¿Ha tenido usted la oportunidad de cruzar un puente colgante sobre algún río en Costa Rica? O ¿se ha bañado en piscinas de aguas termales, construidas en el puro corazón del río? Resulta que todas estas construcciones sobre los ríos costarricenses, hasta junio del 2022, no eran legales—o si lo fueron, tuvieron que pasar por una serie de procesos administrativos “engorrosos” para existir legalmente, según nos cuenta Federico Cartín Arteaga, fundador y director general de Rutas Naturbanas.
El primero de junio del 2022 el Diario Oficial La Gaceta publicó la tan esperada reforma a la ley que protege nuestros ríos y bosques, la Ley Forestal 7575. Desde ese momento la posibilidad para poder actuar sobre los ríos de Costa Rica se hizo oficial, con la incorporación de los artículos 33 bis (Infraestructura civil en áreas de protección urbanas y rurales) y 33 ter (Obras de recuperación y rehabilitación en áreas de protección en zonas urbanas y rurales). Sin embargo, la claridad que tanto se necesita para actuar correctamente aún no se tiene. La reglamentación de lo que establecen los artículos aún no ha sido creada por la Dirección de Aguas del Ministerio de Ambiente y Energía.
Para Federico, esta espero ha sido difícil, ya que sin esa claridad, el proyecto que lidera, Rutas Naturbanas, no ha podido concretar logros importantes.
Rutas Naturbanas propone conectar cantones y barrios de San José a través de la intervención de 25 km que, según el sitio web del proyecto, servirían para “conectar la ciudad aprovechando los ejes creados por los olvidados ríos Torres y María Aguilar, para permitir la conexión de las personas en la ciudad, pero quizás de mayor importancia, con nuestros ríos urbanos y sus maravillosos ecosistemas”.
El Colectivo 506 conversó con Federico sobre el proyecto y el futuro de los ríos urbanos. Federico dice que los ríos son “excelentes barómetros” para hablar de mucho más que agua limpia y biodiversidad. La salud de los ríos es un reflejo de la salud de la infraestructura vial, la eficiencia en la recolección de basura, el acceso a la vivienda, la cohesión de nuestras comunidades. Podemos ver en el río el impacto de las cosas que estamos haciendo mal.
A continuación presentamos extractos de la conversación con Federico, que han sido editados para facilitar su lectura.
En una ciudad con tantos retos, ¿por qué es urgente lograr la intervención de 25 km a la par de los ríos urbanos?
Por varios motivos. Primero, la forma de nuestra infraestructura de movilidad [en San José] está en función de las personas que no necesariamente viven en ella. Las vías están diseñadas para que la gente que no vive aquí pueda pasar por aquí para ir a otro lado, pero no están diseñadas para la gente que vive dentro de la ciudad: si uno vive en Barrio Luján y quiere desplazarse a Barrio México, no hay una forma clara de hacerlo. Entonces se trata de empezar a darle intra-movilidad a una zona donde la gente vive, habita, trabaja, juega, estudia.
Por otro lado, Costa Rica tiene un gran deber con los ríos urbanos. Tenemos la cuenca más contaminada de toda Centroamérica, que es de Río Grande de Tárcoles, y los ríos, principalmente aquellos que están en el Valle Central, son los que están contribuyendo a ese resultado. En la medida en que nosotros no logremos articular, entender, apreciar a los ríos urbanos de una forma distinta, a entenderlos y a valorarlos en todos sus servicios ecosistémicos y no nada más verlos como una fuente de agua y una cloaca, eso no va a cambiar. Hay una responsabilidad importantísima con el bienestar del río, la calidad del agua, y el medio ambiente.
[También urge] ofrecer rutas de movilidad que sean descarbonizadas. El poder pensar en que las personas puedan salir, ya sea para trasladarse de un punto a otro por cuestiones laborales o de estudio, pero también hasta el mismo punto de ocio. Un costarricense no debería de tener que irse a dos horas o a una hora y media a un parque nacional, con la inversión que eso representa, pudiendo tener como una una red de parques nacionales alrededor de su propia ciudad, en la propia sala. Debemos de tener una ciudad que manifiesta ese verdor en forma concreta en nuestra cotidianidad.
