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jueves, octubre 31, 2024
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Las piedras en sus zapatos

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Text por Mónica Quesada Cordero y Katherine Stanley Obando, con insumos adicionales de los fotoperiodistas Mayela López and Thomas Enderlin. Cuarta parte de nuestra serie de abril sobre turismo rural comunitario en Costa Rica. Lea la primera parte, Más sabe el diablo por viejo”, la segunda parte “Un paso a la vez“, y la tercera parte «Cuando el oro es verde«.

Café bajo el sol en un patio en la ladera de una montaña. Las sonrisas contagiosas de dos ex mineros de oro que ahora dedican su vida a mostrar la belleza del bosque con visitantes de todo el mundo. Descubrimientos inesperados con guías que han crecido en el área y dedican sus vidas a mejorar su comunidad.

El turismo rural – especialmente para aquellos de nosotros que nos topamos con él desde oficinas, edificios altos, calles llenas de gente y largos días frente a una pantalla brillante – puede sentirse como un sueño. Es fácil dejarse llevar por la poesía y el propósito del esfuerzo. De cierta forma, esta euforia es exactamente lo que las experiencias de turismo rural están diseñadas para crear: la fatiga de una madrugada que comienza con el canto de los pájaros y el coro de los insectos, el agradable dolor en los músculos que han caminado y trabajado, los pulmones llenos de aire limpio, las barrigas llenas con tortillas hechas a mano y tortas de plátano y otras delicias de ingredientes cosechados al alcance de la mano.

¿Un día en la vida de un turista rural en Costa Rica? Sabemos cómo es eso y es extraordinario. Pero, ¿cómo es un día en la vida del emprendedor rural? ¿Cuál es la realidad detrás del sueño?

Doña Rosa Montero prepara en su casa en Rancho Quemado, Península de Osa, la «arepa de orero», platillo que ofrece a los turistas que visitan el Tour del Oro, que es parte de Caminos de Osa. La arepa la preparaban los oreros en la montaña. Los ingredientes eran fáciles de llevar y de mantener en las largas jornadas en busca de oro: leche en polvo, harina, royal o levadura y manteca. Los oreros la cocinaban en la cateadora, uno de los instrumentos que usaban para extraer el oro del material del río. Mayela López/El Colectivo 506

No todo se trata de caminatas por senderos e identificación de la vida silvestre, por supuesto. Pero ni siquiera es todo trabajo físico y atención al cliente, como algunos visitantes podrían imaginar: picar y lavar, la respuesta a todas horas a diversas necesidades y situaciones inesperadas de los visitantes. Incluso una breve conversación con empresarios rurales sobre su día a día revela su conexión con una red de requisitos burocráticos, permisos, multas y leyes que generalmente se originan en oficinas alejadas de sus comunidades, pero que los afectan de manera tangible cada día. Para sobrevivir, deben dominar leyes y requisitos complejos y cambiantes, conocer a personas dentro de las oficinas locales y nacionales que puedan hacer avanzar las cosas y encontrar formas de adaptarse a procedimientos que rara vez se diseñan teniendo en cuenta sus realidades diarias, como el acceso a Internet o equipos, o su capacidad para cerrar el negocio durante un día completo para recibir una capacitación a varias horas de su hogar.

La actividad turística en Costa Rica está acostumbrada a vivir una montaña rusa en cuanto a su ocupación. Los meses de diciembre a marzo son conocidos como temporada alta y los hoteles y actividades turísticas pueden tener ocupaciones del 100%, mientras que setiembre y octubre, la temporada baja, muchas operaciones deciden cerrar para evitar gastos con ocupaciones cercanas a cero. Pero como lo dice Luis Diego Madrigal, guía turístico y dueño de ICETOUR, un instituto para formación de guías, Costa Rica vivió una temporada cero durante el 2020—pasando de estar “a full” en la temporada alta de febrero 2020, a prácticamente nada, en cuestión de semanas—y en el 2021 sólo ha existido una temporada baja. Muy, muy baja.

Esta situación extraordinaria ha exacerbado, sin duda, el estrés que enfrentan los emprendedores de turismo rural en Costa Rica. Pero el estrés no inició con el COVID-19.

“Híjole, hay que cargarse de paciencia,” dijo Jorge Fallas, presidente de la Cámara de Experiencias Rurales reflexionando sobre la realidad del emprendedor de turismo rural. Esa es la herramienta que no le debe faltar a quien desee incursionar en esta actividad económica.

