El Día de la Madre es un gran día para El Colectivo 506. Nuestra organización fue co-fundada por tres amigas y madres. Fue construido de manera muy explícita, desde el principio, sobre nuestras esperanzas para nuestros hijas e hijos y el país que acoge su hogar. Ha sido moldeado, inevitablemente, por sus fiebres y citas y tonterías e incluso, en el caso de nuestras hijas mayores, por sus ideas para el nuevo y loco proyecto de sus mamás, personificado por una perezosa llamada Luz.
Desde que comenzamos a publicar el 1 de enero, hemos conocido a algunas madres increíbles, tanto en persona como de segunda mano, a través de nuestros periodistas y columnistas. Hoy queremos compartir algunas de sus historias con ustedes.
La madre que le dio un nuevo nombre a su hijo, con el corazón abierto, cuando él era un adolescente.
Las madres que lucharon durante años solo para demostrar, legalmente, que son una familia.
Las madres (multinacionales) de la cosecha de café, llegando a fin de mes a pesar de desafíos irreales.
Las madres que soportan lo insoportable.
Las que sostienen a los niños de otras durante los momentos más difíciles.
Las madres que vuelven a empezar, con el corazón roto, cuando pensaban que estaban en la meta.
Las madres que se unieron para apoyarse mutuamente, de todo el mundo.
Nos hicieron llorar, sonreír y sacudir la cabeza con asombro. Cambiaron la forma en que vemos el mundo de muchas maneras. Quizás lo más importante es que redefinieron para nosotras, una y otra vez, lo que es posible. Cuando estamos cansadas de escribir, traducir o tratar de hacer que una microempresa de comunicación funcione, mujeres como estas aparecen frente a nosotras, o en nuestra pantalla Zoom o en WhatsApp, y nos recuerdan que se están librando batallas mucho más grandes y aterradoras, y ganando todos los días. Estamos agradecidas con todas ellas y esperamos seguir informando y publicando más historias como las suyas.
En formas más pequeñas, pero a diario, las tres también nos cambiamos la una a la otra. No solo a través de las ideas que intercambiamos, sino también mostrándonos mutuamente cómo puede ser una madre a través de la incertidumbre, el dolor, en fin, el fango de la vida. Cambiamos al ver a Mónica ejecutar Zooms complejos con niños pequeños entusiastas haciendo malabares sobre ella (lo decimos literalmente), Katherine sumó una nueva identidad como madre educadora en el hogar y Pip trajo a Julia Victoria al mundo.
En este Día de la Madre, nuestro deseo para las madres es ese tipo de amistad. Y en los días de soledad, que nos llegan a todas, esperamos que las historias que les compartimos puedan marcar la diferencia.