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‘Dormir tranquilos depende de todos’

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Cuando a Bermont Rojas, líder comunal de Sixaola, le avisan por radio desde la zona indígena de Suretka que el río ha llegado a un nivel 4, él ya sabe que tiene un lapso de entre cinco y seis horas para evacuar a las personas que estén en peligro y preparar a las que quedarán encerradas luego de que el agua inunde las calles.

Antes de que esto suceda, ya los habitantes de esta comunidad en la frontera sureste entre Costa Rica y Panamá han estado conscientes de las alertas que ha emitido la Comisión Nacional de Emergencias (CNE); además, el Comité Municipal de Emergencias ya ha sostenido varias reuniones y quizá ya ha enviado uno o varios autobuses, prestados por un empresario de la zona, para evacuar a las personas que quieran ir a un albergue.

Además, cuando surge la alarma, la Cruz Roja y la Fuerza Pública también han estado trabajando en el monitoreo constante de los ríos.

Esta capacidad de respuesta y conocimiento se ha alimentado de la experiencia de los distintos actores sociales después de años de atender inundaciones de grandes proporciones y otras no tan graves.

Fotografía aérea de las comunidades más afectadas por las inundaciones en Sixaola del 15 al 22 de abril del 2021. Cortesía Maycol Morales / El Colectivo 506

“En los tiempos de antes había muchas inundaciones consecutivas, había tres o cuatro inundaciones al año”, explica Bermont, quien es voluntario de la Cruz Roja y de la CNE, así como miembro del Comité Municipal de Emergencias de Talamanca, el cantón número cuatro y el más extenso de la provincia de Limón.

“Cuando hay inundaciones yo llamo y me mandan cuatro voluntarios más y le tengo que hacer frente a la parte operativa en rescates más que todo, cuando hay personas atrapadas que no han podido salir porque la inundación las sorprendió”, explica Bermont al destacar que en los 32 años que tiene de ser voluntario ha aprendido a sortear las turbulencias del río en panga.

Pero esto es un trabajo que Bermont no hace solo. Distintas entidades presentes en la comunidad o en Talamanca, tales como Cruz Roja, Policía y Bomberos, se unen para atender las emergencias o para ir a repartir diarios casa por casa a quienes quedaron atrapados en sus hogares o no quisieron salir de ellos por temor a los robos que ocurren.

Y no sólo las instituciones se unen en la atención de un desastre causado por un evento natural. Participantes del proceso dicen que la unión de los líderes comunales y la consciencia de que todos juntos pueden reducir la vulnerabilidad son fundamentales.

Miembros de la Cruz Roja, la Policía de Fronteras, la Municipalidad de Talamanca, del Comité Municipal de Emergencias y el grupo operativo de Sixaola repartieron diarios a las personas afectadas en abril del 2021. Cortesía / El Colectivo 506

La CNE tiene radios de comunicación en varios sectores del río Sixaola, desde las partes más altas, donde están sus cinco afluentes, hasta la comunidad de Sixaola.

“Tenemos tres personas muy conocedoras en la parte de Suretka, territorio indígena de Talamanca, nosotros le pusimos niveles al río: nivel 1, nivel 2, nivel 3, cuando ellos me dicen ‘Golfito (así es conocido Bermont en la zona) estamos en nivel 4’ sabemos que viene agua segura.”

“Tenemos equipos de rescate para 10 personas donados por la Federación Internacional de la Cruz Roja”, cuenta Bermont, que utilizan para “tirarse al agua” de una vez, junto con motores y pangas de la CNE que tenían en Sixaola, pero hace poco tiempo éstos últimos se los llevaron porque estaban muy deteriorados debido a muchos años de uso. La esperanza es poder reponerlos en el corto plazo, indicó Bermont.

Mientras en el campo se llevan cabo rescates, el alcalde de Talamanca, quien por ley es el coordinador del Comité Municipal de Emergencias, mantiene reuniones constantes con el resto del comité y coordina acciones con instituciones como Ministerio de Salud, Ministerio de Agricultura, el Instituto de Desarrollo Agrario (INDER), el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), y la CNE.

La Asociación Indígena Bribrí – Talamanca (ADITIBRI) cuenta con un radio de comunicación en su sede ubicada en la comunidad de Suretka. Cortesía Enmanuel Buitrago / El Colectivo 506

La historia de las “llenas”

Los habitantes de Sixaola aún recuerdan la “llena” (como se conoce popularmente a las inundaciones) del 2005. Las fuertes lluvias ocasionaron entre el 8 y 10 de enero de ese año causaron inundaciones en el Caribe, sobre todo en Sarapiquí y Sixaola. El entonces presidente Abel Pacheco afirmaba el 11 de enero que la reconstrucción de lo destruido requeriría una inversión de entre ¢7 y ¢9 mil millones, mientras que en Sixaola cientos de personas permanecían en albergues.