Ya les contamos por qué.

 

El cafecito de la mañana

Sergio Arias sabe la importancia del cafecito de la mañana, no sólo porque es dueño de Casa Tangara Dowii, un café en el Cerro de la Muerte, sino porque es guía de avistamiento de aves y nunca se pierde de la primera luz del día. En los últimos meses, Sergio ha tenido que armarse de paciencia y de mucho café. A finales del año 2019, con muchos años de experiencia bajo el brazo, decidió tomar el siguiente paso y extender su negocio. La llegada de la pandemia frustró el crecimiento de su iniciativa, financiada por un préstamo de Banca para el Desarrollo, un sistema mediante el cual fondos públicos son administrados por banca pública y privada para financiar pequeños y medianos emprendimientos, con un interés muy competitivo. Pero no cambió en nada el empedrado proceso para iniciar su trabajo.

Las mañanas en las montañas de Costa Rica pueden amanecer llenas de niebla y humedad, pero eso nunca detiene la actividad del emprendedor. Thomas Enderlin / El Colectivo 506

“Hoy necesitamos generar empleo de calidad, que tribute y genere desarrollo social, pero los que queremos hacer bien las cosas nos topamos con una maraña de burocracia, que detiene a más de uno en el proceso,” escribió Sergio en una publicación en Facebook al cumplir ocho meses de realizar trámites y finalmente estar en la recta final para obtener su permiso de operación. La foto que posteó con su recuento mostró una de las muchas tazas de café que consumió durante el proceso, rodeada por los diversos papeles y formularios que formaron parte del largo camino empedrado.

Para Sergio, su experiencia negativa es el resultado de una gran desinformación y falta de comunicación entre las diferentes entidades de gobiernos que están involucradas en permitirle funcionar.

Un emprendedor de turismo rural que quiera operar bajo el marco de la ley en Costa Rica debe tramitar diferentes permisos y documentos con ocho instituciones del estado y semi-privadas: inicia con su municipalidad, Ministerio de Salud, Caja Costarricense de Seguro Social, Banco Nacional de Costa Rica, Banco de Costa Rica, Instituto Nacional de Seguros u otra aseguradora, Ministerio de Hacienda y en algunos casos Ministerio de Ambiente y Energía y el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC).

Según los emprendedores que entrevistamos, la intervención de todas estas entidades es justificable en su gran mayoría; el problema es que no se comuniquen entre ellos, que no virtualicen algunos procesos y entonces le soliciten a los emprendedores que visiten cada una de las instituciones. Es decir: el cafecito de la mañana de estos emprendedores a veces se toma en horas de la madrugada, no porque hay que ordeñar las vacas o recibir una gira temprano, sino porque hay que viajar largas horas a pueblos o ciudades donde pueden realizar sus trámites en persona.

“Hay que llevar todos los documentos impresos,” dice Sergio sobre una de sus visitas, “y llegas a la caja de la plataforma municipal y te los escanean y te los devuelven y no pueden ir con grapas porque sino te regañan”.

Fotografía de todos los documentos tramitados por Sergio Arias para cumplir los requisitos del permiso de operación de su negocio. Cortesía Sergio Arias / El Colectivo 506

“Ahora yo me pongo a pensar en el montón de emprendedores, las señoras y señores de pueblo de este país, que quieren abrir una cafetería, que quieren abrir una tienda de souvenirs, que quieren abrir un restaurante, que ni siquiera entienden los términos técnicos que le dan a uno en ese montón de papeles y documentos”, dice Sergio, para él este tipo de trabas sólo fomenta la informalidad. “El tema no es dejar de cumplir, es de hacerlo más sencillo”.

“Soy cliente frecuente de la contraloría de servicios del ICT, contraloría de servicios del INA, contraloría de servicios del SINAC, de todos,” dice Luis Diego, “porque sino usted no se enoja, entonces el siguiente trámite va a ser igual”. Luis Diego se ha hecho un experto en mencionar a funcionarios la ley 8220 de simplificación de trámites, que indica que los ciudadanos no tienen por qué hacer trámites que las instituciones pueden realizar de forma interna.

“Yo tambíen soy cliente frecuente de contraloría de servicio”, dice Margarita Bottazzi, propietaria de Posada Rural Monserrat. “Sólo así se logra o con patas”, agregó.

