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Noticias falsas y la próxima generación en Costa Rica

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La cuarta de cuatro partes en nuestra serie sobre la desinformación en Costa Rica.

“Yo recibí educación cívica y era un chiste”, dice el periodista Ernesto Núñez. “Nos mostraban un periódico y decían: ‘Aquí es donde puede aprender’. Nada de lectura crítica. Y hasta la fecha es así.» 

“Desde el punto del chequeo de datos y desinformación, hay un problema y es que nosotros llegamos cuando ya la enfermedad está”, dice Darío Chinchilla, cofundador de Doble Check. “Los chequeos… son buenas, desde una perspectiva histórica, efectivamente para que haya un registro de cuáles eran los mejores datos… pero ya circuló la desinformación. Lo mejor es trabajar desde la prevención.”

Hemos pasado este mes analizando cómo los medios nacionales y locales están trabajando para combatir la desinformación y las noticias falsas en Costa Rica. Hemos entrevistado a los fundadores de los esfuerzos de verificación que investigan y denuncian informes erróneos, y a periodistas locales que trabajan con sus contactos todos los días para corregir rumores. Pero un hilo común atraviesa todas las entrevistas realizadas sobre este tema: la necesidad de una mayor alfabetización digital entre la población. 

Frente a la incapacidad generalizada para distinguir los hechos de la ficción, ¿pueden lograr un cambio los esfuerzos de verificación, o los medios locales que trabajan arduamente por la sostenibilidad? ¿Qué se puede hacer para empoderar más a los jóvenes de Costa Rica?

Abriendo espacios para los estudiantes

Radio Batalents, en Bataan de Limón, no es una iniciativa de verificación. Ni siquiera es una iniciativa de periodismo, exactamente. Es una radio comunitaria que, sorprendiendo incluso a sus creadores, ha establecido una especie de micrófono abierto para maestros y jóvenes de esta comunidad caribeña y los alentó a compartir sus historias, y sí, ocasionalmente corregir la desinformación.

Radio Batalents surgió a principios de 2020 del departamento de música del Colegio Técnico Profesional de Bataan o CTP. Bladimir Alvarado Alvarez, quien enseña música tanto en la escuela como en la Universidad Florencio del Castillo, dice que un colega sugirió la creación de una estación de radio casi como una broma. Sin embargo, la broma se mantuvo, y después de obtener la aprobación del director, la transmisión comenzó el 2 de marzo de 2020.  

“Superó las expectativas”, dice. “Nos sorprendimos mucho porque la institución oscila 1.500 estudiantes y resulta que el día que nos lanzamos, tuvimos más de 1.500 visitas” a una publicación sobre el proyecto de radio creado por el profesor de inglés de CTP, Arturo Barrantes.

Solo 11 días después, las lecciones se suspendieron debido a la pandemia global, y Radio Batalents tomó una nueva vida. La radio digital se convirtió en una fuente esencial de comunicación entre los profesores de la escuela y sus alumnos, atrapados en casa. Los maestros comenzaron a compartir información e incluso clases a través de la radio, ganando reconocimiento a nivel nacional entre los educadores.

La lucha de Costa Rica contra las noticias falsas

“Los primeros meses emitimos las conferencias del Ministerio de Salud”, dice Arturo. “El MEP [Ministerio de Educación Pública] tomaba decisiones y eso se divulgaba”.

En lo que respecta a las noticias falsas que se extendieron como la pólvora en Bataan y en todo Costa Rica y el mundo, Arturo dijo que a través de Radio Batalents y la página de Facebook de la escuela, alentó a los estudiantes a verificar la fuente.

“‘¿Quién está divulgando la información?, si esta información se replica en otro medio’, para evitar noticias como el desinfectante para el COVID, o la vacuna tiene el microchip de BIll Gates”, dice. “Trato de curar lo que se comparte”.

A través de la edición nocturna de podcasts de los estudiantes y la preparación de contenido temprano en la mañana antes de sus deberes docentes, Bladimir y Arturo dicen que ellos y sus colegas han trabajado para empoderar tanto a sus estudiantes como a sus colegas maestros en lo que respecta a las comunicaciones. Ambos coinciden en que la desinformación entre los estudiantes es un problema urgente (“WhatsApp es fatal en ese sentido”, dice Arturo), y que el sistema de educación pública debe incorporar mucho más contenido y espacio para enseñar a los estudiantes sobre pensamiento crítico.

Sin embargo, Arturo también señala que una radio para estudiantes y profesores no solo corrige la desinformación dentro de una comunidad; también puede ayudar a corregir percepciones falsas o limitadas a nivel nacional sobre esa comunidad.