Los que no se iban a los albergues tomaban como refugio la carretera elevada que lleva al puente entre Sixaola y Guabito, del lado panameño.

“Todos salen para ahí, nada más dejan a alguien cuidando la casa para que no se metan a robar. En el 2005 sacamos rollos de plástico negro que partimos en pedazos, la gente hizo como tienditas de campaña, muchos llevaban su plantilla, el gas, los carros, las motos, los chanchos, los caballos, los perros… es un espacio pequeño pero ahí todo el mundo se acomoda con animales y todo”, relata Bermont. “La CNE, como nadie podía entrar ni salir porque todas las calles estaban cerradas, nos autorizaba órdenes de compra” para adquirir comida en los supermercados de la zona.

Así, quienes tenían posibilidad de cocinar con gas cocinaban para un grupo de personas hasta que bajara el nivel del agua, lo que por lo general con estas llenas sucede dos o tres días después.

Esta escena, afortunadamente, desde el 2005 no se ha repetido en Sixaola. Para Bermont Rojas esto se debe en gran parte a un muro de contención que se construyó con fondos de la Junta de Administración Portuaria y de Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica (JAPDEVA), que detiene en gran medida el agua.

Bermont agregó que hoy día en Sixaola, se recomienda que todas las casas se construyan a una altura mínima de tres metros para evitar problemas en una inundación pequeña o mediana.

“En las casas de tres metros y medio, la gente ya ni sale” en una inundación, cuenta Bermont.

Administración de emergencias en contextos diversos

El Comité Municipal de Emergencias de Talamanca se reunió en el Centro de Control de Operaciones de la Cruz Roja Costarricense de ese cantón, durante las inundaciones que afectaron Sixaola del 15 al 22 de abril pasado. Fotografía Cortesía Maycol Morales / El Colectivo 506

“Los desastres se pueden administrar”.

Con esta frase Maycol Morales, vocal del Comité Ejecutivo del Comité Municipal de Emergencias de Talamanca, explica la labor principal de esta entidad, tarea que él denomina “Administración de Emergencias”.

“El Comité Municipal lo que hace es básicamente responder a un incidente de forma articulada”, dice. “Tiene un papel muy importante de organizar a la comunidad y de organizar a las instituciones”.

El Comité Ejecutivo del Comité Municipal de Emergencias de Talamanca funciona como una Junta Directiva que tiene un coordinador—el puesto que por ley, corresponde al alcalde—, un subcoordinador, una secretaria, un vocal, y un fiscal. Igual a sus homólogos en otras comunidades (como el Distrito de Monte Verde, el enfoque de nuestro reportaje anterior), el Comité Municipal tiene además Mesas de Trabajo para atender distintos temas. Maycol es funcionario del Patronato Nacional de la Infancia (PANI) en Talamanca, y en el contexto actual de pandemia se encarga de la Mesa de Trabajo para Territorio y Pueblos Indígenas que coordina los temas referentes al COVID-19. Sin embargo, Maycol explica que el objetivo principal de la comunidad en crear estas mesas fue responder a eventos como inundaciones.

Este presidente de la Cruz Roja a nivel regional en Limón y cruzrojista voluntario afirma que otro reto relacionado a la respuesta a emergencias en la zona es la gran diversidad y tamaño del territorio que los comités deben atender. Para responder, los comités se han dividido no solo a nivel temático sino también a nivel geográfico.

Talamanca es el cantón más extenso de la provincia de Limón y el segundo más extenso de Costa Rica, con una población de alrededor de 43.000 personas.

“Tenemos cuatro distritos en Talamanca, Bratsi (Bribri), Sixaola, Cahuita y Telire. En el cantón tenemos también cuatro territorios indígenas: Kekoldi, Talamanca Bribri, Talamanca Cabécar y Telire, que se ubica en Alto Telire. Estos territorios indígenas tienen su propia organización comunitaria”, afirma Maycol.

El cantón tiene áreas protegidas importantes, como Cahuita y el refugio Gandoca-Manzanillo; por supuesto, también tiene la zona fronteriza de Sixaola. Esta zona es afectada por pobreza, algunos elementos que denotan explotación sexual comercial, problemas con el agua (que disminuyeron con la construcción de un acueducto grande). Hay una mezcla de población transfronteriza que va y viene, incluyendo indígenas Ngöbe en ambos lados de la frontera; indígenas panameñas suelen venir a Costa Rica a dar a luz.