“El tiempo mío frente a la ventanilla, no vale nada”, dice Donald Varela, co-propietario de Casitas Tenorio B&B y la Reserva Tapir Valley ambos en Bijagua, y el presidente de la Cámara de Turismo de Río Celeste, CATURI. (La co-fundadora de El Colectivo 506, Pippa Kelly, es su esposa y socia.)

Sergio, Luis Diego, Margarita y Donald coinciden en mencionar que la disposición de los funcionarios públicos para atender a los empresarios turísticos es clave.

Donald y Sergio cuentan cómo han tenido que gastar muchas horas en oficinas públicas explicando inclusive la realidad de su actividad económica a gerentes bancarios y funcionarios en ventanillas de instituciones.

En una reciente renovación de patente, después de religiosamente lograr todos los documentos solicitados, Donald se presentó a realizar el último paso y la persona le indicó que no podía realizar el trámite. “Vengo con usted tramitando esto desde hace un mes y usted no me había comentado nada,” recuerda Donald decirle.

Este escenario no es nuevo para ninguno de ellos.

Rocío Vargas, es una líder comunal que cualquier pueblo desearía. Rocío estuvo a punto de abandonar La Palma hace más de 10 años. Sin embargo, ingresó a Caminos de Osa y, más tarde, se convirtió en la encargada de la alimentación y logística en torno a los cruceros de National Geographic que llegan a la Península de Osa. En su soda ofrece comida criolla que cumple estándares de calidad, «antes las cocineras cocinaban como quisieran, ahora no, ahora siguen una receta», explica. Mayela López/El Colectivo 506

“Son frustraciones que me sucedieron donde se invirtió tiempo, dinero, energía, para realizar un trámite y que por la desinformación de una persona en una ventanilla, lo induce a uno a hacer cosas diferentes”, dice Donald. Para resolver este problema, Donald y los demás emprendedores señalan que la solución ha sido identificar aquellos funcionarios que no sólo están bien informados, pero también tienen interés en que los trámites de los emprendedores salgan.

La ley 8220, Ley de Protección al Ciudadano del Exceso de Requisitos y Trámites Administrativos, fue emitida en el año 2002 y en el año 2011 la ley 8990 incluyó algunas modificaciones. Las últimas modificaciones al reglamento a la ley se firmaron en el año 2017, pero el mismo rige desde el 2012, y en él se establecen obligaciones para las instituciones del estado en beneficio del “administrado” como se denomina a cualquier persona física o jurídica que en Costa Rica deba realizar un trámite en una entidad pública. Dentro de esas obligaciones está el Artículo 6º-Principios de coordinación institucional e interinstitucional, que establece que las instituciones tienen la obligación de comunicarse entre sí para obtener información necesaria para un trámite de un administrado, y el artículo 8, inciso c, que exime a un administrado de entregar un documento que ya se encuentra dentro del sistema de la institución porque fue utilizado en otro trámite o un paso anterior del mismo trámite.

Esta legislación además creó el Sistema de Simplificación de Trámites y Mejora Regulatoria, bajo la rectoría del Ministerio de Economía, Industria y Comercio, el cual desde el año 2017 no ha publicado ninguna actualización en su sitio web sobre Trámites mejorados por parte de las Instituciones de la Administración Pública según la consulta realizada por El Colectivo 506 el 21 de Abril del 2021.

Al final, navegar trámites tienen un trasfondo complejo. Las leyes 8220 y 8990 establecen que la simplificación de trámites de las instituciones está limitada por lo que permiten todas las leyes de la república. Entonces, un emprendedor de turismo no sólo se enfrenta a funcionarios y funcionarias que desconocen o no comprenden sus funciones, sino a legislaciones que no están creadas pensando en ellos.

“Las leyes son restrictivas y de protección para el bosque y para los animales pero no contempla nada relativo a la gente de la comunidad,” comentó Enoc Espinoza, propietario de Sierpe Azul Exclusive Tours y miembro del proyecto Caminos de Osa, quien plantea que aunque el plan de manejo de la Reserva Forestal de Golfo Dulce, permite actividad ganadera y actividad agrícola en áreas que previamente han destinadas a esa actividad, el ecoturismo y la investigación científica, no considera ningún tipo de apoyo institucional para fomentar la mejora y la implementación de estas actividades económicas para así generar estabilidad económica junto a la protección ambiental.

Para Jorge, una de las soluciones al “Frankenstein”, como él lo denomina, que existe en la actualidad en legislación que afecta la actividad turística es la creación de “Una Ley General de Turismo, donde se agarre a todas las leyes, decretos, directrices y empaquetélas en una sola ley” dice.