“Hay mucha gente que no sabe qué es Limón, y hay que divulgarlo: que Limón no es lo terrible”, dice. “Como medio tenemos que divulgar esa parte del Caribe que a veces los medios grandes no lo dan. Informamos a los profesores que colaboran y los colaboradores: esto es un podcast, esto es un blog. Para que cada uno aprenda cómo son esas herramientas y divulgar”.

Su calidad de sonido no siempre es buena, con la mayoría de los colaboradores grabando en sus teléfonos, pero Arturo dice que atesora “los gallos que se escuchan de fondo, el ruido. Lo que creo es que somos regionales y somos rurales, entonces no podemos quitar eso. No tenemos una cabina real. La gente va a escuchar lo que somos…. No solo lo que dicen los medios grandes, que es, mataron a una persona en Limón”.

‘Periodismo tan malo ¡que wákala!

Ernesto Núñez también se inició en la radio estudiantil. Salió por la puerta a toda velocidad. Para este joven periodista obsesionado con encontrar nuevas formas de corregir la mala información—“Terminé la cobertura de las elecciones presidenciales de 2018 al borde de una depresión clínica”, dice—la clave es hacer que la verificación de datos sea divertida. 

Cuando siendo un estudiante de 21 años en la Universidad de Costa Rica, se le ofreció la oportunidad de hacerse cargo de un horario en la radio universitaria, “hice un análisis de lo que se estaba haciendo antes y decidí volármelo”, dice. “El programa que fundamos lo que buscaba era enfocarse en la cobertura de la realidad universitaria y nacional para el público juvenil universitario. Para llegar a ese público decidimos que tenía que ser un periodismo tan, tan bueno que hasta daba risa. El periodismo tiene a ser una experiencia agradable”. 

El programa de radio, “La Doble Tracción”, se convertiría en su propia organización mediática con el mismo lema (“periodismo tan buena que da risa”). Su proyecto “Los Guachis”, presentado en la historia de la semana pasada en El Colectivo 506, cuestiona a los gobiernos locales y pide a los ciudadanos de los municipios que se involucren. 

Su proyecto de verificación de datos sigue el enfoque de Ernesto de “volármelo”.

Los medios regionales y la desinformación en Costa Rica

“En este país hay muchos medios que hacen el factchecking, pero nadie hace el checking a los medios de comunicación,” dice, por lo que La Doble Tracción lanzó un proyecto el año pasado para hacer precisamente eso. ¿Su nombre? El Mierdetector, que no solo denuncia información incorrecta o prácticas periodísticas, sino que invita a los lectores a ponerse en contacto directamente con los autores para quejarse. Una de esas llamadas hizo que más de 300 lectores se inclinaran hacia el autor de una historia, dice Ernesto.

El proyecto llamó la atención del Centro Internacional para Periodistas (ICFJ) y, con el apoyo de esa organización global, amplió su alcance, y fue rebautizado con un nombre un poco más recatado, el Wakalatector Sin embargo, su cuenta de Twitter todavía tiene un emoji de caca sonriente.

A través del ICFJ, el proyecto lanzará capacitaciones de desinformación en octubre para líderes comunitarios en los municipios donde Los Guachis está activo: Santo Domingo de Heredia, Montes de Oca y Pérez Zeledón.

Para Ernesto, si bien mejorar la educación cívica pública es absolutamente esencial para el futuro de la democracia costarricense, el tiempo es demasiado corto para que el periodismo se quede en sus manos. La lucha contra la información engañosa y falsa de los medios de comunicación y los gobiernos locales necesita más manos y ojos. Es por eso que La Doble Tracción espera construir una ciudadanía más empoderada, una comunidad a la vez.

“Los vamos a convertir en wakalatectores”, dice.

Las elecciones que se avecinan

Ernesto no es el único que siente una sensación de urgencia, o incluso una sensación de ruina inminente. Las divisivas elecciones presidenciales de 2018 en Costa Rica y la gran variedad de información errónea compartida durante la campaña fueron la chispa de tantos esfuerzos de verificación aquí, incluidos #NoComaCuento y Doble Check. No es de extrañar que los temores sobre las elecciones de 2022 corran como un tambor a lo largo de las entrevistas de esta edición.

Varios entrevistados describen lo difícil, o incluso imposible, que puede ser corregir la desinformación a mitad de campaña cuando no se ha generado confianza y no se ha prestado atención durante los cuatro años que transcurren entre elecciones.

