El mes: marzo de 2020. El estado de ánimo: conmoción, pánico y aburrimiento.
Miles comenzaron a hacer pan de masa fermentada. Pero no en esta cocina costarricense.
Allí, una madre de tres hijos decidió enfrentarse a una receta que ni siquiera su familia, obsesionada con la cocina, estaba acostumbrada a preparar, una que había sido demasiado onerosa para su madre o incluso para su bisabuela, la mente maestra de la cocina de la familia. La búsqueda épica que eligió emprender es una tradición de Semana Santa, miel de chiverre. El orbe pálido, modesto y de cáscara dura guarda un secreto: transformar esta calabaza en mermelada espesa y dulce no lleva horas, sino días.
En un momento en que la vida se había movido a lo virtual, siguió las instrucciones de un amigo desde el encierro y publicó su progreso en Facebook. Día uno, asado. Día dos, drenaje. Los días siguen pasando, con nuevas formas de extraer cada onza posible de líquido: golpearlo, colgar, secar al sol, pasar por la lavadora. Una vez colado de tanta forma como es posible, se hierve con tapa dulce y clavo, canela, o el toquecito de uno.
Cuando finalmente estuvo listo, lo escondió en empanadas dulces, la masa hecha con una receta que la bisabuela sí dejó atrás. Los apilóen un plato. Probó, suspiró, se recuperó.
¿Delicioso? Sí. ¿Otra vez? Nunca. Volverá feliz a las tranquilas filas de los compradores de miel de chiverre. Pero no se puede asar un chiverre con Zoom, y no puede escucharlo en la lavadora sin reírse. Durante las semanas que pasaron en un puro estrés en un mundo virtual, los ciclos de noticias y los rastreadores de casos, el chiverre les dio una tarea a sus manos.
Durante un tiempo de aislamiento, reunió a los cinco alrededor de la mesa.
Durante una estación seca, calurosa y ansiosa, les recordó que podían hacer su propia dulzura.
Inspirado en la historia de Ana María Camacho y la experiencia durante la pandemia haciendo miel de chiverre por primera vez. Nuestra columna semanal de Media Naranja cuenta breves historias de amor con un toque costarricense. Durante nuestra edición de mayo, “Comida que arraiga”, nos estamos enfocando en la relación de los costarricenses con su propia cocina.