Esa ley que imagina Jorge tendría capítulos específicos para cada una de las actividades turísticas, generados con la participación de individuos y empresas pertenecientes a las mismas. “Y podemos visionariamente”, dice Jorge, “con las experiencias que nos han dejado la pandemia, hacer algo muy bueno”.

Cruzando el río Pacuare. Thomas Enderlin / El Colectivo 506

 

El casado de mediodía

Esa primera taza de café ya se tomó hace horas: brilla el sol de mediodía, y es hora de la comida más importante del día en Costa Rica, el almuerzo. Cualquier turista, hasta en la visita más breve a Costa Rica, aprende que hay que comer un buen casado. Para el emprendedor que sirve comida, es una hora de mucho corre-corre; para el guía, podría ser un momento para respirar y hacer estrategia para la caminata de la tarde; para hoteleros, suele ser la hora cuando se van los huéspedes y se alista para los que ingresan ese día.

Cada una de esos procesos—servir comidas, cambiar sábanas, realizar el check-in, manejar un grupo durante una gira—se transformó increíblemente con el almuerzo amargo que ha sido el COVID.

El 18 marzo del 2020 el gobierno de Costa Rica se ve forzado a cerrar fronteras para controlar el avance de la enfermedad, medida que continuó con restricciones de funcionamiento y movilidad dentro del territorio. Esto significó un golpe a la actividad turística que ya ha causado el cierre de muchos emprendimientos. A pesar de la reapertura de fronteras aéreas en agosto del 2020 y marítimas en noviembre, el ingreso de turistas a Costa Rica en el 2020, según datos del Instituto Costarricense de Turismo (ICT), disminuyó en casi un 70% en comparación con el 2019, con un total acumulado de 1 011 912 ingresos. Para enero y febrero del 2021, el porcentaje de variación de ingreso de turistas a Costa Rica es todavía más alarmante, el ingreso es un 83% menor, en comparación al mismo periodo el 2020 cuando las fronteras aún estaban abiertas.

Un informe realizado ICT señala que “estiman una mayor recuperación hacia finales del 2021 y una cantidad de turistas que podría aproximarse a los 600 000”, un escenario todavía más negativo que el experimentado en el 2020.

La Organización Mundial del Turismo, citada por el ICT, presenta varios escenarios de proyecciones de recuperación para la economía turística, la más conservadora habla de finales del 2024, la más esperanzadora habla de mediados del 2023. ¿Cómo está enfrentado Costa Rica esta realidad? ¿Cómo se prepara para los años que siguen?

Una guía de pájaros que se observan en Costa Rica y en el Arboretum Luis Jorge Poveda Alvarez, Bahía Chal, Península de Osa, junto una cámara fotográfica, herramientas indispensables por igual para turistas y guías. Mayela López/El Colectivo 506

“Yo no he sentido apoyo del ICT,” dice Margarita. Ella además de su posada rural con actividad temática, tiene una buseta de turismo y es guía turística. Para ella, el apoyo ha venido de sus colegas y la cámara de experiencias rurales a la que pertenece, sin embargo comenta que a pesar del trabajo y el esfuerzo, no se ha logrado suficiente. “Nosotros los empresarios necesitamos resolver ya”, agrega Margarita.

“Muchos hemos sobrevivido con ahorros, las dos temporadas nulas que hemos tenido, pero diay, ya en la bolsa quedan tres pesetas en el fondo”, dice Sergio. “No han habido soluciones amplias, sólo parches y cosas paliativas, y el muerto ahí está todavía”

Margarita cuenta que una  emprendedora en San José al inicio de la pandemia tuvo que dirigir todos sus ahorros para arreglar un tanque de agua que se rompió en su propiedad. Margarita tuvo que hacer lo mismo cuando un árbol cayó sobre una estructura de su hotel.

“Nosotros los emprendedores necesitamos flujo de caja para resolver los problemas inmediatos que tenemos”, agrega. “[En este momento] tenemos dos opciones, o abandonamos nuestro proyecto o seguimos apechugando, y aquí no hay facilidades financieras”

“A los pequeños empresarios, que tienen pequeños proyectos, no les están condonando nada” dice Luis Diego, haciendo referencia a una polémica condonación de deuda que realizó el gobierno a la industria arrocera por más de seis mil millones de colones otorgados por el Sistema de Banca para el Desarrollo, consideración aplicada inclusive a empresario que estaban morosos antes del COVID-19, según reportó el diario La Nación.