Toda esa dinámica propia de una zona fronteriza tiene muy poca regulación y “eso es importante para entender también la organización”, asegura Maycol.

Maycol afirma que es importante también tener en cuenta la presencia de problemas asociados al tema marítimo terrestre, es decir, la ocupación de la zona costera, que es zona pública, asunto que genera conflictos, el más reciente involucró un territorio que se debe devolver al territorio indígena de Keköldi.

Miembros de la Asociación Indígena Bribrí – Talamanca (ADITIBRI) y de diferentes organizaciones de la zona en una reunión de coordinación en la sede de ADITIBRI ubicada en la comunidad de Suretka. Cortesía Enmanuel Buitrago / El Colectivo 506

Por todas estas razones, ha sido esencial para las estructuras cantonales fortalecer los comités comunales, que no atienden una sola comunidad sino que sectores. Por ejemplo, Sixaola se divide en cuatro comités comunales, aunque el proyecto es crear más comités pero este proceso de consolidación se ha detenido debido a la pandemia del Covid-19. Donde no hay un comité comunal todavía, se trabaja con la asociación de desarrollo o cámara de turismo de ese lugar, dice Maycol.

Él indica que será muy importante continuar y profundizar estos esfuerzos, ya que los cambios en la plataforma continental ha provocado cambios en el río y en el dique que lo contiene.

“Eso ha generado que cuando hay inundaciones y hay marea alta el río se devuelve y se inundan mucho más fácil las comunidades, entonces hemos tenido inundaciones en Talamanca en días de sol”, afirma Maycol.

Pase lo que pase, la comunidad es la clave.

“A veces el impacto no se debe tanto a la cantidad de lluvia, si no a cómo esté organizada la comunidad y aquí entra el rol de la gestión del riesgo”, indica Maykol al destacar que “nosotros somos más expertos en inundaciones porque cada rato pasa”.

Aprovechar la fortaleza de estructuras autóctonas

El desarrollo de estructuras hiper-locales ha tenido su propia vida en los territorios indígenas. Ellos, por ley, tienen una estructura de gobierno propia que es la asociación de desarrollo indígena, la máxima autoridad dentro de este territorio con rango de gobierno local según la Sala Constitucional.

Por ello, la Municipalidad de Talamanca, como gobierno local, tiene a su vez cuatro gobiernos locales que representan a los territorios indígenas de Kekoldi, Talamanca Bribri, Talamanca Cabécar y Telire, cuya organización ha demostrado ser efectiva en la atención y monitoreo de las amenazas.

La asociación indígena Bribrí-Talamanca (ADITIBRI) representa a la etnia bribri, donde existen unas 40 comunidades y en la cual “tenemos estructuras auxiliares que son los Consejos de Vecinos que funcionan en alrededor de 22 comunidades”, explicó Enmanuel Buitrago, vicepresidente de esta asociación. “A nivel de emergencias, hemos canalizado todos los procesos con estas estructuras comunales.”

De acuerdo con este líder que habita en Bribri, antes del 2019 existían estructuras distintas, alrededor de 52, que eran disfuncionales. “Hicimos la prueba en ese momento con cinco estructuras para contactarlos y fue prácticamente imposible, los teléfonos no existían o las personas no estaban”.

“Nosotros como asociación le recomendamos a la CNE que trabajáramos mediante los consejos…de ahí, la Junta Directiva tomó acuerdos importantes, como la reinstalación de radios de comunicaciones” e informar a los consejos en el tema de emergencias.

Entre las 40 comunidades que conforman el territorio indígena, existen nueve radios de comunicación conectados en Alto Urén, Duriñak, Cachabri, Yorkin, Ak Bërie, Suretka, Sepecue, Amubri y Arenal, con los cuales se trabaja de forma coordinada con la CNE.

“En estas comunidades, que son las más alejadas, se realiza un monitoreo diario en las tres jornadas—mañana, mediodía y tarde—aunque no haya emergencia”, mientras que en una emergencia o en una situación fuera de lo normal se monitorea cada tres horas el estado del tiempo o de los ríos, detalla Enmanuel. “Tenemos grupos de WhatsApp, donde se reportan los estados del tiempo. Por ejemplo, si en Bajo Cuén o Coroma está lloviendo fuerte y el caudal del río aumenta, los encargados pasan fotografías y reportes que son sistematizados y enviados a la CNE, tratamos de informar a la comunidad de lo que está pasando”.

También tiene una radio territorial y una radio cultural para mantener informada a la población.

