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jueves, marzo 28, 2024

Turismo en comunidades indígenas en Costa Rica: Maleku y Ngöbe

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Tiiiii di, titi, titi. Tiiiii di, titi, titi. Un tucán de pico castaño canta con todas sus fuerzas en el bosque mientras Mariano Marquinez Montezuma graba las respuestas a mis preguntas en su celular. Mariano, un indígena Ngöbe, está en el corazón de la Península de Osa, y me está contando cómo se vive el turismo en su territorio indígena.

“La gente a veces viene a ver belleza”, dice. “Belleza quiero decir un lugar de puro cemento, un lugar lindo, con cerámica. El mío es un lugar pobre, un lugar rústico, no hay nada de lujos … no es como la playa que hay cosas de lujo, internet, carro, avión. Así no es mi lugar.

“Lo que sí tenemos es la riqueza natural,” dice Mariano mientras el tucán continúa su canto en el fondo. “Tenemos nuestros idiomas, tenemos nuestras costumbres, nuestra cultura, nuestra tradición, nuestra historia. Esa es la riqueza que tenemos, eso es lo que le ofrezco al cliente que me visita. No tengo otra cosa que inventar. Yo tengo conocimiento propio que aprendí de mis antepasados”.

La comunidad Ngöbe es el tercer grupo indígena más grande de Costa Rica. Cuentan con cinco territorios, de los cuales el Territorio Indígena de Osa es el que tiene menor población, según el Instituto de Estadística y Censo (INEC).

Fotografías de actividades en Aguas Ricas Lodge Tour Cultural en Península de Osa, cortesía de Mariano Marquinez Montezuma, dueño del emprendimiento turístico.

La comunidad indígena Maleku sólo tiene un territorio, Guatuso, y es el grupo indígena más pequeño de Costa Rica con poco más de 1.400 personas que se identifican como tal, según el INEC. Hiqui Morera Castro, líder comunal y empresaria de turismo indígena en ese territorio, dice que en las tres comunidades o palenques, apenas viven 650 personas.

Conozcámos estos dos pueblos indígenas y sus ofertas turísticas más de cerca.

Pueblo Ngöbe y el Territorio Indígena Osa

“Es importante aclarar que todo lo que yo comparto con los clientes son historias”, dice Mariano. “La comunidad ya no vive de eso. Es lamentable, pero es la verdad. Si yo digo que yo vivo practicando [lo que les muestro] estoy mintiendo. Yo hablo de las historias pasadas. Yo cuento lo que yo viví en mi niñez con mi padre, mi abuela, mi familia”.

Mariano es uno de los pocos indígenas Ngöbe que ofrecen servicios turísticos; su proyecto se llama Aguas Ricas Lodge Tour Cultural. Él no se atreve a comentar sobre qué hacen las otras tres o cuatro personas que también operan oferta turística en el Territorio Indígena de Osa, y una búsqueda en línea no me permite encontrar ninguna referencia. Lo que sí es muy común es encontrar la oferta de artesanía Ngöbe-Buglé caracterizada por la vestimenta tradicional de las mujeres de este grupo que trasciende la frontera entre Panamá y Costa Rica, ya que el pueblo Ngöbe-Buglé es un grupo étnico que pertenece a ambos países.

Fotografías de Aguas Ricas Lodge Tour Cultural en Península de Osa, cortesía de Mariano Marquinez Montezuma, dueño del emprendimiento turístico.

“Si llega el cliente, le enseñamos cómo la gente hacía las ceremonias para recibir a los visitantes”, dice Mariano. “Yo vendo la experiencia de lo que yo viví. Algunas cosas todavía se hacen pero ya no tienen fuerza. Les hablamos de las costumbres. También les presentamos la historia del territorio, ¿cómo está organizado? Les hablamos del Parque Nacional Corcovado. Luego vamos a hacer una caminata, que tienen diversidad de cosas que compartir: las plantas medicinales, comidas naturales, lo que haya en el sendero. Pilamos arroz en un pilón. Molemos maíz en piedra como era antes. Les damos una breve escuela de idioma”.

Mariano cuenta que en su tour se puede hablar desde cómo atrapar malos espíritus de la manera tradicional, hasta la realidad de su pueblo, que enfrenta la pérdida de la cultura y el territorio.

“La tenencia de tierra es un problema a nivel nacional en todos los territorios indígenas”, dice. “Es algo que se ha agarrado como rutina, como costumbre, porque no ha habido recuperación de tierra por el Estado y más bien ha habido invasión”.

En cada territorio indígena hay una escuela que por ley da clases de idioma y cultura, y según Mariano las clases son cuatro horas a la semana, cantidad que para él es insuficiente: “siempre lo he calificado como una burla, no es una enseñanza”.

Otro problema que ve él es que los nombramientos de estos profesores no se hacen de forma que asegure que sean personas comprometidas con su cultura. Además asegura que la evaluación del progreso de los estudiantes no es estricta, lo que le hace pensar que no se le da importancia.

Fotografías de actividades en Aguas Ricas Lodge Tour Cultural en Península de Osa, cortesía de Mariano Marquinez Montezuma, dueño del emprendimiento turístico.

“No ha habido presión a los niños que se dediquen a hablar y escribir de verdad [el idioma Gnöbe], y si tiene baja la nota no debería pasar el grado”, explica. “Eso debería ser así, pero es todo lo contrario. Somos pocos lo que todavía conservamos”.

Es por eso que para Mariano no hay nada que le dé más energía que un turista preguntón.

“A mi me motiva eso, a mi me gusta que la gente me pregunte,” comenta. “Uno ve que los clientes están interesados. Cuando me preguntan eso, me motiva”.

