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Los diputados de Costa Rica, parte 3: Saliendo de la banca

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Nuestra serie «La alineación» analiza a los jugadores que dominarán el campo de juego legislativo de Costa Rica entre 2022 y 2026: los 57 miembros de la Asamblea Legislativa. Como un medio de comunicación comprometido con las regiones rurales del país, estamos analizando cómo se elige a los legisladores de las áreas rurales y qué hacen una vez que están allí. Lea la primera y la segunda parte.

Cualquier persona que sea la primera de su comunidad en ser elegida ha pasado por momentos difíciles: las personas que les dijeron que no se podía hacer, las críticas cercanas y lejanas, la serie de fracasos que finalmente conducen a un gran avance. No sorprende que Sonia Rojas haya recorrido un camino difícil para convertirse en la primera legisladora electa costarricense que además se identifica como mujer indígena.

Sorprende, sin embargo, el hecho de que gran parte de lo que Sonia Rojas y su familia tuvo que superar ocurrió dentro de su propio partido—un partido cuya bandera su familia ondea con un entusiasmo eterno a pesar de años de lucha. La historia de los Rojas muestra la profunda y continua lealtad hacia los partidos tradicionales de Costa Rica en las zonas rurales, al igual que demuestra la intensa frustración que experimentan los ciudadanos rurales que intentan llegar a las cúpulas del poder.

Hoy, mientras continuamos nuestro esfuerzo para comprender la relación entre la Costa Rica rural y la Asamblea Legislativa, les traemos la historia de dos mujeres que nacieron en sus afiliaciones políticas y crecieron vistiendo los colores que heredaron de sus padres.

También les traemos un cuento de dos partidos. Ambos son fuente tradicional de poder en Costa Rica, habiendo gobernado el país durante la era bipartidista. Ambos utilizaron procesos de selección legislativa en los que la élite del partido, en particular el candidato presidencial, tenía una enorme influencia sobre quién entraba en las listas legislativas. Ambos fueron sacudidos por escándalos de corrupción en la primera década de este nuevo siglo, una inesperada bofetada que los llevó a realizar algunos cambios.

Intrigas en el palacio

Cuando se le pregunta cómo llegó a formar parte del Partido de Liberación Nacional (PLN), Sonia se ríe.

“Nacimos liberacionistas como nacimos liguistas”, dice, equiparando las dos grandes rivalidades de Costa Rica, entre el PLN y el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), y entre los clubes de fútbol Saprissa y La Liga.

Ella remonta ambas afinidades a su padre indígena. (Su autoidentificación como la primera mujer indígena legisladora de Costa Rica ha sido cuestionada porque los pueblos Bribri y Cabécar son matrilineales y su madre no era indígena; Sonia sostiene que independientemente de cómo la vean los demás, ella se identifica plenamente con su cultura del padre.)

“Papá nos decía, ‘Vamos con la Liga.’ Papá es liberacionista, y, vamos, somos liberacionistas”, dice la educadora y trabajadora de salud pública. “Es un amor de papá… El Partido Liberación Nacional Liberación nos abre las puertas. [El candidato presidencial] José María Figueres nos abrió las puertas. Es un partido de inclusión”.

Diputada Electa Sonia Rojas (centro) y el candidato presidencial José María Figueres Olsen (a su izquierda) durante una actividad en el depósito libre de Golfito el 25 de Febrero siguiendo la campaña para elecciones presidenciales. Rafael Vargas / El Colectivo 506

Pero como todo lo relacionado con la Asamblea Legislativa, nada es tan simple. Cuando Sonia menciona al Proyecto 8, una iniciativa impulsada por su familia para promover la presencia indígena en los cargos políticos de la Zona Sur, eso me lleva a entrevistar a su hermano mayor, Eduardo Rojas. Él, a su vez, describe el largo camino de los hermanos Rojas hacia las papeletas de Liberación.

Eduardo atribuye el inicio de este proceso a un decreto del Presidente Abel Pacheco (2002-2006) que estableció a Buenos Aires como la “cuna de la cultura indígena” de Costa Rica. Este nuevo título contrasta marcadamente con la falta de atención que los partidos políticos prestan a esta diversa región, por ello Eduardo dice que esto aumenta el deseo de cambio.