Mediante la Junta Directiva, así como 15 funcionarios más que conforman la plataforma de servicio de la asociación, se le da apoyo a las familias y se canaliza de la forma más óptima posible las ayudas que se reciben en una emergencia o en cualquier asunto de interés para la comunidad.

“Los 22 Consejos de Vecinos realizan sesiones permanentes por temas de emergencia, territoriales u otros, hay un enlace constante y esto sirve para monitorear los eventos que pueden pasar, pero también para fortalecer algunos proyectos que desarrollamos a nivel de las comunidades”, recalca Enmanuel.

Miembros del cuerpo de Bomberos, Cruz Roja y Guardacostas trabajan en operaciones de rescate y evacuaciones durante las inundaciones que afectaron Sixaola del 15 al 22 de abril del 2021. Cortesía Maycol Morales / El Colectivo 506

Un nuevo evento en el mapa: tsunamis

La zona costera del cantón de Talamanca también está organizada para responder a un eventual desastre y disminuir los daños y la vulnerabilidad ante una amenaza. Igual que en los territorios indígenas, las particularidades culturales de estas zonas—sobre todo en Cahuita y Puerto Viejo, donde hay una mezcla de culturas que incluye la población afrodescendiente y una influencia europea—afectan la forma en que estos esfuerzos se desarrollan.

Leticia Gallet forma parte de la Plataforma Turismo Caribe, que agrupa a entidades públicas, emprendimientos, MiPyMEs turísticas y sus encadenamientos en la Región Huetar Caribe. Esta organización trabaja muy de cerca con el Comité Municipal de Emergencias de Talamanca en el tema de respuesta ante eventos.

Leticia destaca que este comité sostiene reuniones todos los meses y trabaja todo el año para tener planes de emergencia, mientras que en caso de huracán, tsunami o terremoto, a esta estructura se le unen los comités locales de emergencia en las comunidades que los tienen.

“Costa Rica está súper organizado en el tema de emergencias a nivel local, con la participación de comunidades. Esa es la fuerza del sistema: una organización que permite coordinar el trabajo de todos y actuar muy rápido cuando hay cualquier tipo de emergencia, con personas que se capacitan y se reúnen todo el año”, enfatizó.

Esta francesa que vive en Cahuita afirma que en su país no ha visto una organización como la costarricense. En Francia el pueblo no puede atender emergencias porque se considera que ese es un tema que atañe a profesionales, por lo que allá toma más tiempo solucionar un problema.

Parte del equipo de la Municipalidad de Talamanca que trabajó durante las inundaciones que afectaron Sixaola del 15 al 22 de abril del 2021. Cortesía Maycol Morales / El Colectivo 506

Por ejemplo, recuerda que una vez en su país natal hubo una emergencia y la gente en algunos sectores tuvo que esperar meses para que se restableciera la electricidad y el agua, mientras que “aquí todos saben qué hacer, le reportan los daños a las instituciones públicas y todo se hace rápido”.

“Hay muchas cosas que ya sabemos por las capacitaciones que hemos recibido. Sabemos que si hay un terremoto como el de 1991, lo primero que nos va a quitar son las rutas y las comunicaciones, por lo que se instalaron radios de emergencia en la costa”, uno en la delegación de Policía Turística de Cocles y otro que por lo general está en la Fuerza Pública de Cahuita, añadió Leticia.

“En un terremoto yo sé dónde ir, dónde puedo encontrar el primer radio de emergencia y sé cómo empezar a trabajar, organizar las cosas, como están todos repartidos en el territorio. Estoy muy orgullosa de trabajar en un equipo como este”, concluye Leticia, quien también es miembro del Comité Ejecutivo del Comité Municipal de Emergencias de Talamanca.

Pero además de las capacitaciones en temas como sistema de comando de incidentes, organización en emergencias y manejo de albergues con instituciones como CNE, Cruz Roja, Bomberos y la Agencia de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA), recientemente la zona ha recibido formación con respecto a tsunamis.

De acuerdo con Maycol Morales, siempre se ha manejado que los tsunamis pueden tener más efecto en Pacífico, pero los capacitadores “nos han abierto los ojos de que en realidad en el Caribe Sur no estamos preparados para un tsunami”, por lo cual “nos han venido capacitando o generando información para tener conciencia y claridad de cómo el efecto puede ser devastador”, dice.

El Comité Municipal y las organizaciones costeras han trabajado en los últimos años con el ejercicio Caribe Wave (Caribe Tsunami Warning Excercise), que es un ejercicio anual de tsunami de la Comisión Oceanográfica Intergubernamental (COI) de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia, y la Cultura (UNESCO).

