales”. 

Él agrega que con menos diputados para visitar las comunidades y un presupuesto de comunicación mucho más pequeño que el que tenían los partidos durante la era bipartidista, la comunicación con las áreas rurales es difícil de lograr; la televisión es el medio más importante para tal comunicación y también el más costoso, lo que profundiza la brecha entre los partidos más pequeños y las regiones rurales, asevera. 

La diputada Marulin y el diputado electo Yonder dicen que al tener varios diputados en su fracción entre 2018 y 2022, y el compromiso declarado de Fabricio Alvarado con el trabajo de campo, los ha llevado a enfocarse en el control político: la capacidad formal de una diputado para representar a su provincia ante las entidades estatales.

Yonder Salas durante un evento de campaña en Limón. Cortesía Yonder Salas / El Colectivo 506

Como mencionamos la semana pasada, los diputados ya no tienen una partida específica, fondos que podían distribuir para las necesidades de la comunidad antes de una reforma en 1998. Una vez más, este cambio ha tenido efectos positivos y negativos. Mientras el sistema era “corruptísimo”, según el politólogo Fabián Borges, tanto él como la politóloga Vanessa Beltrán señalan que permitía un fuerte vínculo entre los legisladores y las comunidades rurales. El potencial para resolver problemas locales mediante la asignación de fondos de una partida específica creó una responsabilidad directa entre los legisladores y las regiones que sus partidos les asignaron.

Hoy, sin embargo, los legisladores que así lo elijan pueden dedicar tiempo al control político que beneficie a las regiones que les interesan. Para Marulin, esto significó un extenso recorrido y trabajo a nivel comunitario y municipal por su provincia de Limón. Para Yolanda Acuña, diputada de Heredia por el PAC de 2010 a 2014, esto significó construir conexiones con comunidades rurales con necesidades relacionadas con los temas de enfoque que ella había escogido, incluso si no tenía una conexión personal como residente. Ella regresaba luego a la Asamblea a tomar medidas.

Los diputados pueden presentar las inquietudes expresadas por los residentes rurales en una comisión relacionada y convocar a funcionarios gubernamentales para responder preguntas en esos espacios, explica Yolanda. Ella formó parte de la Comisión de Gobierno y Administración, lo que le permitió abordar una amplia gama de temas que aprendió a través del trabajo con comunidades como Sarapiquí, donde se involucró en los problemas de vivienda. 

Otra opción para los diputados es hacer un discurso sobre un tema en el plenario para que llegue a los titulares del día siguiente, explica.

“Yo entendí allí que el diputado tiene un poder”, dice Yolanda. “Es un poder real”.

El curul de Marulin Azofeifa en el plenario. Mónica Quesada Cordero / El Colectivo 506

Tanto Yolanda como Marulin—dos diputadas de lugares, períodos, e ideologías políticas muy diferentes—señalan logros concretos que resultaron de sus respectivas visitas de campo, trabajo con las autoridades locales, y control político en la asamblea. Para Yolanda, los ocho años desde que dejó el cargo han visto una serie de logros que ella ayudó a poner en marcha durante su período en la legislatura, pero que tomó tiempo para abrirse camino en el sistema. Por ejemplo, dice que está orgullosa de haber sido parte de lograr cambios en la forma en que se diseñan los proyectos de vivienda pública para áreas rurales para que se usen materiales y arquitectura apropiados para la región, en lugar de diseños y materiales prefabricados.

Sin embargo, al final, estas diputadas dicen que esos logros se produjeron por su propio impulso personal, más que por sus obligaciones oficiales o estímulos externos. 

“Vengo y provengo de una familia de escasos recursos, que gracias a este Estado Social de Derecho, pude estudiar y surgir de una zona rural”, dice Yolanda. “Tengo esa particularidad de ser muy sensible a este tema… Ese fue el enfoque desde que yo me senté en la Asamblea Legislativa”.

Marulin, quien tomó una licencia sin goce salarial de su trabajo en el Banco Popular de Guápiles para que su plaza quedara disponible nuevamente para ella cuando termine su periodo, dice que su trabajo comunitario es lo que recordará con más orgullo. 

“Tuve la experiencia en Barra de Colorado de hablar con un adulto mayor. Dijo, ‘Nunca en mi vida he conocido a un diputado’”, recuerda. “Yo le dije, por eso estoy aquí, [para] darle la cara a usted que nos eligió, y sabiendo que ustedes tienen necesidades que han sido invisibilizadas por años”.

La semana entrante, las ventajas, las desventajas, los dramas: cómo los partidos tradicionales forman sus papeletas, y cómo está cambiando.

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Katherine Stanley Obando
Katherine Stanley Obando
Katherine (Co-Fundadora y Editora) es periodista, editora y autora con 16 años de vivir en Costa Rica. Es también la co-fundadora de JumpStart Costa Rica y Costa Rica Corps, y autora de "Love in Translation." Katherine (Co-Founder and Editor) is a journalist, editor and author living in Costa Rica for the past 16 years. She is also the co-founder of JumpStart Costa Rica and Costa Rica Corps, and author of "Love in Translation."

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