“La gente sigue votando porque hay como un chip de que sienten que parte de ser costarricense es ir a votar”, dice Vanessa Beltrán, quien lleva años examinando la división urbano-rural de Costa Rica en el Centro de Investigación de Estudios Políticos (CIEP) de la UCR. “Pero en cuanto al significado de por qué voy, por qué me enlazo con este candidato y no ese otro, hay una sensación de desencanto y de abandono del estado”.

Y cuando el gobierno o los partidos políticos se hayan alejado de las comunidades rurales, “esas sillas no se quedan vacías”, dice. Entidades como organizaciones religiosas intervendrán y brindarán servicios básicos y sí, también información. “La iglesia organiza los almuerzos para darle a los chiquitos comida, recoger la basura donde la basura no pasó”.

Los medios locales de Costa Rica y la lucha por sobrevivir

¿El primer paso para solucionar esto? “Darles el micrófono. Poner el spotlight en esas demandas de la forma de cómo vive la gente”, dice. “No es igual cómo se vive el narcotráfico en Desamparados de cómo se vive en Jacó”. La clave es ver esas diferencias “sin jerarquizarlas…es fundamental pensar desde y no sobre las comunidades. No ir yo con mi lupa de investigadora o mi grabadora de periodista para investigar y estudiar lo que ‘los pobrecitos’ de Upala sienten, sino ser un canal de comunicación o mediación entre lo que la gente de las mismas comunidades están diciendo”.

Una y otra vez, las conversaciones sobre posibles soluciones a las crecientes brechas de comprensión e información de Costa Rica terminan en el ámbito de los medios locales.

“Estoy muy preocupada por la próxima campaña electoral, por lo que podría pasar con la desinformación”, dice Kattia Bermudes, la periodista de La Nación que ayudó a crear el directorio nacional de medios locales y regionales de Punto y Aparte. «Por eso es importante desde ahora fortalecer esos medios” regionales.

¿Recuerdan a Sofía Chinchilla, implementando #NoComaCuento de La Nación desde la mesa de su cocina en Cartago? Si bien la financiación internacional para la iniciativa de medios regionales de ese esfuerzo terminó a principios de este año, ella dice que está entre los muchos que esperan que los medios regionales sean un cortafuegos contra la información errónea en los próximos meses.

“Me parece muy importante que los periodistas de medios regionales estén atentos a la desinformación que podría estar circulando”, dice.

Los periodistas regionales están de acuerdo. Y para Marcela Delgado, al menos, está muy claro desde donde se sienta que los medios locales ejercen un poder único para combatir la desinformación. ¿La fuente de ese poder? Lo mismo que le ha permitido encontrar un equilibrio personal: mudarse a casa para estrechar y profundizar su influencia y alcance.

“El primero año no van a ganar nada y probablemente van a morir de hambre”, dice, resumiendo los consejos que da a los nuevos fundadores de los medios locales que buscan consejo en San Carlos Digital, que ya tiene cinco años. “Pero después van a decir, ‘Aquí estoy.’ Eso es muy importante. ¿Por qué? Porque cuando uno avanza y tiene hijos empieza a entender que ese ritmo de vida no te va a funcionar. Trabajo o mi familia, ¿qué hago? Y en estos proyectos, vos encontrás el equilibrio. Estás en tu pueblo, normalmente trabajas desde la casa. Estoy en mi casa en este momento. Mi hija acaba de entrar y me dio un plato de comida.

“Esta proliferación de pequeños medios chiquitos e hiperlocales es lo que necesita el país, porque son tus vecinos informando a tus vecinos”, agrega. “¿Qué es más fácil, confiar en Marcela que usted ya conoce, que está aquí en su casa en shorts y chancletas, o confiar en Ignacio Santos en San José?”

En este mes de setiembre lo que nos ocupa en El Colectivo 506 es la salud de nuestra democracia, y cómo la desinformación está causando enfermedades y síntomas en nuestra sociedad. Viva con nosotras un mes detrás de bambalinas de las noticias de Costa Rica: “Infodemia”. Vea la edición completa aquí. Nos complace trabajar con el artista y diseñador gráfico Allan Fonseca, quien creó las ilustraciones para “Infodemia”. Conozca más del trabajo de Allan aquí.

Les presentamos ‘Infodemia’

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Katherine Stanley Obando
Katherine Stanley Obando
Katherine (Co-Fundadora y Editora) es periodista, editora y autora con 16 años de vivir en Costa Rica. Es también la co-fundadora de JumpStart Costa Rica y Costa Rica Corps, y autora de "Love in Translation." Katherine (Co-Founder and Editor) is a journalist, editor and author living in Costa Rica for the past 16 years. She is also the co-founder of JumpStart Costa Rica and Costa Rica Corps, and author of "Love in Translation."

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