“Nos damos cuenta que los indígenas han sido usados solamente para que vayan a votar, y cuando llegan a la municipalidad ni nos toman en cuenta”, dice, recordando actos de campaña llenos de chicha y tamales, seguidos de silencio. “No nos vuelven a ver”.

Eduardo y sus hermanos iniciaron el Proyecto 8, llamado así por ocho iniciativas clave del sector público que beneficiarían a las comunidades indígenas de Buenos Aires. La meta del proyecto: promover la elección de los indígenas a nivel municipal, y más allá.

Eduardo relata años y años de fracaso del grupo de base. Su primer gran éxito, sin embargo, fue importante: la elección de su hermano José como alcalde de Buenos Aires en el 2016. Al recordar ese momento, interrumpe la entrevista entre sollozos.

“Jose arrasó los pueblos indígenas. Por primera vez se pusieron de acuerdo”, dice. “Ese fue el secreto.”

Recuerda cómo el candidato del Partido Acción Ciudadana estaba liderando por 52 votos, pero una mesa no se había comunicado. La mesa que faltaba era de una comunidad indígena aislada sin conexión a Internet, y cuando sus representantes de esa mesa finalmente llegaron al lugar donde esperaban comunicar los resultados, se había ido la luz.

Eran las 11:15 pm cuando por fin llegaron esos últimos resultados que pusieron a José en la cima como el primer alcalde indígena de Costa Rica, dice Eduardo.

Sonia Vargas (izquierda) durante su campaña para ser electa como diputada por Puntarenas del Partido Liberación Nacional, en una reunión con las mujeres artesanas del Bosque del distrito Biolley del Cantón de Buenos Aires. Rafael Vargas / El Colectivo 506

Sus relatos de intentos de representación en la Asamblea Legislativa son igualmente dramáticos. Para las elecciones de 2006, Eduardo dice que el candidato presidencial Oscar Arias le prometió un lugar en la boleta legislativa de Puntarenas en una reunión local. Sin embargo, cuando llegó el día de la asamblea nacional de Liberación, Eduardo se enteró de que lo habían dejado fuera. No pudo entrar a la sala porque no era delegado, pero tomó prestado el gafete de prensa de un amigo, logró entrar y acercarse lo suficiente para hablar con Arias, dice.

“Don Oscar le dijo a Rodrigo Arias, ‘Sí, recuerdo que este muchacho pidió un espacio’”, cuenta Eduardo. Terminó en el cuarto lugar del boleto para Puntarenas ese año. Aún así, Liberación no obtuvo suficientes votos en la provincia para que Eduardo resultara electo.

Describe un proceso igualmente caótico cuando Sonia fue elegida. La familia Rojas esperaba que el alcalde José fuera el candidato, pero debido a que Costa Rica ahora exige la paridad de género en las boletas legislativas, el primer lugar para Puntarenas terminó reservándose para una mujer, así que Sonia se postuló. El candidato Figueres había dado su apoyo a otra candidata; los hermanos Arias apoyaron a otra; y con la división de la élite del partido, Sonia y su apoyo de base, incluidos los alcaldes de Liberación que presionaron a los delegados a su favor, pudieron abrirse paso.

“Eso señala las luchas que damos desde las comunidades para poder tener un espacio político dentro de los partidos tradicionales”, dice.

Sonia Rojas come un almuerzo campesino durante una gira con sus compañeros docentes a hogares de muchachos que han dejado el estudio y son motivados a regresar. La inserción educativa ha sido un tema de interés de la diputada electa como directora del Liceo Rural Indígena en Cabagra de Buenos Aires. Rafael Vargas / El Colectivo 506

La exdiputada liberacionista Karla Prendas (2014-2018), de la ciudad de Puntarenas, tiene una historia similar que contar. Ex presidenta municipal de la ciudad portuaria, ella arrasó en las elecciones distritales y cantonales y terminó ganando las legislativas provinciales con el mayor margen registrado en el país en la Liberación de ese año, dice.