A la hora de reinterpretar esos espacios que normalmente están en zonas un poco más deprimidas económicamente, es una forma de generar un flujo de personas que van a reactivar muchas de las propiedades aledañas y estas propiedades pueden eventualmente albergar mayores densidades de personas que disfrutan de un espacio verde, pero también los flujos comerciales son capaces de poder generar eventualmente pequeños nodos de interés, donde aparecen pequeñas cafeterías o restaurantes, o estudios de yoga , o mariposarios, alrededor de las cuencas que pueden darle un valor importante a muchas comunidades que hoy por hoy están muy deprimidas y que tienen falta de acceso a muchos servicios, pero también a fuentes de empleo.
¡Imagínese hacer ecoturismo en San José! Poder decir “hice un bungee jumping de algún puente en San José y terminé andando en bicicleta durante 20 kilómetros. Y me fui a almorzar a Barrio México,o en Hatillo tal. Salí en los alrededores del Parque de La Paz y terminé volando un papalote”. Una oferta y experiencia de turismo urbano sería bien interesante para un país como Costa Rica, que se conoce por ecoturismo, pero no se conoce por la parte urbana.
¿Cuál es el estatus de Rutas Naturbanas, y los retos actuales?
Rutas Naturbanas tiene, en este momento, muchos frentes activos, pero estamos un poco retrasados.
Fue ya hace como un año y pico, que se hizo la reforma a la Ley Forestal. La iniciativa lo que buscaba era dar claridad en particular al Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC), a la Dirección de Aguas del Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE), y a SETENA, sobre las infraestructuras que pueden o no incorporarse en este tipo de cuerpos de agua y en las riberas de los ríos, y además por encima del espejo de agua.
Un caso [de la falta de claridad] es la construcción de un puente. Cada vez que necesitamos hacer un puente encima de un río, eso es un trámite que puede ser un poco engorroso. [Otro ejemplo es] algo tan sencillo como poder poner una red de esas que capturan residuos sólidos de las aguas pluviales de la ciudad, en ese momento era ilegal, lo cual iba en contra incluso hasta de la misma salud de la población y del propio río.
Hasta ese momento la ley no daba claridad sobre si se podía o no hacer todo eso. Una vez que pasamos la ley, quedaba en manos de la Dirección de Aguas del MINAE hacer la reglamentación correspondiente.
Sin esa reglamentación, muchos de los permisos para Rutas Naturbanas en las zonas en que tenemos que entrar al retiro del río, no pueden darse. [El retiro se refiere a la sección de tierra a partir del río que se considera Área de Protección, y en la que no se debe construir.] Entonces, eso es lo que nos tiene en este momento preocupados porque ya hace un año que se pasó esta ley pero sin el reglamento ninguno de los proyectos pueden avanzar… Necesitamos que este gobierno, por lo menos en esto, “se coma la bronca”, como dice el señor Presidente, y hagan el reglamento.
¿Cuáles son los componentes del proyecto que están esperando la reglamentación de los nuevos artículos de la ley?
Las Rutas Naturbanas de Escazú. Ahí queremos hacer el anuncio que no sólo tenemos el plan maestro, sino a dónde se va a iniciar, cuáles son los compromisos financieros de algunas de las empresas que van a patrocinar. Por otro lado, se están trabajando los diseños de dos segmentos, uno en Montes de Oca y Goicoechea y otro en Hatillo. También anunciamos hace poco, en conjunto con la Alianza Empresarial para el Desarrollo (AED), que en el inicio de la estación lluviosa vamos a empezar un proceso de arborización en Hatillo Dos.
Y por supuesto, los kilómetros que ya están prometidos, que ya tienen inversores, en La Uruca entre el Hotel San José Palacio y el Núcleo Sabana.
Entonces, el medio kilómetro ya construido en Barrio Tournón en el centro de San José, que se inauguró en enero del 2020—¿cómo se logró?
Se construyó fuera de la zona de retiro, porque de la forma que estaba planteado el proyecto, había un pedazo [de terreno] que [el Banco Central de Costa Rica] no necesitaba y que realmente no les servía, entonces pudimos construir en una en la parte construible del terreno.
Cuando iniciaron con este proyecto [en el 2016], ¿tenían más o menos claro cuál sería el plazo para desarrollarlo o eso ha ido cambiando en el proceso?