El ejercicio, que se lleva a cabo a lo largo del continente, permitió hacer un “primer borrador de plan para tsunamis, todavía nos falta terminarlo, trabajamos muy fuerte en el 2018 y 2019, pero con la pandemia paramos en 2020”, explicó el vocal del Comité Ejecutivo del Comité Municipal de Emergencias de Talamanca.

Entre el aprendizaje que han alcanzado está, por ejemplo, el saber que en caso de tsunami se recomienda que los habitantes salgan caminando o en bicicleta porque los vehículos generan tráfico y eso es más peligroso.Todavía nos falta más trabajo para marcar rutas de evacuación, sitios seguros donde acudir y cómo salvar vidas en pocos minutos.

“Lo primordial es salvar vidas y la idea de que haya algunos lugares donde la gente se refugie es porque los equipos de respuesta no van a entrar de una vez”, añade.

Otras instituciones con las cuales han estado trabajando el tema de tsunamis son la CNE y el Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (CIMAR) de la Universidad de Costa Rica.

El CIMAR es el primero que da la alerta de tsunami y de inmediato se activan los mecanismos de comunicación oficial. La información llega en primera instancia al jefe de operaciones de la CNE y, de ahí, al Comité Municipal de Emergencias. “Todos estamos conectados por medio de Whatsapp o por radios de comunicación de la CNE”, explica Maycol.

El líder comunal precisó que en Cahuita ya tienen algunos lugares identificados para la evacuación de personas, por ejemplo cerca del cementerio y la zona conocida como Fila Carbón, que son partes altas. Sin embargo, no han podido avanzar en la identificación de más rutas de evacuación debido a la pandemia.

“Debemos tener un mapa en la comunidad, mapas para los turistas en inglés y español, estamos dando los primeros pasos”, además los gobiernos locales han venido organizando y arreglando las carreteras alternas, que ahora “son más transitables”, manifestó Maycol al indicar que necesitan más participación de las personas que no forman parte de ninguna organización.

El trabajo continua

Además de los pendientes en el tema de la capacitación en tsunamis, Maycol dice que seguirán trabajando en otros temas, como consolidar y reforzar una estructura específica para la atención de emergencias en la zona costera, tarea que esperan continuar una vez superada la pandemia.

En los territorios indígenas algunas comunidades, como Bajo Cuén y Mojoncito, están ubicadas en un delta con alto riesgo de inundación, “se ha colocado una especie de muro de contención para tratar de evitar una desgracia, pero con el tiempo se ha venido deteriorando. Esa tarea está pendiente”, agrega.

De acuerdo con Bermont Rojas, la inundación de abril del 2021 permitió visualizar ciertas debilidades en el muro de contención de Sixaola debido al paso del tiempo y a que el río lo va debilitando. Para esto, esperan contar en el futuro con fondos que permitan reforzarlo.

Asimismo, ambos líderes se refirieron a la necesidad de buscar una solución a la vulnerabilidad de las plantaciones, como las de plátano, ayote y maíz, las cuales en ocasiones se inundan porque el agua sube por los canales que se han hecho para que en las inundaciones el agua baje de nivel mucho más rápido.

Queda claro que Talamanca cuenta con gente comprometida que trabaja ad honorem por la seguridad y la calidad de vida de sus comunidades. Ya buscan que personas más jóvenes se capaciten en esos temas y sean capaces de relevar a los actuales líderes comunales.

Cuando sucede un evento, “ya la gente sabe que tiene que hacer un informe de situación, eso es como los ojos de la emergencia, para que la CNE tenga toda la información necesaria para atender la emergencia”, asegura Maycol Morales. “Hay varios compañeros que saben hacer eso. Ya me puedo morir tranquilo”.

La inundación de abril del 2021 en Sixaola afectó sobre todo a los agricultores de Sixaola, en especial a los de las comunidades Las Vegas y Las Palmas, que tuvieron pérdidas totales en la producción de maíz, ayote y plátano. Cortesía Bermont Rojas / El Colectivo 506
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Mayela Lopez
Mayela Lopez
Mayela Lopez es fotógrafa y periodista independiente radicada en Costa Rica, interesada especialmente en el fotoperiodismo y la fotografía documental. Ha trabajado para medios como Grupo Nación, la Agencia France Presse (AFP), Revista América Economía (Chile), Periódico Nuestro Diario (Guatemala) y la Agencia Mexicana de Noticias. Mayela Lopez is a freelance photographer and journalist based in Costa Rica, especially interested in photojournalism and documentary photography. She has worked for media such as Grupo Nación, Agence France Presse (AFP), América Economía Magazine (Chile), Nuestro Diario newspaper (Guatemala) and the Mexican News Agency.

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