Cuando llegó a la asamblea nacional del partido y el candidato Johnny Araya la llamó, supuso que estarían hablando de su primer lugar en la boleta de Puntarenas, recuerda.

“El candidato me llamó dos días antes para decirme que no me iba a dar el espacio. Iba a pasarme a tercer lugar”, dice Karla, y agrega que finalmente logró volver al primer puesto al demostrarle al candidato cuán profundos y motivados eran sus seguidores. Aún así, no estaba segura de lo que sucedería en el piso de la asamblea del partido y tenía que decidir si pagaría la donación requerida que corresponde al primer puesto en la papeleta; la cantidad varía, pero puede llegar a los 3 millones de colones, dice ella. La cantidad pagada por el candidato disminuye a medida que se baja en la papeleta, por lo que al pagar por adelantado por el primer puesto, se estaba arriesgando.

“Hay que replantearnos en este país la forma de elección de diputados y diputadas”, dice Karla. “El sistema de elección realmente es muy desgastante, es muy excluyente, y al final una de las causas que uno dice del por qué tanto abstencionismo. La gente realmente siente que no puede elegir lo que realmente quiere… No es tan democratizado”.

Un cambio radical

La legisladora electa María Marta Carballo, del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), se apresura a admitir que la falta de control rural sobre las papeletas legislativas también forma parte del legado de su partido. Los partidarios rurales del PUSC tuvieron la misma experiencia de ver a un candidato legislativo ascender en las filas, solo para ser eliminado por decisión del candidato presidencial o anulado por los delegados de otras provincias. Sin embargo, ella argumenta que una reforma reciente dentro del PUSC ha aumentado el control rural sobre los procesos del partido.

María Marta Carballo posa para una fotografía con dos hombres de territorio indígena de Limón durante su campaña política. Cortesía PUSC / El Colectivo 506

Al igual que Sonia, María Marta ha sido una entusiasta seguidora de su partido prácticamente desde su nacimiento—hecho que se produjo, como ella misma señala con orgullo, el mismo año de fundación del PUSC, hace 38 años. Mientras Sonia ondeaba banderas verde y blanca en Buenos Aires, María Marta ondeaba banderas azul y roja en el centro de Limón. También como Sonia, llega a la asamblea con experiencia en trabajo de salud pública.

Sin embargo, a diferencia de Sonia, María Marta llegará su curul el 1 de mayo como alguien que ya está inmersa de lleno en la labor legislativa de su partido. Fue directora administrativa del bloque legislativo o fracción del PUSC hasta que renunció para enfocarse en su campaña como candidata por Limón.

El presidente del PUSC, Randall Quirós, explica que la reforma en la selección de candidatos legislativos salió de la hora más oscura del partido.

“En el año 2010 el PUSC estaba pasando por un momento crítico”, dice. En las elecciones de 2006, el partido obtuvo sólo cinco diputados, resultado impensable antes de los escándalos de 2004 que implicaron a dos expresidentes del PUSC. “Muchos de nuestros simpatizantes y militantes se habían trasladado a otros partidos: PAC, el Movimiento Libertario.”

Cuando el partido volvió a ganar solo cinco curules en las elecciones de 2010, los líderes del partido se vieron obligados a enfrentar el hecho de que sus matemáticas tradicionales ya no tenían ningún sentido. A los candidatos presidenciales siempre se les había permitido elegir a cinco legisladores en función de su preferencia personal, pero si bien esto funcionó cuando una fracción muy pequeña del PUSC tendría 19 legisladores, ya no funcionó cuando esos cinco podrían formar la fracción completa.

El comité ejecutivo del partido decidió hacer un cambio, explica Randall. Hoy, como en Liberación, los candidatos a diputados del PUSC deben ganar las elecciones a nivel distrital y cantonal; sin embargo, PUSC ahora finaliza su votación legislativa a nivel provincial, en lugar de una asamblea nacional.

María Marta Carballo durante su campaña. Cortesía PUSC / El Colectivo 506

Tanto Randall como María Marta dicen que el impacto ha sido significativo, tanto en el entusiasmo de los votantes como en los propios candidatos legislativos.