Pueblo Maleku y el Territorio Indígena Guatuso

Hiqui Morera Castro es la hija del jaguar. Ese era el nombre de su padre en el idioma Maleku— Tafa, o “espíritu del jaguar”—y por eso ella decidió nombrar su emprendimiento indígena Rancho Maleku Tafa Urijif, o Rancho Maleku La Hija del Jaguar.

Fotografías de actividades en Rancho Maleku Tafa Urijif en Territorio Indígena Guatuso, cortesía de Hiqui Morera Castro, dueña del emprendimiento turístico.

Según Hiqui, el emprendedurismo en el Territorio Indígnea Guatuso inició cuando su padre, quien era un actor conocido en Costa Rica, siguió el consejo de un amigo.

“El productor de Canal 7 le dijo en una ocasión, ‘Tafa, ¿por qué si hay tanta gente que lo quiere conocer, por qué usted no hace algo como excursiones, que la gente vaya para allá a conocerlo, ustedes ofrecen sus plantas medicinales y su cultura?’, recuerda. “Pues la idea a mi papá le sonó muy bonita y fue así como inició el turismo acá en la zona”.

Hoy en día hay alrededor de 18 emprendimientos de turismo en el territorio. Esto ha permitido un encadenamiento económico que no sólo beneficia a las familias que han emprendido, sino a muchas otras que son empleadas dentro de los diferentes proyectos. Algunos de ellos son: Reserva Indíngena Maleku, Centro turístico Croku Y Ú, Asociación de Desarrollo Maleku, Territorio Indígena Maleku-Rancho Tojijifuru, Artesanía Indígena Maleku Chiquijuejueba, Tour Cultural Maleku Caroqui Ú, Maleku Indian Reserve Costa Rica, Artesania Maleku Massuruk, Turismo Indígena Maleku Tuina Fueja.

“Yo le puedo decir que hubo un cambio increíble en nuestra comunidad después del turismo», cuenta Hiqui. “Muchas familias empezaron a preocuparse por seguir manteniendo su cultura. Algunas personas que ya se estaban despreocupado por su cultura, volvieron a su cultura porque vieron que había también una oportunidad de trabajo a partir de ello. Se comenzó a hacer artesanía ya no sólo como uso de la casa, sino como souvenir, entonces eso vino a ayudar muchísimo a la comunidad”.

Hiqui describe a su pueblo Maleku como una comunidad trabajadora, amante del medio ambiente y también guerrera.

Fotografías de actividades en Rancho Maleku Tafa Urijif en Territorio Indígena Guatuso, cortesía de Hiqui Morera Castro, dueña del emprendimiento turístico.

“La historia de nuestros ancestros fue bastante difícil”, dice Hiqui. “Una de las razones por la cual somos el pueblo más pequeño de Costa Rica es por un enfrentamiento que hubo en 1860 contra los nicaragüenses donde muchos Malekus perdieron sus vidas y algunos fueron llevados a Nicaragua como esclavos. A partir de ahí hubo un cambio de vida muy drástico porque se perdió mucho el territorio. Actualmente la cantidad de territorio que está en manos de las personas que somos Maleku es muy poca y ahorita se está tratando de recuperar esos territorios”.

Según Hiqui, los retos que vive el pueblo Maleku no son diferentes de los que Mariano y todas las personas que hemos entrevistado para esta serie de turismo en territorios indígenas de Costa Rica han mencionado: “Uno de los principales problemas que existen en la comunidad son los vicios. Es una de las problemáticas en todas partes y no hemos sido lejanos a eso. Hemos tenido que trabajar en conjunto en la comunidad para tratar de erradicar en la medida de lo posible este tipo de situaciones.

“A nivel territorial, uno de los problemas que tenemos es que hay familias que no tienen un terreno para poder cultivar, sino que tienen únicamente donde están construidas sus casitas, y por esta razón se está luchando para recuperar el territorio”, agrega. Hiqui cuenta que esa lucha ha sido difícil, en especial porque la personalidad guerrera de los Maleku les ha llevado a enfrentamientos con las personas no indígenas que se han apropiado de su territorio. “Esto ha traído mucha tensión dentro de la comunidad”.

Pero ve muchas otras similitudes entre los pueblos indígenas, más allá de sus luchas.

“Una cosa que nos hace similares es el respeto por la madre tierra, el respeto por nuestro creador Tocu. Así como hablan los Bribris de Sibú, igualmente para nosotros es la principal entidad sobre la formación de la tierra y de las cosas que hay en nuestro planeta”, dice Hiqui, quien además habla con gran pasión sobre la protección del medio ambiente y la recuperación de los bosques que se han deforestado en manos de no-indígenas.

“Una de las cosas que hacemos nosotros es el tratar de pensar en reforestar, en tratar de rescatar nuestros bosques”, dice. “Creemos que una de las cosas principales para nosotros mantenernos vivos, es el hecho de cuidar nuestra madre tierra”.

Fotografías de actividades en Rancho Maleku Tafa Urijif en Territorio Indígena Guatuso, cortesía de Hiqui Morera Castro, dueña del emprendimiento turístico.
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Mónica Quesada Cordero
Mónica Quesada Corderohttp://www.mqcphoto.com
Mónica (Co-Fundadora, Editora Gráfica) es una galardonada fotoperiodista con 15 años de experiencia en el desarrollo de proyectos fotográficos en el área editorial, retrato, vida silvestre, comida y arquitectura. Además, cuenta con experiencia en escritura y redacción y una maestría en Producción Audiovisual y Multimedia. Mónica (Co-Founder, Graphic Editor) is an award-winning photojournalist with 15 years of experience developing photographic projects in the editorial, portrait, wildlife, food and architecture areas. In addition, she has experience in writing and a master's degree in Audiovisual and Multimedia Production.

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