“Las palabras Banca para el Desarrollo deberían ser cambiadas a Banca para el Rescate” dice Luis Diego. “Este país lo que necesita es una ley de rescate de la actividad turística, con contenido económico …  que la ley tenga cómo ayudarnos. Si no va a haber condonación que haya una prórroga de por lo menos 24 meses para que la gente empiece a pagar. La gente necesita que la rescaten.”

“No quiero que me regalen, que me den una condonación de deuda”, dice Sergio quien es cliente de Banca para el Desarrollo, “yo quiero que me presten y me den 1 o 2 años para pagar y así seguir operando y mantener la cadena de proveedores activa”.

Sergio recientemente tuvo que explicarle a una funcionaria del banco donde gestionó su préstamos de Banca para el Desarrollo, cómo funciona la actividad turística, descubriendo juntos que el sistema financiero del país no está preparado para asistir a esta actividad y aún menos en tiempos post-pandemia. “[En Banca para el Desarrollo] te pueden prestar dinero pero tiene que demostrar flujo de caja” dijo Sergio. “Cómo le vas a decir a un guía que muestre su flujo de caja del último año si tenés cero ingresos, si no han habido turistas en un año. Como le va a decir eso a un hotel, a un tour operador, a un transportista que tiene todas las unidades paradas”.

“La pelea más grande que tenemos”, dice Donald, “es lograr que la banca estatal saque un producto que venga a solventar las problemática que tenemos, no podría ser al más del 2% de la tasa básica, y con plazos de gracia variables dependiendo de la actividad”.

Al unir el panorama presentado por los emprendedores entrevistados con las proyecciones de  la OMT, es claro que la actividad turística de este país está en un grave peligro.

“De nada sirve una campaña “Vamos a Turistear,” si al final ud llega y el negocio está cerrado, no sirve de nada”, dijo Luis Diego, refiriéndose a una campaña masiva del ICT enfocada a promover el turismo nacional.

Toma de pantalla del conversatorio «a calzón quita’o» por Zoom con cinco emprendedores de turismo rural en Costa Rica y el equipo del El Colectivo 506.

El happy hour y las noches en vela 

Como ya hemos visto, el día del emprendedor rural es largo, muchas veces sin descanso. Pero imaginemos que en este día ficticio que estamos trazando, la llegada del famoso “happy hour” da a nuestros emprendedores una oportunidad para hacer una pausa. Los turistas ya están instalados en las mecedoras con una águila bien fría, o se están bañando después de horas en el sendero, o están lidiando con las emociones de niños cansados antes de la cena. Los emprendedores, si tienen suerte, tienen chance para ponerse al día con sus hijos, revisar sus cuentas, planear un poco para el próximo día.

Conversando así, con cerveza en mano y a calzón quita’o como dicen, preguntamos a los emprendedores que han participado en nuestras entrevistas: Diay, ¿qué se puede hacer para mejorar esta situación?

Es difícil llegar a soluciones. Existe muchísima frustración.

“El sector turismo, más que todo el turismo rural y el ecoturismo, hemos sido el pañito de domingüear de este país”, dice Donald, “y el valor que nos dan a nosotros es nada, pero nada, hasta hoy … eso es un golpe emocionalmente fuerte.”

Johnny Rodríguez dueño, junto a su esposa, de El Trapiche Don Carmen, ha fabricado su propia cuchillo para poder cortar la caña más eficientemente. Los emprendedores rurales de Costa Rica están constantemente innovando y resolviendo sus necesidades y dificultades de forma creativa. Mayela López/El Colectivo 506

Ese pañito es también un motor bien fuerte, y parte de la frustración que expresan los emprendedores viene de la importancia que su actividad económica tiene para el país. Entre el 2012 y el 2017, el aporte de la actividad turística al Producto Interno Bruto (PIB), según reportó en el 2018 el Banco Central de Costa Rica (BCCR) ha presentado un aumento constante. En el 2016 un 5% del PIB de Costa Rica fue generado de forma directa por la actividad turística. Para el 2017, cálculos realizados con datos crudos por El Colectivo 506 muestran que el impacto directo de esta actividad económica fue de 5.9% del PIB.

También en el 2016, el BCCR reportó que considerando los efectos directos e indirectos en la economía, la actividad turística ayudó a generar un 8,2% del PIB, superado únicamente por la industria manufacturera, minas y canteras, y muy por encima de la industria agrícola en general.