“Obliga al precandidato a involucrarse mucho más en el trabajo territorial y conocer más a profundidad las necesidades de cada distrito”, dice María Marta. Nadie puede saltarse estos procesos, sabiendo que la élite del partido en la asamblea nacional ya lo preseleccionó. “Yo soy del cantón central del Limón, pero al empezar yo a hacer los procesos distritales, tengo que ir por ejemplo a conocer personas y a conocer dirigencia, y a trabajar de la mano con Guacara de Guácimo o La Florida de Siquirres”.

Cuando fue elegida como candidata, había estado trabajando con la base durante un año y medio, dice. Tanto María Marta como Randall dicen que esto ha energizado a los votantes rurales.

“Hoy es una catársis que existiera una representación real de la provincia y no una designación por la asamblea nacional”, dice Randall, haciendo eco a los comentarios de María Marta de que no tiene sentido que los delegados partidarios de Alajuela o Heredia elijan a los candidatos de Limón. Él dice que cree que el cambio es parte de la razón por la que PUSC ha avanzado poco a poco hasta nueve legisladores para el período 2022-2026.

Kattia Quirós, presidenta de Liberación Nacional, dice que su partido también ha respondido a su reducida fracción legislativa mediante un cambio en el número de candidatos legislativos que puede elegir el candidato presidencial. Este número solía ser cuatro, pero en diciembre de 2020, el partido aprobó una reforma que permite que el candidato elija sólo al candidato de primer lugar para la provincia de San José.

Sin embargo, ella dice que si bien se ha discutido un cambio en las elecciones provinciales entre los líderes del partido, no es un cambio que Liberacion está considerando actualmente. Ella argumenta que un partido que busca la presidencia necesita una asamblea nacional para garantizar que se seleccionen candidatos legislativos provinciales que estén bien alineados con el candidato presidencial.

“Bajar a nivel provincial la escogencia de los diputados cercena mucho esa relación a nivel nacional y con la persona que sea candidata”, dice. “Tiene que existir esa empatía también entre quien vaya a ser la persona que represente al partido como candidato o candidata a nivel nacional, y con la fórmula que se lleve en las diferentes papeletas [legislativas]”.

Agrega que mientras a otros partidos les encanta criticar los procesos de Liberación, sus procedimientos de elección de delegados distritales, cantonales y nacionales son sólidos y rigurosos. En otras palabras, Liberación no es un partido que elige a sus candidatos por capricho.

“A diferencia de otras agrupaciones políticas que se hacen a dedo, por más que digan o tratan de decir que en Liberación eso no funciona—perdón, pero no es fácil llegar en estos procesos”, dice, agregando que 15,000 personas en todo el país votaron para elegir los diputados de Liberación en el 2021.

Randall dice que cree que todos los partidos costarricenses eventualmente tendrán que descentralizar sus procesos de selección.

“Un partido, para que permanezca vivo, para que pueda crecer en simpatizantes… tiene que elegir sus candidatos de diputados desde la asamblea provincial”, afirma.

La ambición y la billetera

Independientemente de estos procesos internos, el hecho es que postularse para la asamblea, particularmente en un partido más grande con un proceso largo y riguroso, es costoso.

Karla dice que los costos financieros y personales de sus esfuerzos políticos requirieron grandes sacrificios para su familia. Ahora, a los 43 años, no está segura de aceptar el desafío que asumió al final de sus 20.

“Fue en medio de los niños, la lactancia, las cuarentenas”, dice. Tuvo que pedir un préstamo para cubrir los costos de la campaña. Ella describe todo esto como estresante para la familia, ya que su candidatura era una posibilidad remota.

La ahora diputada electa María Marta Carballo (izq) visita casas en comunidades de Limón durante su campaña política. Cortesía PUSC / El Colectivo 506

“Tenía que tener mucha plata y apellidos de ciertos grupos familiares o el visto bueno de algunas partes de la cúpula. Eso había sido la dinámica”, dice. “Imagináte la dificultad para una mujer de una isla… o de un sector indígena”.