Siempre pensé que el proyecto se podía hacer en cinco años. Cinco kilómetros por año no es algo ambicioso en particular porque es una infraestructura relativamente sencilla. ¡No estamos hablando del arco norte de Circunvalación!. Pero [el atraso] se reduce al final a dos grandes cosas: voluntad política, y presupuesto. Y el presupuesto surge o nace de esa voluntad política.
Si el gobierno de la República o los gobiernos municipales tuvieran esto como algo que donde hay esa voluntad política de llevarlo a cabo, encontrarían los fondos.
Nuestra edición de febrero, “Desde el río”, busca entender no solo los retos de los ríos urbanos, sino también el impacto que ha tenido la designación de estos espacios como Corredores Biológicos Interurbanos. ¿Cómo valora el impacto de esa figura?
Aunque si bien Rutas Naturbanas no es creador de los Corredores Biológicos Interurbanos, creo que Rutas Naturbanas generó un cambio muy importante [para esa figura]: antes, se hablaba nada más desde la perspectiva del río sucio. Alguno que otro biólogo estaban muy preocupados por toda la parte del valor ecosistémico del río, pero estaba muy aislada del público en general. Rutas Naturbanas pone a la gente a soñar con algo. Más allá de, “¡Qué vergüenza! Huelen a caca y tienen basura”, pone en el imaginario nacional los ríos como una oportunidad de desarrollo, los ríos como una oportunidad de ocio, como una oportunidad de cultura y hasta como una oportunidad turística y de movilidad.
Entonces, Rutas hace esa conversación sexy. Ponemos a la gente a soñar en conjunto, en común. Creo que eso acelera muchos de los procesos de corredores biológicos, del Pacto por María Aguilar, la iniciativa Río Limpio del MINAE. Todas esas cosas no existían antes de que Rutas Naturbanas estuviera dentro del imaginario colectivo.
Espero que esos corredores biológicos y muchas de estas iniciativas nuevas no se queden en nada más que espacios de conversación o en espacios de ir a hacer limpieza a ríos. De nada nos sirve estar limpiando los ríos cuando la cantidad de cosas que lo están contaminando y las razones por las que nos están contaminando no se están materializando en inversión pública correspondiente. Un ejemplo puntual es el sistema de recolección de residuos sólidos en las ciudades: las bolsas plásticas en la calle inevitablemente tienen un impacto directo sobre la calidad de la limpieza de los ríos.
Pero en la medida en que los ríos están escondidos detrás de las casas y la gente no puede caminar a través de ellos, y no los ven como un espacio de ocio, no van a poder entender qué es lo que está pasando allá atrás. No pueden hacer una denuncia de que el vecino está botando todo lo que no logró vender de chatarra.
¿Qué debemos hacer los que empezamos a interesarnos en ese tema?
Es [importante] hasta hablar con los vecinos y vecinas de este proyecto y decirles, “Aquí hay una oportunidad. ¿porque no empujamos desde la municipalidad que queremos hacer esto acá?”.
Sí hay puntos de acceso al río, tratar de buscar si son terrenos públicos. Buscar hacer algún tipo de empate con la Asociación de Desarrollo Integral o de los vecinos, o con los síndicos del distrito, para poder hacer un proceso de mejoramiento.
Se trata de ir pensando en cómo podemos apoyar de una u otra manera estos pequeños espacios, organizándonos en nuestra comunidad para hacer siembras, para que los terrenos que están a la par del río, que tienen unas mallas espantosas, mover esa malla y poner una baranda de lado del río para que la gente no se caiga, pero dejemos que sea terreno más bien abierto para que la comunidad pueda apropiarse, que lo pueda convertir en un parque.
Y además tenemos otra gran ventaja, que es que tenemos Google Maps. Allí podemos ver todos los terrenos que están vacíos alrededor del río y entender quiénes son [los dueños] y buscar cuáles son las oportunidades. Es hacer un planteamiento de un proyecto o ver si hay un parque a la par de un río que podamos ir mejorando.
Se puede, desde la comunidad, hacer mucho. Tal vez no construir infraestructura, pero sí ayudar a visualizar que podemos tener un entorno del río que es mejor, que es positivo. Podemos construir comunidad, seguridad y un montón de cosas a través de proyectos sencillos.