Al hablar de empleo, la actividad turística representó el 8,8% de los empleos en el país para el año 2016, con 211,213 empleos. Para el 2017, en tan sólo un año, se contabilizó un total de 308,057 empleos, un aumento del 45% en el número total de empleos dentro de la actividad turística, representando ahora el 13,5% del total de empleos en el país.

Datos más recientes probablemente sólo mostrarían cómo el impacto económico de la actividad turística continuó creciendo entre el 2017 y el 2019, considerando que las llegadas internacionales de turistas aumentaron en casi un 10% en ese rango de tiempo.

¿Cómo es posible entonces, dicen los emprendedores, que a pesar de la importancia económica de su actividad, se dedica tan poca atención a analizar y responder a las necesidades económicas del sector?  No sólo para atender el impacto del COVID, pero para mejorar ese camino empedrado que deben caminar, con o sin COVID, para formalizar su participación en esta actividad económica.

Luis Diego atribuye parte del problema, especialmente en el contexto post-pandémico, a una falta de interacción entre el estado y el sector.

“Que salgan los 125 empleados del ICT y que le digan a Sergio, ¿qué necesita usted?” propone Luis Diego.

Para Luis Diego, otra parte de la respuesta es tener a los emprendedores bien informados sobre sus derechos, con respeto a los trámites, para que puedan abogar por sí mismos.

Vista de Oceano Pacífico desde las montañas de Talamanca. Thomas Endelrin / El Colectivo 506

Donald dice que después de mucha interacción entre CATURI y la alcaldesa de la Municipalidad de Upala, la conclusión a la que han llegado es que la municipalidad debe tener una persona dedicada a atender a los empresarios.

“Se necesita una oficina operada por una persona con conocimiento del sector dentro de la municipalidad, y que la municipalidad tiene la obligación de sacar los recursos para eso”, dice, “para garantizarnos nosotros que la persona que está operando esa oficina tiene el conocimiento de la tramitología que eso requiere y que no estemos brincando de un lado para otro…. No puede ser que el tiempo nuestro no tenga valor.”

“No tenemos otra opción para sobrevivir en comunidades rurales, la opción nuestra y por lo cuál hemos sido emprendedores es porque amamos lo que hacemos, amamos nuestra comunidad y hemos decidido hacer una lucha de sangre para poder hacer que un negocio funcione en comunidades rurales”, concluye Donald.

Al final, ese día largo termina en una noche en vela. El sector está esperando: no solo a ver qué tan rápido se pueda vacunar al país contra el COVID-19, y en qué cantidades volverán turistas a pisar las calles y los senderos de Costa Rica, pero qué tan bien podrán los dirigentes del país crear soluciones que les permitan seguir vivos, seguir funcionando.

Después de pasar una jornada con estos emprendedores, enfocado en la malla institucional que les rodea, la sensación es de decepción y una preocupación profunda. Hay mucha oscuridad. Pero igual que el bosque en Costa Rica de noche—cuando la oscuridad esconde niveles extraordinarios de actividad, drama y ruido entre los insectos y animales que lo habitan—hay muchas personas trabajando de una u otra forma para tratar de mejorar la situación y evitar el colapso de emprendimientos pequeños.  Ya conversamos con el Ministro de Turismo, Gustavo Segura, sobre las múltiples acciones que él y su equipo están gestionando para tratar de dar alivio a los emprendedores. Ya interiorizamos cómo la esperanza que reportamos desde el Río Pacuare, los más de 200 Km de El Camino de Costa Rica, y los bosques de la Península de Osa, pueden traducirse en opciones prácticas para un sector golpeado. La semana entrante, el viaje termina con estas soluciones.

Mientras tanto, tarde o temprano—en muchos casos muy tarde—el emprendedor rural busca su cama. Pero si su descanso es profundo, es solo por el cansancio del trabajo arduo del día. No es por tranquilidad de mirar al futuro. Eso, por ahora, no existe.

La noche de un guía de turismo puede ser tan ocupada como el día. Aquí Juan Antonio Chavarría, guía y propietario de Urritrek, aprovecha para tomar una fotografía mientras acompaña a turistas en un tour nocturno. Thomas Enderlin / El Colectivo 506
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El equipo editorial de El Colectivo 506 trabajó en conjunto para publicar esta nota. The editorial staff of El Colectivo 506 worked together to publish this article.
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