María Marta dice que si bien cree que el proceso de campaña es una parte esencial de la preparación de un diputado para representar bien a su provincia, reduce el acceso de muchas personas al proceso.

“Esa es una debilidad del sistema, porque la inversión se hace en muchos aspectos, tanto inversión personal de tiempo, hay mucho desgaste en todo ese proceso, y también un desgaste económico que no se puede pasar por alto”, dice. “Para estar viajando a Guácimo, Siquirres, Barra del Colorado, necesito invertir tiempo, necesito invertir dinero, necesito hacer propaganda. Todo eso por cuenta de la persona que está haciendo el proceso. Eso podría ser una de las debilidades del proceso.

“Sí es un sistema costoso”, admite.

¿Cómo pueden las puertas abrirse más?

Como hemos visto a lo largo de nuestra serie, el fin del sistema bipartidista de Costa Rica en realidad hizo que el proceso de elección legislativa fuera menos inclusivo en algunos aspectos. Vanessa Beltrán, del Centro de Estudios e Investigaciones Políticas (CIEP) de la Universidad de Costa Rica, señala que debido a que tanto Liberación como el PUSC tienen mucho menos apoyo electoral que hace apenas 20 años, el presupuesto que reciben por ley para capacitación y divulgación es mucho menor. Eso significa que actividades como los grupos de Jóvenes del PUSC de los que formaba parte María Marta, o el otrora robusto Instituto Rodrigo Facio, han disminuido drásticamente.

La necesidad de más capacitación y apoyo para los candidatos rurales es algo que mencionan los legisladores y ex legisladores de todo el espectro político, desde Marulin Azofeifa de Nueva República, de nuestro reportaje de la semana pasada, hasta el PLN y el PUSC. Karla Prendas dice que un canal de apoyo más amplio para diversos candidatos, independientemente del partido, podría surgir de un enfoque basado en el género.

“Yo creo que las cosas pueden cambiar… aunque vayan intereses patriarcales”, dice. “Estoy convencida de que tiene que ser con mujeres de la periferia”. Agrega que si bien puede ser difícil unir regiones rurales, cada una con sus propias prioridades, en torno a la idea de un mayor acceso rural a la política, el impulso está creciendo entre las organizaciones de mujeres interesadas en apoyar el desarrollo de candidatas legislativas de áreas rurales.

Entre estas organizaciones se encuentran el Foro Político de Mujeres de Costa Rica, al que pertenece Karla, así como la Red de Mujeres Parlamentarias. La exdiputada del PAC, Yolanda Acuña, señala a la Red de Mujeres Municipalistas, de la que es cofundadora, como otro ejemplo.

Si bien el consenso parece ser que se necesita crear más capacitación y apoyo económico para facilitar que los ciudadanos rurales ingresen a la política, la conversación con Eduardo Rojas sugiere que se puede lograr mucho impacto con una sola intervención. Al final de nuestra charla, recuerda otro evento que impulsó el Proyecto 8: una capacitación del Tribunal Supremo de Elecciones.

“El TSE en 2002 dio un taller de derechos políticos de indígenas”, dice. “Allí fue donde despertó… Nos prendió un poco la motivación”.

Esa motivación ha sido clave, porque la política es solo para los locos, dice Eduardo: “Si alguien lo pensara bien, no lo hace”.

Sonia Vargas (centro) durante su campaña para ser electa como diputada por Puntarenas del Partido Liberación Nacional, sostiene una reunión con un grupo de productores del distrito Colinas del Cantón de Buenos Aires en octubre del 2021. Rafael Vargas / El Colectivo 506
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Katherine Stanley Obando
Katherine Stanley Obando
Katherine (Co-Fundadora y Editora) es periodista, editora y autora con 16 años de vivir en Costa Rica. Es también la co-fundadora de JumpStart Costa Rica y Costa Rica Corps, y autora de "Love in Translation." Katherine (Co-Founder and Editor) is a journalist, editor and author living in Costa Rica for the past 16 years. She is also the co-founder of JumpStart Costa Rica and Costa Rica Corps, and author of "Love in Translation."

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